Los malos resultados de España en el informe educativo PISA de 2022, donde se constata con datos cómo el país, y en especial Cataluña, está a la cola de Europa en conocimientos de su alumnado, han puesto en tela de juicio la calidad de los métodos de enseñanza que se imparten en nuestras aulas. En el ámbito social y pedagógico ese debate está más vivo que nunca, y diversos docentes han denunciado públicamente esas carencias. Entre ellos, Andreu Navarra, escritor y profesor de Historia en la Universidad de Barcelona (UB), que en su último libro Volver a aprender indica cuáles son, a su juicio, las principales causas de esa “degradación educativa”.

En sus páginas, Navarra se plantea preguntas como “quiénes están detrás de las nuevas pedagogías y de la tecnocracia digital”, y “por qué el mundo occidental actual teme tanto a la extensión del conocimiento”. Y es que estas son, en su opinión, dos de las claves del problema. Por un lado, la progresiva sustitución de los contenidos y métodos de enseñanza tradicionales por una suerte de “pedagogismo competencial” basado en proyectos y currículums confusos y mal planteados, que dejan de lado el aprendizaje de Humanidades y memorístico; y, por otro, la digitalización de las aulas, poniéndolas a su juicio al servicio de las tecnológicas y la minería de datos.

Recuperar “libretas de apuntes, pizarras y tizas”

En lo referente al primer punto, Navarra aboga en su obra por que “nuestras aulas públicas sean como las de nuestra élite económica. Es decir, con especialistas, ediciones filológicas, poesía, alta educación histórica y científica, debate filosófico, conocimiento del pasado y libretas de apuntes, pizarras y tizas”.

Elementos y conocimientos que, en su opinión, han ido desapareciendo progresivamente de las escuelas –en especial, en las públicas- en los últimos años. “Hay que romper la idea de que se es más educativo por repartir ordenadores. Hace falta Ciencia pura y dura, Historia, y no la papilla ciberconstructivista actual”, denunciaba Navarra esta semana en un webinar organizado por Fundació Episteme, una entidad educativa de la cual forman parte el sindicato Professors de Secundària (ASPEPC-SPS) y la Associació de Catedràtics (ACESC-ANCABA).

“Falta de lógica” de las leyes educativas

Este docente universitario atribuye a las nuevas leyes educativas –la última de ellas, la LOMLOE- un papel fundamental en esa pérdida de calidad de la enseñanza. “El balance es devastador para el alumnado de la pública”, enfatiza, culpando también de ello a determinados lobbies empresariales y tecnológicos interesados, a su juicio, en que los alumnos pierdan capacidad de análisis crítico.

“Al alumno se le dan entrenamientos orales y estrategias de muy bajo nivel. Preparan proletariado y clase subalterna que pierde hasta comprensión lectora”, advierte. Y se pregunta “cuándo podremos volver a enseñar, a dialogar sobre lo que necesitan nuestros jóvenes”, ya que considera que se les está "desposeyendo de futuro”.

Otro de los profesores participantes en el debate, David Rabadà, coincidió con este análisis lamentando la “falta de lógica” de las nuevas leyes educativas. “Dicen que tenemos que enseñar por competencias, pero eso es humo, un castillo construido en el aire sin fundamento”, explica.

Críticas a la enseñanza por proyectos

Esa apuesta por la enseñanza por competencias y proyectos, sin una base de aprendizaje sólida previa, es, según estos docentes, una de las claves de la pérdida de conocimientos del alumnado en los últimos años. Y también la confusión que se genera en los currículums educativos. Algo que Navarra ilustra con un ejemplo: “Hay docentes a los que se les pide unir contenidos de Historia con robótica. Es delirante”.

“Se está espectacularizando la enseñanza, pero no con un criterio racional. Los teatrillos no sirven para adquirir un conocimiento profundo, por más robótica que se inserte”, lamenta. Una situación que, además, ha derivado en una mayor burocratización del sistema para los profesores por parte de la Administración.

Por ello, el escritor e historiador insta a actuar: “¿Y si cambiamos estos currículums educativos que nadie entiende y se elaboran otros ordenados y estructurados, que sirvan al alumnado y a los docentes, para aprender? En lugar de eso, existe una logorrea extraña, absurda y grotesca, como una especie de secta o religión”, lamentó.

Necesidad de conocimientos prácticos

Frente a ello, Navarra se muestra partidario de “transmitir conocimientos prácticos que se entiendan”. Recuperando, por ejemplo, métodos de enseñanza tradicionales y memorísticos, que se han ido dejando de lado para evitar supuestas angustias o frustraciones de los alumnos: “Las tablas de multiplicar se memorizan, eso no es ningún infierno. Decir otra cosa es falsa pedagogía”, cita a modo de ejemplo.

Navarra denuncia, además, la situación a la que se ven abocados muchos docentes, disconformes con los nuevos métodos educativos. “Si uno intenta transmitir conocimiento, se le tilda reaccionario”, sostiene.

Rabadà, por su parte, recordó que este nuevo modelo educativo ya se ha abandonado en otros países por sus malos resultados. Algo que no ha ocurrido en España. “Existe gente con prejuicios que cree que las competencias son mejores. Sabían que eso no funcionaba, ya había artículos que lo decían, pero lo creían. Y también hay oportunistas con intereses económicos, como las tecnológicas”, expuso.

“Siliconización” de las aulas

La forma como se está llevando a cabo la digitalización en las escuelas es otro aspecto que preocupa a los docentes, al entender que, con ella, se está perjudicando al alumnado. Un fenómeno al que Navarra se refiere como “siliconización”, pues considera que sus principales beneficiarios son, no los jóvenes, sino empresas como las grandes tecnológicas califorianas. Dando lugar, de paso, a que éstas se hagan con datos de los centros y de los alumnos.

De esta exposición a las pantallas se deriva, en su opinión, una forma de enseñar que aumenta la dispersión de niños y jóvenes: “Con la siliconización y la digitalización todo va deprisa, se genera ansiedad. Y también presión sobre el docente. Hay que volver a una escuela más humana, a la velocidad de la razón y el diálogo”, en la cual prime la interacción entre el profesor y los alumnos. “No es que haya que quitar tablets, pero sí establecer unos currículums racionales”, matiza.

En este sentido, Navarra no escatima críticas a los últimos responsables de las políticas educativas tanto de la Generalitat como del Gobierno. Por ejemplo, a la ministra de Educación Pilar Alegría, a quien reprocha que, en una conferencia el año pasado, afirmara que educar acumulando contenidos como antaño ya no resulta igual de útil porque existe la inteligencia artificial (IA). Algo ante lo cual este docente se pregunta: “¿Qué tenemos que ser, instrumentos al servicio de la IA? ¿Qué queremos, dictaduras de videovigilancia, como China? ¿Un capitalismo nihilista de los contenidos de Educación? ¿O el humanismo que debe regir cualquier actividad docente y educativa?”.

Preocupación de profesores y familias

Esa desazón se hizo también palpable entre docentes y familias que intervinieron en el webinar con sus preguntas al autor. Entre ellos, un profesor que se mostraba “alucinado” por esta “deriva” y pedía consejo para afrontarla.

“Existe la libertad de cátedra, pero estamos limitados. Por ejemplo, los interinos, ante la presión de los directivos”, le respondió Rabadà. Navarra, por su parte, recomendó a modo de ejemplo la lectura compartida de textos filosóficos, que permitan pensar al alumnado”.

En la misma línea, otro docente lamentó que a algunos de sus compañeros les sorprende el hecho de que corrige faltas de ortografía y que defiende dar contenidos de forma tradicional, promoviendo que los alumnos trabajen más y se esfuercen más en pensar al margen de las pantallas.

“El pedagogismo está dando por hecho que la lectura y la escritura se aprenden de forma ambiental, como el habla. Y no es así”, alertó Rabadà al respecto en su respuesta.

"No se refuerzan plantillas y hay escuelas que se caen"

Por parte de las familias, una madre expresó su inquietud por tener que trabajar la lectura en casa con su hijo de siete años para compensar carencias, así como por hechos como que la asignatura de matemáticas se imparta a través de una aplicación en una tablet. Con el agravante de que ahora se enseña, además, con otras formas de calcular.

En este sentido, Navarra recordó que, al mismo tiempo que las administraciones destinan dinero a adquirir este tipo de apps a empresas privadas, “no se refuerzan las plantillas y hay escuelas que se caen a pedazos”.

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