El PSOE se muestra comprensivo con ERC y está dispuesto a aceptar su exigencia de cerrar el acuerdo para investir al socialista Salvador Illa como nuevo presidente del Generalitat antes de que finalice este mes de julio y así dar margen a sus dirigentes para explicarlo entre las bases.
Fuentes socialistas señalan que en Ferraz son conscientes de la situación en la que se encuentra la formación independentista y entienden que hayan reclamado cerrar un acuerdo en julio, a pesar de que hay margen hasta finales de agosto, porque necesitan tiempo para convencer a sus bases.
No apurar hasta el final: el mal ejemplo de Euskadi
La condición de ERC la expresó la secretaria general de ERC, Marta Rovira, al advertir al PSC de que se levantarán de la mesa si a finales de julio no hay un preacuerdo para la investidura. De este modo pretenden evitar un escenario de último minuto y que se les atribuya la responsabilidad de una posible repetición electoral, según indicó.
En las últimas semanas, desde el PSOE y el Gobierno han venido pidiendo paciencia y respeto a los plazos, y suelen poner el ejemplo de Euskadi, donde PNV y PSE-EE acordaron reeditar el Gobierno de coalición casi tres meses después de las elecciones del 21 de abril. En Cataluña, el plazo límite para evitar una nueva convocatoria electoral termina el 25 de agosto, pero parece que ambas partes son partidarias de no apurar hasta el final.
A expensas de la financiación...
Las negociaciones siguen su curso y están centradas en un acuerdo sobre financiación para esta comunidad. Los independentistas insisten en la soberanía fiscal, quieren gestionar el 100% de los impuestos que se pagan en Cataluña, salirse del régimen general y transitar a un modelo de concierto económico, similar al que tienen Navarra y País Vasco.
El PSOE, hasta el momento, se opone tajantemente a esta exigencia y ha ofrecido fórmulas para desarrollar el Estatuto catalán, desarrollar la Agencia Tributaria autonómica e incluso crear un consorcio entre el Estado y la Generalitat para recaudar los impuestos, opciones que no han sido recibidas con entusiasmo en ERC.
A falta de encontrar una fórmula con la que ambos partidos estén satisfechos y pueda desbloquear la gobernabilidad en Cataluña, el PSOE aboga por "dar espacio" a ERC y permitir que marquen los tiempos, tal como reclaman, para vender mejor el hipotético acuerdo entre sus bases.
...y de las bases
Precisamente, la militancia será la que, en última instancia, tendrá que validar el acuerdo en una consulta vinculante.
El equipo negociador trata de conseguir las mejores contrapartidas posibles para convencer a los sectores reacios. Están convencidos de que así, a los líderes de ERC les resultará más sencillo atraer a los militantes a quienes a priori les chirría apoyar la investidura de un presidente no independentista.
Frente a la presión de Puigdemont
En todo caso, el PSOE se muestra esperanzado en superar las reticencias internas en ERC y la presión adicional que ejercen desde Junts en contra del pacto, verbalizadas por el expresidente Carles Puigdemont, que trata sin éxito de movilizar al independentismo.
Este llegó a referirse a Illa como "el candidato del 155", en referencia a la intervención de la autonomía por parte del Gobierno Central en 2017. También hace ruido desde su Consell de la República y haciendo uso de la ANC de Lluís Llach para censurar las negociaciones con los socialistas.
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