El Gobierno de Mariano Rajoy llegó a ofrecer al Govern de Carles Puigdemont la celebración de un referéndum de costellada en las plazas públicas. Se trataba de rebajar el desafío, restar crédito a la consulta y cumplir, de aquella manera, las órdenes del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC). Lo contaba ayer en el Supremo el exsecretario de Estado de Seguridad, José Antonio Nieto, al hilo de la Junta de Seguridad que congregó a Puigdemont, Forn y Trapero por una parte y a Nieto, Enric Millo, Juan Antonio Puigserver y el coronel De los Cobos por el lado del Estado. Era el 28 de septiembre, a dos días del choque de trenes. Puigdemont no se avino al enjuague.
La prensa afecta al proceso caricaturiza a Nieto, pero su deposición arroja algo de luz sobre los sucesos de septiembre y octubre. Sostiene el hombre que en Cataluña la realidad había dado un vuelco. Y ahí estaba él, negociando, un decir, cómo frenar el referéndum con quienes lo habían organizado y convocado. Refuta la leyenda sobre el carácter dialogante del secesionismo. Aquello era lo del "o referéndum o referéndum", alfa y omega del procesismo.
Como cuenta Santi Vila en su De héroes y traidores (Editorial Península), a algunos consejeros les daba más miedo decepcionar a sus hijos adolescentes que provocar al Estado. ¿Cómo iban a volver a casa sin proclamar la república? La habían prometido tantas y tantas veces.
En El Confidencial escribe Beatriz Parera al respecto: "Este lunes, ante el tribunal del procés, Nieto materializó lo que hasta su declaración era solo un rumor. El Ejecutivo de Mariano Rajoy trató de evitar el 1-O hasta el último momento. Hizo entonces una oferta arriesgada. Cambiar ese referéndum que pretendía tener efectos formales contra viento y marea y las decisiones del Tribunal Constitucional por un acto simbólico, festivo y popular. Algo mucho más parecido al 9N de lo que fue en definitiva".
Sigue la nota de Parera: "Nieto explicó que se acudió a aquel encuentro con intención dialogante, pero que la otra parte se cerró en banda. "No hubo el más mínimo gesto de diálogo. Llegaron con una idea y se fueron con la misma idea. Se podría haber simulado ese referéndum en las plazas de los municipios o en lugares abiertos, donde no se fuese en contra de ese mandato. Así se les trasladó también", dijo en concreto. Fuentes cercanas al anterior Ejecutivo aseguran que esta oferta partió del propio Nieto y precisan que no se trató de una oferta formal del Gobierno".
La sesión de ayer en el Supremo acogió también los testimonios de los juristas del Parlament. Antoni Bayona, el letrado mayor, estuvo sobrio, concreto y en modo alguno especulativo. Bayona y Xavier Muro, el secretario general de la Cámara, tienen la coartada de que todo el mundo les vio advertir a la mesa sobre las líneas rojas que cruzaban sus señorías con olímpico desprecio por los requerimientos del Tribunal Constitucional. Bayona merece el título acreditativo de mejor testigo hasta el momento. Muro, por su lado, pidió que se preservara su cara en la señal televisiva. Aduce, según El Español, que aspira a ser un perfecto desconocido por lo que pueda pasar.
En el mismo diario escribe María Peral sobre los testimonios de Bayona y Muro, muy comprometedores para Carme Forcadell: "Tanto Bayona como Muro empezaron recordando, a preguntas del fiscal Fidel Cadena, que la Mesa del Parlament podía rechazar la admisión a trámite las iniciativas cuyo contenido se opusiera a la Constitución. Primera contrariedad para Forcadell, que el pasado martes declaró ante el tribunal que las iniciativas parlamentarias sólo podían inadmitirse por razones de forma, pero no de fondo. "La Mesa no puede ejercer de censor", dijo. Ambos funcionarios (aún en activo en el Parlament) continuaron remarcando que hicieron advertencias, tanto verbales como escritas, del "deber de impedir o paralizar cualquier iniciativa parlamentaria" que desarrollara el proceso soberanista porque ello suponía incumplir las resoluciones del Tribunal Constitucional. Incluso advirtieron repetidamente a la Mesa de posibles responsabilidades penales.
- ¿Se tomó alguna medida por Forcadell a la vista de esas advertencias, alguna medida para adaptar las decisiones a lo que ustedes indicaban?, preguntó la abogada del Estado Rosa Seoane.
- Objetivamente no ocurrió de esa manera, respondió Bayona".
A los efectos de la posteridad el lehendakari Íñigo Urkullu se ha tomado muy en serio el papel de "intercesor" que ejerció en los meses, días y horas previas a la proclamación del Estado catalán. Tan en serio que ha decidido copiar y donar los documentos acreditativos de su papel como guardagujas en el conflicto. De la crónica de Josep Playà Maset en La Vanguardia: "El archivo Montserrat Tarradellas del monasterio de Poblet confirmó ayer que ha recibido una copia de la documentación recopilada por el lehendakari Iñigo Urkullu como mediador en el procés, especialmente durante los días previos a la declaración de independencia por parte del Parlament el 27 de octubre del 2017. En total se trata de unos 300 documentos, que incluyen cartas, correos electrónicos, mensajes y anotaciones personales de las que periódicamente registra Urkullu en un dietario político".
Idénticos fondos se han trasladado al Archivo Histórico de Euskadi y a la Fundación Sabino Arana. Se debería pensar también en el Museo de Historia de Cataluña. Tan cruciales papeles merecen estar al lado de la pluma con la que Artur Mas firmó el primer decreto de convocatoria del 9N.
Menú del día en el Supremo. Hoy toca Enric Millo y si el tiempo no lo impide, el coronel de la Benemérita Diego Pérez de los Cobos.
Noticias del mundo. Venezuela. Guaidó se ha metido en la boca del lobo. Escriben en El País Javier Lafuente y Francesco Manetto: "El presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, Juan Guaidó, regresó ayer a Caracas en medio de una gran expectación. Pese a la amenaza de detención que pendía sobre él, no fue un retorno clandestino: Guaidó aterrizó con toda normalidad en un vuelo comercial en el aeropuerto de Maiquetía, en la capital, tras una gira que lo ha llevado por varios países de Sudamérica. Varios embajadores, entre ellos el de España, acudieron a recibirle. “Seguimos adelante, no hay miedo”, dijo al llegar".
Y añaden: "El retorno de Guaidó puede interpretarse como una señal de debilidad del chavismo, pero también puede haber una dosis de cálculo político en la decisión de Maduro de no interferir en su regreso para tratar de minimizar la relevancia de su rival político. El pulso político en Venezuela entra en una nueva fase".
5 de marzo, santoral: Adriano, Gerásimo anacoreta, Juan José de la Cruz Gaetano, Lucio, Teófilo y Virgilio.