El pueblo medieval de Girona con una catedral sin obispo, según National Geographic: está a 17 metros de altitud sobre el nivel del mar

Nos gusta tanto descubrir pueblos catalanes porque cada uno de ellos combina de forma natural paisaje, historia y carácter propio. En muy poca distancia puedes pasar de montañas verdes a calas mediterráneas, de calles medievales a plazas tranquilas donde la vida va más despacio. En estos pueblos se respira autenticidad: la arquitectura de piedra, las tradiciones locales, los mercados, los acentos, el olor a pan o a leña y las conversaciones con gente del lugar. Todo invita a pasear sin prisa, a detenerse en un mirador, a probar un vino o un plato típico, a sentir que el tiempo se estira. Descubrirlos es reconectar con lo sencillo, con la belleza cotidiana y con una identidad cultural muy viva, y por eso volver a ellos siempre nos resulta tan placentero.

Uno de estos municipios que invita a esto es Castelló d'Empúries, en Girona, perteneciente a la comarca del Alt Empordà. Se encuentra a unos 17 metros de altitud sobre el nivel del mar y tiene una superficie de 42,3 km², dentro de los cuales se incluye el parque natural de las Marismas del Ampurdán. Tiene dos núcleos de población: el núcleo medieval de Castelló d'Empúries en el interior, y marina residencial de Empuriabrava.
Cuenta con una población de 12.163, según datos del INE 2024. 

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La catedral no oficial

La Basílica de Santa María de Castelló d'Empúries, a menudo llamada 'la Catedral del Empordà', es un imponente monumento gótico que domina el casco antiguo de la localidad. Erigida entre los siglos XIII y XV en el antiguo barrio del Puig Salnes, su grandiosidad arquitectónica ha llevado a generaciones a considerarla, de hecho, como la catedral no oficial de la zona.

Basílica de Santa María de Castelló d'Empúries WIKIPEDIA

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Sin obispo

La actual Basílica se alza sobre una primitiva iglesia románica. Los primeros documentos que mencionan un templo dedicado a Santa María, en este enclave, datan de 1007 y fue consagrada en 1064.

A partir de 1261, bajo el mandato del conde Ponç IV de Empúries y con la dirección del arquitecto Ramón de Xartres, se comenzó la construcción de un nuevo templo de estilo gótico catalán. Este alcanzaría su forma definitiva a principios del siglo XV, con la culminación de su fachada de mármol y la instalación del retablo mayor de alabastro.

Esta dualidad -un edificio con escala, belleza e historia de catedral, pero sin el estatus oficial ni obispo- es la razón por la que se la describe como 'una catedral sin obispo'. Se trata de un legado de ambición medieval, de voluntad de poder eclesiástico, plasmada en piedra; una catedral simbólica, heredera de un pasado que soñó con la dignidad episcopal, pero no la obtuvo.

Hoy, la Basílica es reconocida oficialmente como Bien de Interés Cultural y monumento, y constituye uno de los ejemplos más notables del gótico religioso en Cataluña.