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La repostería tiene un lugar especial en nuestros corazones. Si ya lo dice el refrán, ¡a nadie le amarga un dulce! Nos encantan por su capacidad de evocar recuerdos y emociones, como las celebraciones familiares, los cumpleaños y las festividades. Cada bocado de un pastel, una galleta o un caramelo nos transporta a momentos de felicidad.

Además, la variedad de dulces es, prácticamente, infinita: desde chocolates y helados cremosos hasta pasteles elaborados y tradicionales; siempre hay algo nuevo por descubrir y disfrutar. 

Los dulces también son una forma de compartir, ya sea llevando una caja de bombones a un amigo hasta preparar un postre especial para una cena. Son un símbolo de afecto y conexión. Disfrutar de un dulce en compañía puede convertir un momento ordinario en algo memorable.

El dulce que no es catalán, pero se come en Cataluña

Los buñuelos de Cuaresma son dulces elaborados a partir de una base de harina que se fríe en aceite y que después se azucaran. También son denominados buñuelos de viento, porque tienen una masa especialmente esponjosa, como si estuvieran vacíos por dentro.

Buñuelos de viento CANVA

Se suelen comer por Cuaresma y Semana Santa. Antes, se encontraban en las pastelerías el miércoles y el viernes de este periodo, pero hoy podemos encontrarlos cada día. Aun así, como son de elaboración muy sencilla, siempre han sido dulces sobre todo caseros.

Los judíos sefardíes elaboran desde el siglo X para celebrar la Janucá unos bollos fritos con harina de trigo que denominan bimuelos. La introducción de estos bollos en la celebración de Todos los Santos es una modificación cristiana, por la cercanía con la Janucá judía. Posteriormente se hicieron muy famosos en Madrid, donde llegaron a ser tan populares como los churros. ​

Receta de los buñuelos de viento

Puedes hacer buñuelos de viento de una manera muy fácil. Se necesitaran los siguientes ingredientes: 1 kg de harina, 7 huevos, 25 g de levadura prensada, 300 g de azúcar, 30 g de matalahúva, 30 g de cilantro, 10 g de sal, 3 peladuras de limón rayadas, 10 cl de anís, 5 cl de leche, una pizca de sal y aceite.

Para la elaboración, deshaz la levadura en la leche tibia. Después, coloca la harina encima de un mármol hasta formar un volcán y ve incorporando todos los ingredientes, menos el aceite, y 50 g de azúcar. Amasa la mezcla un buen rato hasta que la pasta sea elástica y fina, de modo que al estirarla no se rompa. Forma una bola con la masa, ponla en un recipiente, tápala con un trapo y déjala reposar en un lugar templado durante unas dos horas, hasta que haya doblado su volumen. Ve cogiendo trozos de pasta y, con los dedos untados de aceite, dales una forma redonda, hazles un agujero en medio y ve friéndolos en aceite bastante caliente. Cuando estén dorados por un lado, gíralos. Escurre los buñuelos y empólvalos con azúcar. ¡Fácil, sencillo y para toda la familia!

Buñuelos de viento CANVA

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