La violencia independentista abre una grieta en Lledoners
Los presos de PDeCAT acusan el fracaso de la estrategia de Torra y Puigdemont para doblegar al Estado tras la sentencia del 1-O y contactan con exdirigentes y consejeros de CDC para buscar una salida
5 diciembre, 2019 00:00Los independentistas presos dan la espalda a la estrategia radical de Quim Torra y Carles Puigdemont. Los primeros en desmarcarse fueron los republicanos Oriol Junqueras y Raül Romeva, pero ahora son Jordi Turull, Josep Rull y Joaquim Forn quienes han verbalizado su rechazo a las directrices de Waterloo y la necesidad de salir de un procés ya finiquitado. Han constatado que la violencia en las calles tras la sentencia del Tribunal Supremo sobre el referéndum del 1-O era el último cartucho que tenían para doblegar el Estado español. No solo no ha sido así, sino que las fuerzas independentistas –Junts per Catalunya, ERC y CUP-- no han sabido dar una respuesta unitaria a ese fallo “histórico”, más allá de algunas enmiendas parlamentarias presentadas por separado a favor de debatir la autodeterminación.
Llamas en la segunda noche de disturbios en Barcelona / CG
Según ha podido saber Crónica Global, los reclusos condenados por el Supremo han expresado ese malestar a exdirigentes de CDC y de UDC, así como a los consejeros neoconvergentes de Torra que también discrepan de la línea dura del president. El llamado lobby de Sant Cugat está muy al tanto de ese estado de ánimo convergente, con visos de cisma secesionista.
"Más cercanos entre sí que cuando fueron encarcelados"
Fuentes cercanas a los presos convergentes apuntan a un cambio en su relaciones. “Están mas cercanos entre sí que cuando entraron en prisión preventiva”, afirman. El común denominador ahora es ese alejamiento de las tesis de Puigdemont y Torra. No obstante, hay matices en ese desmarque.
En este sentido, el exconsejero de la Generalitat Josep Rull es el más explícito en esas críticas al presidente Torra sobre su ambigua actitud ante la violencia que se vivió en las calles en respuesta a la sentencia del 1-O. “Rull mantuvo discrepancias fuertes con Turull y Sànchez porque no quería ningún tipo de violencia tras la sentencia. Una postura compartida en PDeCAT”, explican esas fuentes.
El último cartucho
Sin embargo, también sobre estos dos dirigentes soberanistas más próximos a Puigdemont comienza a pesar el hecho de que esas protestas sociales eran el último cartucho posible para presionar al Gobierno español. Dicho de otra manera, los presos neoconvergentes dan por finiquitado el procés y exigen una salida digna. “Están abatidos, hablan poco del asunto y piensan ya en su futuro profesional cuando salgan”, afirma un político soberanista. Son conscientes de que ERC ha sabido encontrar su camino –giro discursivo, postura determinante en la investidura de Pedro Sánchez, puentes con la izquierda…--, no así la órbita convergente.
El plante que el pasado 28 de noviembre Torra dio a Sànchez, Rull, Turull y Forn --partidarios del pacto con el PSOE-- resulta especialmente significativo. El president se desplazó a Lledoners, donde solo visitó a Jordi Cuixart, presidente de Òmnium.
Las visitas a este centro penitenciario de los consejeros del Govern en general y de los convergentes en particular son periódicas y es ahí donde se ha constatado esa grieta en las filas conservadoras. Uno de los visitantes asiduos es Damià Calvet, consejero de Territorio y Sostenibilidad, quien, en círculos reducidos, se ha mostrado especialmente beligerante contra el tándem Puigdemont-Torra.
El 'lobby' de Sant Cugat
Calvet pertenece al conocido como lobby de Sant Cugat, integrado por dirigentes convergentes que, con el tiempo, han conservado las esencias de la antigua Convergència, la que se desmarcó de la deriva procesista. También forman parte de ese grupo influyente la exalcaldesa de esta ciudad, Mercè Conesa, actual presidenta del Puerto de Barcelona. Uno de sus predecesores al frente de la alcaldía, Lluís Recoder, exconsejero de Territorio, sigue siendo la gran apuesta de los sectores convergentes más moderados. Y también el nombre más protegido de los avatares procesistas.
Roquista retirado de la política, Recoder es una de las personas que mantienen el contacto con Rull y, especialmente, con Turull, quien fue gerente del Ayuntamiento de Sant Cugat. Este consistorio también fue uno de los destinos políticos de Jordi Puigneró, actual consejero de Políticas Digitales, exconcejal en esa ciudad vallesana y controvertido gestor de la llamada “república digital”.
La propuesta de un nuevo referéndum
No es ajena a ese malestar de los presos de Lledoners la propuesta de nuevo referéndum que, hace unas semanas y con motivo de una comparecencia parlamentaria, hizo Quim Torra. La iniciativa, que el presidente catalán lanzó a espaldas de ERC y de PDeCAT, fue interpretada en ámbitos soberanistas como un insulto para los dirigentes condenados por el Tribunal Supremo.
El mandatario independentista prometió cumplir con el mandato del 1-O por el que dirigentes como Rull y Turull, así como el líder de ERC, Oriol Junqueras, el expresidente de Assemblea Nacional Catalana y el máximo representante de Òmnium, entre otros, fueron a la cárcel. “¿De qué ha servido eso si ahora se plantea poner las urnas de nuevo?”, se preguntan en Junts per Catalunya. La consejera de Presidencia y portavoz del Govern, Meritxell Budó, y el vicepresidente, Pere Aragonès, pidieron explicaciones a Torra por esa propuesta, no comunicada. “Sabíamos que al presidente le rondaba esa idea por la cabeza, pero no que la lanzaría en esa sesión y poniendo fechas”, explica un alto cargo del Govern.