Assemblea Nacional Catalana (ANC) se ha obsesionado con la presencia de los ultras de Aliança Catalana en los actos de sus secciones territoriales. La entidad independentista afronta su mayor crisis, bajo un más que mermado poder de convocatoria y una guerra entre facciones por recuperar la que en su día fue la muleta de los líderes del procés en las calles.
Dolors Feliu y el órgano de gobierno que preside, el secretariado nacional, viven con nerviosismo este conflicto abierto frente a los críticos, a los que acusa de utilizar el incómodo partido de la islamófoba e independentista radical Sílvia Orriols para boicotear el final de su mandato.
Feliu capa direcciones de correo
La última en enfrentarse a la presidenta ha sido la territorial de Lleida y el Segrià, que invitó a la extrema derecha a un debate electoral que debía celebrarse el pasado miércoles. Esto enervó a partidos participantes como ERC y CUP, que anunciaron su plantón. El equipo de Feliu inhabilitó la aplicación de correo electrónico y otras herramientas básicas de los organizadores leridanos para intentar boicotear el acto, que finalmente pudo celebrarse.
Solo una semana antes, la sección en Sabadell ya protagonizó un encontronazo calcado al invitar a Aliança Catalana a otro acto. En este caso, la dirección lo zanjó cerrando el grifo y negándose a pagar el espacio que iban a utilizar.
Ahora, el secretariado nacional amenaza con sancionar a los organizadores (incluso con la expulsión) porque "los estatutos fundacionales no permiten hacer campaña electoral ni fomentar actos electorales en campaña". También se remite a su código ético, en el que "no hay cabida para el odio ni la discriminación a minorías o colectivos”.
"El secretariado nacional se está extralimitando"
Los críticos consultados por este medio defienden ser "soberanos" para organizar debates e invitar a sus participantes, algo que han hecho "cada vez" que se han celebrado elecciones en Cataluña, ya que es una de sus "tareas". Es por ello que creen que el secretariado nacional "se está extralimitando en sus funciones".
Además, lo acusan de obviar un fragmento del código ético por el que no deben etiquetar partidos ("no somos nadie para decidir si una fuerza es de extrema derecha") y defienden "invitar a los cinco partidos que se autodenominan independentistas" para mantener la "transversalidad" del movimiento. Así pues, niegan invitar a Aliança Catalana para molestar a nadie.
Tuits prohibidos
La irrupción de Orriols en la entidad podría suponer una nueva mancha en el expediente de la cuestionada Dolors Feliu. Esto es así puesto que sería su gestión (y la enorme división que ha generado) la que habría abierto las puertas de las territoriales a la extrema derecha.
Y para apuntalar la posición apolítica con la que trata de vetar debates con Aliança Catalana, Feliu ha instado a los secretarios nacionales a no hacer manifestaciones ni publicar ningún mensaje en las redes sociales en favor de ningún partido (especialmente del de Orriols) bajo la amenaza de la expulsión de la comisión permanente.
La fracasada lista cívica, origen de los males
Feliu y los suyos tienen el convencimiento de que los díscolos están utilizando la figura de Orriols para desautorizarlos y forzar dimisiones. O al menos complicar su final de mandato, después de que nadie haya abandonado el barco a pesar del estrepitoso fracaso de la lista cívica, con la que querían conseguir representación en el Parlament y declarar la independencia.
La pretendida candidatura de electores provocó la dimisión en bloque del vicepresidente Jordi Pessarrodona y 13 dirigentes más. El cisma continúa a día de hoy y prueba de ello es el ajustadísimo resultado de la votación que enterró el proyecto estrella de la presidenta. Esta, no obstante, intentó maquillar la derrota hablando de "empate técnico" e interpretando los resultados como "un no por ahora".
Pugna por el nuevo secretariado nacional
Esta batalla entre facciones se libra bajo la incógnita de quién sucederá a Feliu en la presidencia del secretariado nacional después de que la dirigente haya dicho que no se ve con fuerzas para continuar.
El cantautor que rompió con Carles Puigdemont, Lluís Llach, y el vicepresidente que abanderó la dimisión en bloque por la lista cívica, Jordi Pessarrodona, encarnan la corriente crítica, por lo que parten como favoritos frente a otros candidatos como el exvicepresidente del Parlament Josep Costa.
Las votaciones se celebrarán entre el 14 y el 18 de mayo, y el 23 de mayo se proclamarán los resultados. Dos días después, la ANC celebrará el acto constituyente de la nueva dirección en Vilafranca del Penedès, en Barcelona.
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