El expresidente de la Generalitat fugado, Carles Puigdemont, ha pasado de anunciar que se presentaba a las elecciones catalanas para volver a Cataluña aún a riesgo de ser detenido, a decir que tiene opciones de ganar a Salvador Illa y asegurar que existe una mayoría independentista para investirle president cuando no le dan los números en el Parlament. Tras meses prometiendo a su electorado que volvería y que dejaría la política si no lograba ser elegido, ha vuelto a incumplir sus promesas: ni volverá en junio ni se presentará a la investidura.
La Junta de Fiscales avaló ayer dividida el criterio del fiscal general, Álvaro García Ortiz, de pedir al Tribunal Supremo que aplique la ley de amnistía a la malversación que se le atribuye a los encausados del procés. Entre ellos, el fugado expresident de la Generalitat. Pero esta decisión no le da suficientes garantías todavía para regresar a Cataluña sin ser detenido, lo que ha propiciado un nuevo cambio de planes pese a que ya en la precampaña parecía estar dispuesto a asumir el riesgo de entrar en prisión.
La investidura de Puigdemont es "un imposible"
Fuentes de Junts aseguran a Crónica Global que Puigdemont cumplirá su promesa de volver “cuando haya una investidura real”. Es decir, cuando se produzca un debate en el pleno en el que el candidato a la presidencia tenga armada una mayoría parlamentaria que dé luz verde a su gobierno. En el actual contexto político catalán, sólo el PSC está en disposición de hacer lo propio con una mayoría de 68 diputados para investir a Salvador Illa, mientras que la investidura de Puigdemont necesitaría también de la abstención de los socialistas.
“Un imposible”, reconocen voces neoconvergentes después de que Illa y el propio Pedro Sánchez lo hayan negado por activa y por pasiva durante semanas.
Ganar tiempo
De este modo, Puigdemont estaría admitiendo a su círculo más cercano que regresará a Cataluña para el debate de investidura de Salvador Illa, una vez el socialista comunique al president del Parlament, Josep Rull, que tiene amarrados los apoyos parlamentarios de Comuns y ERC. Es por ello, entre otros factores, que Rull optará por el mecanismo del “acto equivalente” el próximo lunes 25 de junio, para otorgar más tiempo a Illa, pero también a un Puigdemont al que no le dan los números ni siquiera con el sí de Aliança Catalana y que, además, no quiere arriesgarse a ser detenido.
En estos momentos, la alcaldesa de Ripoll Sílvia Orriols se abre a negociar con Puigdemont dejando claro que sus votos no son "gratis" y que exigirá un alto precio para dar un acelerón hacia la proclamación del “Estado catalán”, por la vía unilateral si fuera necesario, como ha ido deslizando durante la campaña electoral del 12M.
Pero esta posibilidad de construir mayorías alimentadas por Puigdemont no esconde la realidad de que el PSC en ningún caso le dejará gobernar. El objetivo, por tanto, es torpedear los acuerdos entre los socialistas y republicanos para hacer peligrar una repetición electoral con la que ganaría aún más tiempo y repetiría como candidato, volviendo a congelar su promesa de abandonar la política si no es president.
Cortinas de humo que generan "escepticismo"
No obstante, y si bien en Junts el clima es de “apoyo total” al hiperliderazgo de Puigdemont, estas cortinas de humo empiezan a generar “escepticismo” entre algunos dirigentes. Y es que, más allá de presionar a ERC, la idea de ir a nuevas elecciones en octubre “no convence” entre los cuadros del partido, que temen nuevas fugas de voto hacia Aliança Catalana, ya que no podrían convencer a los catalanes en el territorio de que votar a Orriols es tirar el voto.
“El 12 de mayo coló, pero si hay repetición electoral, no colará. La gente ya ha visto a Aliança Catalana en el Parlament”, advierten con temor a que la ultra de Ripoll siga robándoles terreno electoral por las estrategias personalistas del fugado.