El Pesebre de Can Roseta TURISME GIRONÈS
El belén gigante escondido en un bosque de Girona: 800 m2 de naturaleza con 85 monumentos de Cataluña en miniatura
En el particular pesebre convive el nacimiento de Jesús con Gaudí, Dalí y Josep Pla, entre otros
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El pesebre es una institución en Cataluña. Figuras como el caganer o el pixaner son un claro ejemplo de ello. También los belenes vivientes son muy conocidos en la comunidad autónoma. Y hay otras sorpresas.
Cada invierno, entre diciembre y febrero, se monta un belén monumental de 800 metros cuadrados en un bosque de Girona. Una de las obras navideñas más singulares de Cataluña.
Conocido ya por reunir 85 monumentos del territorio en miniatura, el pesebre añade escenas de decenas de oficios tradicionales y otras propias del relato bíblico, todas reinterpretadas con materiales naturales.
La idea, creada y desarrollada durante más de 25 años por una sola persona, es poco conocida pero, a su vez, un referente artesanal y cultural de la zona.
Quién está detrás
Todo parte de Remei Mulleres, una vecina de la zona apasionada del trabajo manual. Ella sola decidió crear pequeñas reproducciones de edificios que admiraba.
Aquella iniciativa, que comenzó como un entretenimiento personal, acabó transformándose en un proyecto artístico único de gran escala.
Dónde es
Poco a poco, a lo largo de los años, Remei ha dedicado miles de horas a modelar edificios, personajes y escenas que hoy forman parte de un recorrido de 800 metros cuadrados, completamente integrado en el entorno forestal.
No hay equipo, no hay patrocinadores: solo ella, sus obras y el bosque de Cartellà, en el término municipal de Sant Gregori. Y el resultado es de lo más original.
Es una instalación artesanal al aire libre que recrea el territorio catalán en miniatura mediante figuras y construcciones elaboradas íntegramente con corcho, piedra y materiales naturales. Su nombre es Pesebre de Can Roseta, aunque popularmente se conoce como la Catalunya de Suro.
Un nacimiento en Cataluña
Se trata de una obra de arte efímera que solo se puede ver unas pocas semanas al año. Un pesebre donde los paisajes de Oriente Medio se convierten en entornos catalanes. Así, el nacimiento de Jesús sucede en un paisaje reconocible y cercano.
Remei lo ha hecho a propósito: combina tradición y cultura popular. Aunque lo que más sorprende es la precisión con la que están reproducidos muchos de los edificios más emblemáticos de Cataluña. En total, son 85 monumentos catalanes repartidos por todo el recinto, que conviven con escenas tradicionales y figuras artesanales.
Monumentos catalanes
Entre ellos destacan las 37 iglesias de la Vall de Llémena, recreadas una a una; iconos como la Sagrada Família, el Museu Nacional d’Art de Catalunya (MNAC) o castillos y ermitas de toda la geografía catalana; y 22 oficios tradicionales, desde panaderos hasta herreros, alfareros o tejedores, que muestran cómo era la vida rural antes de la mecanización.
Como pasa con los caganers, en este pesebre tampoco faltan los personajes célebres. Aquí conviven Gaudí, Salvador Dalí, Josep Pla, Jacint Verdaguer y Narcís Monturiol, incorporados de forma simbólica al paisaje.
Reproducción de Montserrat del Pesebre de Can Roseta TURISME GIRONÈS
Durante la visita, es habitual que la autora, la propia Remei, ejerza de guía informal. Ella está encantada de compartir historias de cómo nacieron las piezas, anécdotas de construcción o curiosidades del territorio representado. Un verdadero homenaje cultural, un mapa artístico de Cataluña visto a través del material más humilde: el corcho.
Lo mejor de todo es que Remei no cobra por entrar. Desde el parking hasta la entrada es gratis. Aunque la autora acepta aportaciones, cada uno es libre de ofrecerlas o no. Los grupos organizados pueden visitarlo fuera del horario habitual por 2 euros por persona, con reserva previa.
Cómo llegar
Llegar es relativamente sencillo. El Pesebre de Can Roseta está situado en el Diseminat Afores, 81, Sant Gregori (Girona), en pleno bosque de Cartellà. Desde Girona ciudad, tan solo se tarda 10 minutos en coche.
Desde aquí, se toma la C-65 hasta el desvío por la GI-531 hacia Sant Gregori. Desde Barcelona, el trayecto es casi el mismo, pero antes se debe coger la AP-7, tomar la salida 6B e incorporarse a la N-II. El viaje dura aproximadamente una hora y cuarto.
