Encapuchados, "aporellos" y presos
El independentismo se debate entre pegar fuego a Barcelona o dejar las papeleras en paz. Junqueras refuta a los CDR y Zapatero apadrina la operación diálogo de Sánchez
16 diciembre, 2018 11:01Una parte no menor del independentismo argumenta en términos hormonales e hiperventila de la misma manera que los más conspicuos partidarios del 155, con ese punto de "por cojones" que es la causa de no pocas desgracias. La emotividad genital es un recurso de la oratoria política que cada vez goza de mayor predicamento en los medios. El público aprecia a los niños terribles, celebra con likes sus boutades y acumula los "por cojones" de los artículos para los épicos combates con el cuñado en las sobremesas navideñas.
A ese género pertenece la colaboración en El Món de Mireia Boya, exdiputada de la CUP en la legislatura en la que se proclamó la república más efímera de la historia universal catalana. A cinco días de la celebración del Consejo de Ministros extraordinario en Barcelona, las fuerzas vivas del secesionismo debaten sobre la conveniencia de reproducir el motín anticlerical de 1835 desencadenado por una mala corrida en El Torín de la Barceloneta o dejar que el tráfico fluya en una astuta operación luz de gas con el inevitable concurso de los no independentistas. O sea, convertir el 21D en un, por ejemplo, 5 de febrero, fecha que todavía no debe estar pillada por ningún acontecimiento más o menos reseñable del proceso, una jornada sin nada de particular, un día laborable sin más.
Es una utopía. Òmnium ha convocado un mitin, "consejo de ministros popular", delante de la Estación de Francia y la ANC, una especie de marcha lenta de coches y tractores sobre Barcelona. Eso, por el lado "cívico". Por el otro lado, la referida Boya lleva a cabo una decidida defensa del uso de capuchas y bragas de cabeza para recibir a los ministros y a los mil "aporellos", como los llama Quim Monzó. Escribe Boya: "Tinc la sensació que allò que més molesta de les caputxes a alguns opinadors d’ordre dels partits és justament qui les porta. No per portar-les, sinó perquè aquells que les porten són els únics que mantenen la necessària tensió del conflicte polític i, a banda, són dels pocs que resten actius i mobilitzats trencant la vergonyosa normalitat de gestió autonòmica del govern de cohabitació, els cants de sirena d’un diàleg quimèric i les passejades triomfals de l’extrema-dreta pels nostres carrers. Criminalitzar-los és també ridiculitzar-los, enviar-los al corner del tauler polític. Tenim presos polítics i exiliats, alguns en vaga de fam, i hem fet de l’excepció normalitat".
Y dice también: "A vegades, tapar-se la cara no és només necessari com a eina d’autodefensa, sinó que esdevé una acció política. Vegem-ho amb alguns exemples potser. Mocador de colors tapant el rostre, una de les frases més famoses del moviment zapatista és aquella que diu: Para que nos vieran, nos tapamos el rostro; para que nos nombraran, nos negamos el nombre. (...) Més exemples. Parlem de la popular màscara de Guy Fawkes o de com individus anònims fan accions de forma coordinada tapant-se la cara amb ella. Us recomano V de Vendetta, amb aquell final apoteòsic on el poble decideix revoltar-se contra un règim feixista, tapant-se multitudinàriament la cara amb la famosa màscara. I resulta que guanya".
Pues sí. El cine es lo que tiene y sobre ese debate destaca la pieza de Bernat Dedéu en El Nacional referida al Consejo de Ministros. El filósofo es partidario de "fer un Tortosa", que significa (primero de proceso) no hacer aprecio de ninguna clase. Escribe Dedéu: "Els propagandistes del Govern ja han començat a escampar una de les frases predilectes de la seva recambra mental: “Que no tinguin la fotografia que desitgen”, referint-se a instantànies d’aldarulls amb què saliven els mitjans espanyols, unes fotografies que, com ja sabem, si no s’obtenen, sempre es podran magnificar, sinó directament inventar-se. Com sempre, la trampa es basa que et sentis molt més preocupat per l’impacte de les teves accions en l’enemic que no pas en la teva pròpia capacitat per canviar la realitat. A banda de tenir la bòfia campant pel Born, ja ho veieu, haurem d’aguantar com Pilar Rahola i Bea Talegón van comptant encaputxats per retenir l’exclusiva de la revolució dels somriures. Evidentment, jo no desitjo cap mena de violència el 21-D (i més encara uns aldarulls que no servirien per a res de res), però cal que quedi ben clar que la violència és plantar els ministres a Barcelona en una data com aquesta, no pas escridassar-los".
Y añade: "Els encaputxats del procés, Tardà, heu estat vosaltres, que havíeu de pirar del Congreso després de l’1-O i encara hi teniu la boca encastada a la mamella. Tens sort que la gent encara no està prou emprenyada per manifestar-se a les seus dels partits catalans que investiren Sánchez a canvi de no res. Però tu continua repartint lliçons, que tot arribarà".
La parte afectada del independentismo, los presos, abogan por la calma toda vez que su causa se basa en que en el proceso no ha habido violencia física, cosa que sería más difícil de defender si arde Barcelona a las puertas del juicio. Entrevista a Oriol Junqueras el director de El Periódico, Enric Hernández. El líder de ERC habla de Puigdemont y los CDR en respuesta a dos preguntas:
-"Carles Puigdemont ha revelado que tenía pensado exiliarse desde hacía tiempo. ¿Lo compartió con usted, antes de partir hacia Bruselas?
-En aquellas circunstancias lo puedo entender todo, no era fácil. Yo hice lo que tenía que hacer, aunque ello suponga pagar un precio muy alto y estar hoy en una prisión preventiva absolutamente desproporcionada.
-¿Las acciones de los Comitès de Defensa de la República (CDR) del último fin de semana, y las que preparan contra la reunión del Consejo de Ministros en Barcelona, son el mejor camino para que el independentismo alcance sus objetivos?
-No. Con encapuchados ni ensancharemos la base ni construiremos la república. Pero bajo el 155 también hubo acciones de este tipo, y entonces a los Mossos los mandaba Mariano Rajoy".
Domingo demoscópico. La encuesta de Crónica Global sobre las elecciones municipales predice una victoria de Ernest Maragall con trece concejales. Después iría Colau, con ocho. PSC y Ciudadanos/Valls empatarían a siete, el baile de siglas posconvergentes se quedaría en cuatro y la CUP, en dos.
Luego están los sondeos del Ara y el ABC, que son genéricos de la actualidad política cuyo valor reside en reafirmar las tesis del medio. Por ejemplo, en el diario catalán se asienta la teoría de que el ochenta por ciento de los electores de Cataluña piden a gritos un referéndum sobre la independencia. Escribe Aleix Moldes: "El del referèndum és un consens transversal que, a més d’aplegar la gran majoria d’independentistes (97%), també és majoritari entre els que votarien no. Un 61% dels ciutadans que s’oposen a la independència comparteixen la idea d’una consulta pactada entre governs en què es comptin els partidaris i els detractors de l’estat propi. Per partits, la tendència és la mateixa, fins i tot entre els del PSC, tot i que la seva direcció és contrària al referèndum d’autodeterminació. Un 71% dels que van votar socialista el 21-D estan d’acord amb el referèndum pactat. De fet, els únics que s’hi oposen majoritàriament són els votants del PP i Ciutadans, malgrat que al partit taronja un 24% es desmarquen de la línia de la formació".
Por el mismo precio, el sondeo dice que la mayoría odia el 155 y está en contra de la prisión preventiva, con porcentajes significativamente altos de desacuerdo con esas medidas entre los votantes de Ciudadanos para que se entere Carlos Carrizosa por si no había quedado claro tras el escrache de ayer en el mercadillo navideño de Vilafranca del Penedés.
El sondeo del ABC pregunta sobre el apaciguamiento de Sánchez en Cataluña y obtiene el resultado de que la mayoría de los españoles desaprueba el procedimiento. Escribe Juan Fernández Miranda: "La política de apaciguamiento del Gobierno para afrontar el desafío independentista en Cataluña concita cada vez más oposición en el conjunto de España, hasta alcanzar hoy el rechazo del 77 por ciento de los ciudadanos. Si hace tres meses los españoles que desaprobaban la estrategia de Pedro Sánchez eran el 68,3 por ciento, ahora son tres de cada cuatro los que se sitúan enfrente: 8,7 puntos más en solo tres meses". Además, siete de cada diez piden elecciones generales para empezar el año nuevo. El bonus extra es que la misma mayoría quiere un cambio de Gobierno en Andalucía.
En la minoría de los partidarios de la mano blanda destaca José Luis Rodríguez Zapatero, a quien Lucía Méndez entrevista en El Mundo. Niega cualquier responsabilidad en el origen del proceso, considera que tal proceso está acabado y aboga por el diálogo. Ahí van pregunta y respuesta que dan pie al titular "No son golpistas; yo animo a Sánchez a continuar con el diálogo":
-"Pero los independentistas no reconocen la democracia española. Siguen hablando de franquismo y fascismo.
-Es que hay mucho desconocimiento. Las tareas que cosechan los mejores logros y el crecimiento intelectual siempre se producen deshaciendo prejuicios, no cuando se radicalizan las posiciones. Hay independentistas, gente culta, bien formada con la que hablo que piensan que el Gobierno tiene el control de la Justicia. Y afortunadamente tenemos una democracia en la que hay separación de poderes. El Gobierno no tiene el control de la Justicia ni del Parlamento. Hay veces incluso que ni el Gobierno tiene el control del propio Gobierno. A los independentistas les cuesta asumir esto y tienden a justificar sus propios errores. Tampoco puedo compartir que se les acuse a ellos de fascistas o de haber dado un golpe de Estado. Intelectualmente no puedo asumir eso".