Publicada

Cataluña es un país rico y variado en paisajes. El hecho de estar bañada por el Mediterráneo y delimitada por los Pirineos le hacen tener un clima único que propicia una naturaleza de infarto. Es conocida la Fageda d’en Jorda, la zona volcánica de la Garrotxa o el jardín botánico de Lloret de Mar, que llegó a aparecer en Juego de Tronos.

Pero hay uno mucho más reciente que ha logrado convertirse en uno de los más bonitos y mágicos del territorio. Su historia, su ubicación y su increíble vegetación es lo que lo han hecho posible. Se trata de los jardines de Cap Roig.

Dónde están

Situados entre los municipios de Palafrugell y Mont-ras, este espacio botánico devino en poco tiempo uno de los más emblemáticos de la Costa Brava. Este enclave único, que abarca más de veinte hectáreas, alberga una vasta colección de más de ochocientas especies botánicas, en su mayoría plantas mediterráneas, provenientes de zonas con climas similares como California, Chile, Australia o Sudáfrica. Incluso plantas medicinales.

La creación de estos jardines se remonta a 1927, cuando el matrimonio formado por Nicolau Woevodsky y Dorothy Webster, recién llegados de Londres, decidió establecerse en este idílico rincón del litoral catalán. Desde el principio, su objetivo fue respetar el terreno natural y la flora existente, inspirándose en influencias de los jardines ingleses y franceses para crear un espacio orgánico que reflejara la naturaleza y la libertad creativa de sus fundadores.

Cuándo se hicieron

El resultado fue un jardín paisajístico de estilo libre, que escapaba de las tendencias jardineras de la época, y que hoy se ha convertido en una joya de la biodiversidad y el diseño paisajístico. Entre 1931 y 1935, el terreno fue preparado para acoger más de quinientas especies de flora mediterránea, tropical y subtropical. Estas plantas, cuidadosamente seleccionadas y distribuidas dieron al lugar una imagen única.

Jardín de Cap Roig fundacionlacaixa.org

Más allá de su valor botánico, los Jardines de Cap Roig ofrecen una rica experiencia cultural. Dentro de su recorrido, se puede disfrutar de una impresionante colección de esculturas de artistas de renombre, como Jaume Plensa, Jorge Oteiza y Santi Moix. Estas obras se integran de manera única en el entorno, creando un diálogo armónico entre arte y naturaleza, y convirtiendo a Cap Roig en un verdadero balcón al Mediterráneo.

Un palacete en el jardín

Además de su atractivo estético, los Jardines de Cap Roig se han convertido en un centro de actividades culturales para todas las edades. Por un lado, las visitas guiadas permiten a los visitantes conocer más a fondo la historia y la riqueza botánica del lugar, mientras que las colaboraciones con la Fundació Josep Pla ofrecen propuestas literarias que invitan a la reflexión. A eso se le añaden los conciertos que hacen en verano en el marco del festival de Cap Roig. Ver a artistas nacionales e internacionales rodeados de ese jardín hacen la velada mucho más especial.

A todo ello, se le ha de sumar el entorno y es que el proyecto de los ingleses que se quedaron con el terreno no era sólo para hacerse un bello jardín. Para su finca quisieron un palacio apropiado a su clase y al lugar. En 1931, el matrimonio inició la construcción de un palacete al que quisieron dar un aspecto de castillo de estilo neomedieval. 

Para asegurarse la jugada, el edificio fue diseñado por el propio Nicolai, quien además de militar, tenía conocimientos en arquitectura. El edificio, que parece un castillo con vistas inmejorables al mar, se complementó con un embarcadero y una pequeña caseta en la cala Massoni, un lugar donde Dorothy solía nadar. Esta cala, desde entonces, es conocida como la "Bañera de la Rusa" en honor a ella. 

La construcción del castillo finalizó en 1975, tras varias décadas de trabajo y dedicación, reflejando el esfuerzo de la pareja por crear su propio paraíso en la Costa Brava. Pero es que si el palacete sorprende, los jardines del mismo enamoran. Convertidos en uno de los elementos más emblemáticos del Castillo de Cap Roig, este espacio es obra de Dorothy, junto con un equipo de jardineros, quienes transformaron las siete hectáreas que rodeaban el castillo en un verdadero paraíso botánico.

Cómo llegar

Se tarda una hora y media en llegar a los Jardines de Cap Roig desde Barcelona en coche. Se debe ir por la autopista AP-7 en dirección a Girona y tomar la salida 9A-9B hacia Sant Feliu de Guíxols, Palamós por la C-35. A continuación, se sigue por la carretera C-31 en dirección a Palafrugell.

Una vez llegado a Palafrugell, se siguen las indicaciones hacia Calella de Palafrugell, donde se encuentran los Jardines de Cap Roig. Al acercarse a Calella de Palafrugell, se pueden seguir los carteles que indican el acceso a los Jardines de Cap Roig. Hay un aparcamiento disponible en las inmediaciones del recinto, facilitando el acceso para los visitantes.

Noticias relacionadas