Pedro Sánchez, durante el acto de proclamación como candidato del PSOE a la Presidencia del Gobierno

Pedro Sánchez, durante el acto de proclamación como candidato del PSOE a la Presidencia del Gobierno

Política

Pedro Sánchez reivindica la bandera de España en su proclamación como candidato del PSOE a la Presidencia del Gobierno

Atrás parecen haber quedado los tiempos en los que el PSOE se avergonzaba de los símbolos nacionales de su país. ¿Se trata de un cambio o de una estrategia electoral? La puesta en escena del líder del PSOE apunta en esa dirección, pero los acuerdos con Compromís en Valencia y los pactos del PSC en Badalona y Castelldefels lo ponen en duda.

21 junio, 2015 16:48

Atrás parecen haber quedado los tiempos en los que el PSOE se avergonzaba de los símbolos nacionales de su país. Las banderas de España no eran precisamente las predominantes en los mítines del partido, al contrario de lo que ocurre con otros partidos de la izquierda europea, que sí reivindican la enseñas de sus respectivos países sin ningún tipo de complejo. Eso podría estar cambiando.

Al menos, esta es la conclusión que se deriva de la puesta en escena que ha realizado este domingo el PSOE para proclamar a Pedro Sánchez como candidato a la Presidencia del Gobierno. Y es que, durante la buena parte de su discurso, el escenario lucía una enorme bandera de España ante la que se encuadraba el aspirante a suceder a Rajoy en La Moncloa.

¿Un cambio de actitud o una estrategia electoral?

Fuentes socialistas han señalado que la decisión ha sido del propio Sánchez, aunque todavía habrá que esperar para comprobar si esto es el anuncio de un cambio en la actitud del partido, o si solo forma parte de la estrategia electoral.

En este sentido, cabe recordar los acuerdos alcanzados con los nacionalistas de Compromís en la Comunidad Valenciana, o que sus socios en Cataluña, el PSC, acostumbran a esconder las banderas de España en sus actos, incluso en aquellos en los que intervienen dirigentes destacados del PSOE. Además, no han dudado en pactar con formaciones secesionistas -como ha ocurrido en Badalona- o aceptar acuerdos independentistas -como el caso de Castelldefels- para echar al PP del poder.

"Una España que es una idea de igualdad, de libertad, de fraternidad"

En su discurso, Sánchez ha reivindicado "una España que es una idea de igualdad, de libertad, de fraternidad; una forma de convivir plurales y unidos".

También ha dedicado especial atención al desafío independentista planteado por CiU y ERC. El líder del PSOE ha abogado por una reforma federal de la Constitución para que cada ciudadano "pueda sentirse español y catalán, o valenciano o andaluz o vasco o madrileño, en el orden que lo desee".

Apela a la "historia conjunta" de España "durante siglos"

Sánchez ha recordado la "historia conjunta" de Cataluña y el resto de España "durante siglos", y ha cargado contra las "élites" que, según ha apuntado, "medran con el conflicto", y que consideran que esta unión "se puede romper un día con una votación", en referencia a un hipotético referéndum para la independencia en Cataluña.

"Esa es la vieja política que, a veces, protagonizan los actores nuevos", ha añadido, en lo que puede interpretarse como una alusión a fuerzas como Podemos y sus aliados, que defienden el denominado "derecho a decidir" la secesión de las CCAA.

Sánchez también ha cargado contra el Gobierno de Mariano Rajoy y el Ejecutivo autonómico de Artur Mas, al lamentar lo que considera una "falta de diálogo" entre ambas partes. "No es aceptable que dos gobiernos democráticos hayan vivido durante casi cuatro años de espaldas uno a otro", ha señalado el ya candidato socialista a La Moncloa.

Reconocimiento a la Constitución de 1978

Finalmente, y aunque ha abogado por una reforma constitucional, ha hecho una defensa de la Constitución española de 1978: "No es justo el derrotismo que pretende hacer una enmienda a la totalidad a la democracia del 78. No estoy de acuerdo con quien pretende deshonrar a nuestros padres para honrar a nuestros abuelos. La historia de nuestros padres es una historia que acaba bien. Es la historia de una generación a la que le dan el testigo de una sociedad bajo una dictadura y que nos entrega el testigo de una democracia consolidada y europea. Que vive su infancia en la pobreza y en el subdesarrollo, y nos entrega un país con infraestructuras y servicios públicos que defendemos cuando nos los quieren quitar. Tenemos dificultades, no vivimos en un país perfecto, seguimos sufriendo desigualdades e injusticias contra las que hay que luchar, pero estamos más lejos de ese otro país en el que nacieron nuestros padres".

"Así que, en nombre de quienes nacimos en democracia, yo doy las gracias a quienes trajisteis la democracia. Vamos a honrar a nuestros padres, mejorando ese legado con su reforma. No vamos ni a negarlo ni a dilapidarlo. Y es un legado también inmaterial, de una sociedad reconciliada después de una larga historia de crueles enfrentamientos", ha concluido.