Los cuatro años de gestión de los independentistas de la Assemblea Nacional Catalana (ANC) en la Cámara de Comercio de Barcelona han dejado un agujero de 2,56 millones de euros en las cuentas de la institución. Esta cantidad marcó el pleno de abril celebrado ayer lunes, una sesión bronca que se alargó hasta bien entrada la tarde. El principal punto del orden del día fue la aprobación de las cuentas a 31 de diciembre de 2023, el último ejercicio con Mònica Roca en la presidencia.
El presupuesto con el que trabajó Eines de País, el equipo surgido de la organización independentista radical, incluía una previsión de ingresos y gastos de poco más de 24,6 millones de euros. Los nuevos gestores de la organización, liderados por Josep Santacreu, estimaron en noviembre que la desviación alcanzaba los 1,05 millones. La cifra final es mayor: 1,208 millones.
Gastos extraordinarios de 2023
A esta cantidad se le deben sumar cuatro gastos extraordinarios que también fueron ratificados por el pleno de abril. El de la reforma del edificio histórico de la Cámara de Comercio de avenida Diagonal, que alcanzó los 366.000 euros (se habían presupuestado 343.954 euros); la celebración del 750 aniversario del Consulado de Mar, una efeméride a la que han tenido que añadir otros 21.000 euros; 6.600 euros más para sufragar la celebración del Congreso de Mediación; y los 294.000 euros que costó organizar las elecciones camerales de septiembre en la demarcación de Barcelona.
Hasta aquí, los gestores de la Cámara de Comercio de Barcelona podían cerrar el ejercicio con un desvío de 1,88 millones. Pero la cifra final va más allá porque se destinaron 680.000 euros en los trabajos iniciados para trasladar la organización empresarial hasta una nueva sede situada en el barrio del 22@, una parcela de terreno ubicada en el extremo de la avenida Diagonal más próximo a Sant Adrià de Besòs.
El proyecto de la Cámara de Comercio de Barcelona en el 22@
Fue el desaparecido Miquel Valls el presidente que dejó atada esta iniciativa en 2019, cuando suscribió un acuerdo con el Ayuntamiento de Barcelona que garantizaba la viabilidad de la operación. Estaba todo preparado para que la nueva sede se inaugurase en 2022 y que allí se ubicaran tanto las dependencias de la principal cámara de comercio catalana como servicios municipales. Llegada la fecha, los trabajos aún no se habían iniciado.
Roca anunció al pleno de junio de ese ejercicio que preparaba la licitación de un contrato de construcción y explotación del inmueble con una duración de 35 años y un importe de 55 millones. Casi dos años después, el solar sigue vacío.
Auditores en el pleno de abril
El pleno de abril de la Cámara de Comercio de Barcelona se inició con la presentación por parte de los responsables de la auditoría de 2023. Los letrados explicaron en el plenario el detalle de las cuentas y reconocieron discrepancias incluso con la metodología contable que se usaba en la institución hasta el relevo en la presidencia.
Santacreu también se sirvió de la mayoría que tiene en el pleno para habilitar otros dos presupuestos extraordinarios que servirán para resolver problemas heredados en la actual sede, la histórica de avenida Diagonal. La reforma realizada por Eines de País, que superó los 366.000 euros, no llegó a los sótanos, que ahora se deberán adecuar.
Nuevos inquilinos en la sede de Diagonal
Además, para rentabilizar el espacio, se adecuarán la planta baja y la primera. Se replanteará el espacio de coworking, una necesidad empresarial que está cubierta en Barcelona, para preparar más aulas de formación y sumar otras iniciativas que aporten a las arcas de la Cámara de Comercio de Barcelona. Como adelantó Crónica Global, ya se ha instalado en el edificio el centro tecnológico Leitat.
En breve llegará también a esa ubicación la operadora independentista Parlem, que contará tanto con oficinas centrales como con un punto de venta físico.
Miquel Valls dejó seis millones en caja
La divulgación del estado de la caja de la Cámara de Comercio de Barcelona que dejaron Roca y su equipo durante su mandato generó un profundo malestar en el plenario. Especialmente porque cuando Miquel Valls abandonó la institución, estaba saneada desde el punto de vista económico. Había seis millones de euros en la caja.
Cinco años después, estos fondos se han dilapidado y se necesitan otros 2,5 millones para llegar de nuevo al punto de equilibrio.
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