El pueblo abandonado de Tarragona que resucita por Navidad, la Masia de Castelló

El pueblo abandonado de Tarragona que resucita por Navidad, la Masia de Castelló L'HOSPITALET DE L'INFANT

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El pueblo abandonado de Tarragona que resucita por Navidad: un pesebre obra el milagro

Una asociación recupera también los viejos oficios de esta localidad deshabitada

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Cataluña está repleta de pueblos abandonados, pero hay uno que cada mes de diciembre, como si fuera el milagro de Navidad, renace y se llena de vida. Un fenómeno difícil de encontrar, pero digno de ver.

Es sabido que los catalanes tienen tradiciones particulares para estas fechas: los canelones, el Tió, la escudella… y otra que tiene algo que ver con la representación y la magia: los belenes vivientes.

Distintas localidades de Cataluña aprovechan el relato religioso de la Navidad y la tradición de montar el belén para convertir esas figuras en personas de carne y hueso. Pero hay uno muy especial.

Se celebra en la Masia de Castelló, en el término municipal de Vandellòs i l’Hospitalet de l’Infant (Tarragona), un antiguo pueblo abandonado desde mediados del siglo XX. Aquí, entre casas derruidas, cada diciembre se da el milagro de la Navidad.

Dónde está

La localidad vuelve a la vida gracias al llamado Pessebre dels Estels (el belén de las estrellas), uno de los belenes vivientes más singulares y emocionantes del país.

En sus callejuelas estrechas, en sus casas de piedra y en sus antiguos corrales se recrea un universo que mezcla escenas bíblicas con oficios tradicionales, recuperando un patrimonio cultural que parecía destinado a desaparecer.

Un pueblo abandonado

Lo que distingue al Pessebre dels Estels de otros pesebres vivientes es precisamente su ubicación. Masia de Castelló no es un decorado construido para la ocasión, como ocurre en otros puntos de Cataluña, sino un antiguo pueblo fantasma que despierta de su letargo.

Mientras el silencio impera el resto del año, antes de Navidad las antiguas casas resucitan y se llenan del sonido de las hogueras, el murmullo de actores y visitantes, el golpe del martillo sobre el yunque o el crujido de la leña en el horno de pan.

Pero hay más. Este pueblo se ilumina con antorchas y luces tenues, creando un ambiente íntimo. De ahí su nombre: el belén de las estrellas, porque el cielo oscuro del Baix Camp se convierte en parte del espectáculo.

Todo ello ayuda a adentrarse en escenas que combinan el relato bíblico de la Navidad con la vida rural que existió aquí hasta mediados del siglo XX. Y es que aquí, junto al nacimiento, la huida a Egipto y el anuncio a los pastores, se recuerda cómo fue este rincón de Tarragona.

Oficios tradicionales

En el camino se muestran oficios que han desaparecido de la vida contemporánea. Panaderas amasando y horneando en hornos de leña, herreros trabajando el metal en pequeños talleres rehabilitados, campesinos limpiando grano a la vieja usanza, artesanos tejiendo, carpinteros serrando madera o familias enteras que reconstruyen el día a día de un mundo que se ha ido.

El resultado es un viaje al pasado que permite comprender cómo funcionaba la vida en los pueblos de montaña antes de la llegada de la electricidad y la mecanización agrícola. Por tanto, el Pessebre dels Estels es también una historia de recuperación patrimonial.

Quién está detrás

Los responsables de este milagro son los miembros de la Associació Masia de Castelló. Esta organización lleva casi tres décadas trabajando para dar vida a este enclave abandonado.

Gracias a su labor, muchas de las antiguas casas se han estabilizado, algunos espacios se han rehabilitado y numerosas escenas se han enriquecido con nuevos detalles y elementos históricos.

Cada edición supone un reto comunitario en el que participan voluntarios de distintos pueblos de la zona, lo que refuerza el carácter colectivo y emocional de la iniciativa. El resultado no es solo un belén viviente, sino un gesto de resistencia cultural frente al olvido y la despoblación rural.

La edición de este año, que finaliza este 14 de diciembre, ha introducido mejoras en el recorrido, nuevas escenas y una iluminación más cuidada, respetando siempre el ambiente natural y la estética sobria del pueblo.

Visita al pesebre

El pesebre también mantiene un aforo limitado mediante entradas por franjas horarias, con el objetivo de preservar la experiencia tranquila y evitar aglomeraciones en calles que, por su propia estructura, son estrechas y sinuosas.

Con el calendario tan avanzado, quedan muy pocos días para disfrutar de este espectáculo, pero la Masia de Castelló, un año más, ha vuelto a la vida. La magia del Pessebre dels Estels ha obrado el milagro de nuevo.