Los catalanes fueron a las urnas el pasado 12 de mayo, pero todavía tendrán que esperar para tener president. Los movimientos de líderes y partidos políticos durante la constitución de la Mesa del Parlament y la ronda de contactos del presidente de la institución, Josep Rull, apuntan un escenario de investidura de Salvador Illa (PSC) in extremis, con un president de la Generalitat elegido al límite del plazo.
Algo a lo que ya está acostumbrada la ciudadanía de Cataluña, después de que Carles Puigdemont, Quim Torra y Pere Aragonès fueran investidos al borde de la convocatoria de elecciones por la presión de la CUP.
Más de un mes después de celebrar las elecciones autonómicas, la única certeza es que el próximo miércoles 26 de junio el presidente del Parlament convocará un pleno para la no investidura. Será a través del acto equivalente, un mecanismo que, a efectos normativos, actúa como una investidura fallida y permitirá que ningún candidato tenga que pronunciar un discurso que acabe siendo rechazado con el objetivo de poner en marcha el reloj electoral.
'President' o elecciones: depende de ERC
Superado el trámite parlamentario, que haya investidura de Salvador Illa, el único candidato con opciones de ser president de la Generalitat, dependerá de la voluntad de ERC, que se hundió el pasado 12M en los 20 escaños, pero que tiene la llave de la gobernabilidad de la legislatura catalana. El problema reside en que los republicanos están en pie de guerra con vistas a su congreso, previsto para el próximo 30 de noviembre, dificultando así su transición hacia el espacio de entendimiento de una mayoría progresista con el PSC y Comuns.
Pese a ello, las fuentes consultadas por este medio son “optimistas”. Incluso voces republicanas creen que finalmente acabarán llegando a un acuerdo con Illa. En primer lugar, porque el president en funciones Aragonès ya inició la “exploración” de ese terreno con sus acuerdos presupuestarios con PSC y Comuns tras la ruptura con Junts.
Segundo, porque la repetición electoral puede mandarles al “desguace” y a la “humillación” de verse superados por un PP que les pisa los talones. Y, en tercer lugar, porque la oferta de una financiación singular es una bandera que pueden aprovechar para remontar frente a Junts. No obstante, el sí de ERC no será rápido, y podría producirse a mediados o a finales de agosto.
Un paréntesis en agosto
En este sentido, hay que tener en cuenta que el Parlament es inhábil del 1 al 15 de agosto, por lo que sería difícil que la investidura se produjese en ese periodo de tiempo. Por el contrario, sí que podrían tener lugar rondas de contactos entre el presidente del Parlament y los responsables de los grupos parlamentarios vía telefónica, o recurrir a habilitar la primera quincena del mes a través de un acuerdo con todos los partidos.
Pero fuentes parlamentarias creen que se respetará ese paréntesis y que no será necesario recurrir a esta última medida.
Los posibles escenarios
Con todo, hay dos posibles escenarios. El primero es que las negociaciones PSC-ERC den un acelerón y los republicanos den su voto favorable más rápido de lo esperado. Las razones podrían ser múltiples: pillar a Puigdemont “desprevenido” y no tener que hacerle frente en caso de que cumpla su promesa de volver, que ERC pueda dar carpetazo a los malos resultados del 12M “lo antes posible” y que las vacaciones de agosto provoquen un efecto “amnesia” entre el electorado de los republicanos.
El segundo escenario es que el lío de los republicanos precipite la investidura al mes de agosto, generando una inusual actividad política durante los meses de verano que el fugado aprovecharía para presionar a ERC. Algunas fuentes incluso no descartan “manifestaciones” o “acoso” hacia los republicanos por parte del independentismo más radical y sin que tenga que implicar la autoría de Junts.
Sin prisas
En las últimas horas, Salvador Illa ha anunciado públicamente que no presionará a ERC para que le dé un sí a la mayor brevedad posible, así que dependerá en buena parte de los republicanos en qué fecha se produzca la investidura del primer secretario del PSC.
Siempre de acuerdo con el presidente de la Cámara, Josep Rull, que habrá de convocar el pleno de investidura cumpliendo con sus obligaciones institucionales pese a los deseos de Puigdemont de provocar una repetición electoral en el mes de octubre.