Andrea Rodés Joaquín Romero

El candidato de Junts al 12M, Carles Puigdemont, por Andrea Rodés CRÓNICA GLOBAL

'Lo que me gusta de Carles Puigdemont', por Andrea Rodés

Me gusta que Carles Puigdemont provenga de una familia de pasteleros. Un vistazo rápido a la cuenta de Instagram de la pastelería que fundaron sus abuelos en 1928 en Amer, Girona, y a uno se le hace la boca agua. “Borratxos” de ratafía y coñac, carquinyolis, cocas de crema, tocinillos… ¡qué dulce infancia debió tener el expresident!

Me gusta que “le importe un bledo su aspecto”, tal y como afirmó en La Contra de La Vanguardia Philippe Venoux, el peluquero francés asentado en Barcelona que llevó a cabo su popular corte de pelo.

Me gusta que le guste escribir en plan poético, no lo hace mal del todo. “Quin goig de pluja, ahir. I quin goig aquest matí veure el Canigó nevat des del cel clar del Vallespir. L’esperança de l’aigua que tanta falta ens fa”, publicaba hace unos días en su cuenta de Instagram junto a una bonita foto del Canigó nevado. 

Me gusta que, al ser animado por El Nacional.cat a dar su recomendación literaria para este Sant Jordi, se decante por un libro de un autor y periodista catalán de referencia, Els nostres objectes de cada dia (Proa), de Josep Maria Espinàs (Barcelona, 1927-2023), un escritor de “prosa precisa, detallada, rica”, según Puigdemont, que también fue periodista en su día. Los protagonistas de este libro son los objetos cotidianos —el cinturón, las llaves, la mesilla de noche, el termómetro, el cepillo de dientes— que Espinàs contempla con admiración y humor y los descubre de nuevo gracias al ingenio y la sensibilidad. "Hablando de estos objetos tan cotidianos sé que hablo de mí mismo y, pienso, también de muchos lectores", dijo Espinàs al publicar su libro, en 2011.

Me gusta porque, a pesar de que no llegó a terminar los estudios de Filología catalana, Puigdemont trabajó muchos años de periodista y llegó a tener cargos de responsabilidad, como director de la Agència Catalana de Notícies y del rotativo en inglés Catalonia Today, lo que pone de manifiesto la falta de seriedad y rigor curricular en el sector periodístico catalán/español. Me gustaría pensar que los periodistas, además de buenos comunicadores, son gente formada, con una o dos carreras de base. Para informar sobre política ¿no estaría bien que los periodistas estudiaran Derecho o Ciencias Políticas?

El candidato de Junts al 12M, Carles Puigdemont, por Joaquín Romero CRÓNICA GLOBAL

'Lo que no me gusta de Carles Puigdemont', por Joaquín Romero

El candidato a la presidencia de la Generalitat que apoya JxCat, la formación heredera de la antigua Convergència Democràtica de Catalunya (CDC), puede presumir de la carrera política más fulgurante del panorama catalán: en solo 10 años, los que van de 2006 a 2016, pasó de estrenarse como concejal del Ayuntamiento de Girona a ocupar la presidencia de la Generalitat.

Un cúmulo de circunstancias han terminado por hacer de Carles Puigdemont el líder de uno de los sectores más ultras del independentismo catalán. Aunque a decir verdad, y a diferencia de otros políticos de su formación, siempre se proclamó separatista y cristiano creyente.

Ha acusado a Pedro Sánchez de mirarse el ombligo y de apelar al sentimentalismo. "A la política se viene llorado", le recordó. Tiene razón, pero son reproches sorprendentes en boca de un hombre que hace una campaña tan personalista, cuyo programa es una apelación total a los sentimientos y que nos informa a través de X del fallecimiento de su madre, como hizo cinco años atrás cuando también nos participó por Twitter la muerte de su padre.

Pero lo que realmente no me gusta de él, más allá de la falsificación de la historia de Cataluña convertida en el relato que sustenta su proyecto, es que se identifique con las instituciones y con el país, ese mesianismo con que se presenta ante los electores. Es una versión actualizada de Jordi Pujol —no me extraña que le haya prometido el voto— con unas gotas de Josep Tarradellas.

El vídeo electoral en el que pasea entre montañas vestido con un traje bien planchado para montarse finalmente en el asiento trasero de un automóvil, no vaya a pensar el público que ha subido a pie, que viaja en el maletero o que conduce su propio coche, es la síntesis perfecta de esa doble aspiración. Amante del senderismo, de las cumbres literarias y religiosas de la mitología local por un lado, y a la vez defensor a ultranza de la legitimidad del exilio, como hizo aquel viejo republicano que nunca se despojaba de la corbata.

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