La zona de Cataluña ideal para visitar en otoño, la Terra Alta

La zona de Cataluña ideal para visitar en otoño, la Terra Alta FEM TURISME

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La zona de Cataluña ideal para visitar en otoño: "Bodegas modernistas y pueblos con alma"

Desde catedrales del vino a paisajes bucólicos y pueblos que inspiraron al mismísimo Pablo Picasso

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Explorar Cataluña en otoño puede ser la excusa perfecta para conocer rincones que se salen de lo establecido. Lejos de la costa y de las montañas para ir a buscar setas, hay comarcas que ofrecen una oferta rica y variada para quien quieran conocer las raíces de esta comunidad.

Un lugar idóneo para hacerlo es la Terra Alta, una comarca del interior de Tarragona, que cautivó a Picasso y que gracias a unos monjes desarrolló una cultura vitivinícola que ayudaron a su enriquecimiento.  Un mosaico de paisajes naturales, "bodegas modernistas y pueblos con alma", como dice la revista ¡Hola!

El viaje puede iniciarse desde su capital, Gandesa, que concentra algunos de los principales atractivos de la comarca. Destaca la Cooperativa Agrícola, un edificio modernista diseñado por Cèsar Martinell, discípulo de Gaudí, considerada una de las “catedrales del vino”. 

La arquitectura de ladrillo visto de este edificio y sus arcos parabólicos sorprende tanto como los vinos que en ella se elaboran. Un rincón de luz en lugar que ha sufrido mucho.

Gandesa y la batalla del Ebro

Las huellas de este turbulento pasado se encuentran en el Museo Memorial de la Batalla del Ebro. Aquí se explica con detalle el episodio bélico más devastador de la Guerra Civil. 

Sus colecciones de objetos, documentos y audiovisuales ofrecen un recorrido completo por aquellos 115 días que marcaron para siempre a la Terra Alta. Aunque si hay un lugar marcado por las bombas ese es Corbera d’Ebre.

Corbera d’Ebre, el silencio de una guerra

Este es uno de los lugares más impactantes de la comarca. Su Poble Vell, destruido en la Batalla del Ebro, se mantiene intacto después de la sacudida de las bombas que dejaron la ciudad en ruinas. Unos restos convertidos ahora en memorial. 

Caminar por sus calles entre fachadas derruidas no es una práctica de turismo negro, sino un ejercicio de memoria colectiva. Unos recuerdos que se completan y extienden con una visita al Centro de Interpretación 115 Días, donde se explica el desarrollo de la contienda.

Poble Vell de Corbera d'Ebre | FEM TURISME

Poble Vell de Corbera d'Ebre | FEM TURISME

Muy cerca, en la cota 705 de la Serra de Pàndols, se levanta el Monumento a la Paz, que rinde homenaje a los combatientes. Desde este punto, el paisaje de crestas y barrancos parece recordar, en silencio, el horror de la guerra.

Horta de Sant Joan, la huella de Picasso

Pero no todo es tragedia y guerra en la Terra Alta, también hay lugar para la luz, el arte y la inspiración, como la que encontró Pablo Picasso en Horta de Sant Joan. El pintor vivió aquí dos estancias, a finales del XIX y principios del XX, que transformaron su estilo. 

El malagueño quedó prendado de sus casas, de sus paisajes, de su gente. “Todo lo que sé, lo he aprendido en Horta”, confesó y eso se ve en sus cuadros.

Museos y naturaleza

No hace falta irse a Barcelona o Madrid. El Centro Picasso muestra reproducciones de sus obras realizadas en la zona y desvela la influencia del paisaje local en su evolución artística. 

Pero no todo se acaba en los cuadros. El pueblo conserva un casco histórico con plazas porticadas, calles empedradas y la iglesia renacentista de Sant Joan Baptista. 

Calles de Horta de Sant Joan

Calles de Horta de Sant Joan Freepik

Muy cerca se encuentra el convento de Sant Salvador, al pie de la montaña homónima, y el olivo milenario Lo Parot, símbolo vivo de un tiempo que se mide en milenios. Y, luego, está su entorno.

Los amantes de las piscinas naturales gustan de recorrer la Ruta de las Aguas, que conduce hasta Les Olles del río Canaletes, que ofrece un rosario de pozas. Otra opción es hacer el sendero que lleva a las Roques de Benet, un conjunto monumental de formaciones rocosas en el Parque Natural dels Ports, auténticos iconos de la comarca.

Pinell de Brai, modernismo y vino

Y si Horta tiene el vanguardismo pictórico, el Pinell de Brai presume de arquitectura. Aquí se alza otra de las grandes “catedrales del vino”, también obra de Cèsar Martinell

La bodega de estilo modernista destaca por su monumentalidad y por los mosaicos de Xavier Nogués que decoran su fachada. En su interior, bajo las bóvedas de ladrillo visto, se elaboran y catan algunos de los vinos más representativos de la DO Terra Alta.

Bodega modernista de Pinell de Brai

Bodega modernista de Pinell de Brai TURISME CATALUNYA

Más allá de este templo arquitectónico dedicado al vino, el pueblo, ofrece más. La visita a la iglesia de Sant Llorenç es obligada y, para descansar un poco, uno puede pasear por sus tranquilas calles y sentarse a degustar la gastronomía del lugar en algunos de sus restaurantes.

Batea y el encanto medieval

El último pueblo de esta ruta es Batea. Se encuentra ya en la frontera con Aragón y cuenta con uno de los conjuntos medievales mejor conservados de las Terres de l’Ebre

Sus calles empedradas, portales y casas señoriales recuerdan un pasado templario. La iglesia barroca de Sant Miquel domina el casco urbano, y hace las veces de mirador de esta villa histórica. Y sí, tampoco faltan las bodegas y cooperativas que elaboran vinos de garnacha blanca, sello de la DO Terra Alta, donde se produce un tercio de toda la garnacha blanca del mundo.

La iglesia de Batea

La iglesia de Batea

Más allá del vino

Pero no solo de vino vive esta zona. La comarca presume de tener tambien la DOP Oli Terra Alta, basada en la variedad empeltre. 

Sus aceites, suaves y con aromas de almendra, son parte fundamental de la gastronomía local. De hecho, existe una Ruta del Aceite que atraviesa pueblos como Bot, La Pobla de Massaluca o La Fatarella, donde se visitan molinos y olivares centenarios.

La Vía Verde

Y si de caminar se trata, otra opción para conocer la zona es la Vía Verde de la Terra Alta. Este conocido sendero recupera el trazado del antiguo ferrocarril de la Vall de Zafán y atraviesa la comarca entre viaductos y túneles. 

Son 25 kilómetros que descienden hacia Pinell de Brai, con paisajes espectaculares que pueden recorres a pie o en bici. Y por el camino, uno puede detenerse en el santuario de la Fontcalda, conocido por sus aguas termales.

Y ya, para coger fuerzas, una buena comida. En la mesa, la Terra Alta ofrece platos de caza como el conejo con arroz, el jabalí estofado o el cordero.

Tampoco faltan a recetas de la huerta como la paella de verduras o los caracoles salteados, que muchos salen a buscar tras los días de lluvia. La repostería añade cocas, carquiñolis y los casquetes de cabello de ángel.