Collboni tampoco se atreve con la okupación de Can Vies
Los vecinos de la calle Jocs Florals piden al equipo de gobierno municipal que desaloje el edificio allanado desde 1997
21 noviembre, 2023 00:00Noticias relacionadas
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Las esperanzas que los vecinos del barrio de Sants habían depositado en el equipo de gobierno de Jaume Collboni (PSC) para desalojar el Centro Social Autogestionado (CSA) Can Vies se disipan.
Después de 26 años padeciendo las molestias de la casa okupa, allanada desde el 10 de mayo de 1997, los residentes de la calle Jocs Florals confiaban en que los socialistas intercediesen para librarlos del ruido y del incivismo derivado de este espacio, que además compromete la ejecución del plan urbanístico aprobado para el barrio.
“Fiestas ‘non-stop’”
Los vecinos denuncian que solo en el último año los okupas han organizado entre 20 y 30 fiestas sin ningún tipo de medida de seguridad en el recinto, que se encuentra en estado semirruinoso tras la paralización de su derribo en 2014, durante el mandato de Xavier Trias.
Si bien reconocen que ahora los okupas terminan las fiestas sobre las once de la noche, mucho antes de lo que solían hacerlo antaño, cuando los bafles sonaban “a toda castaña” hasta altas horas de la madrugada, sostienen que las molestias son “insoportables”. Denuncian que la casa no está insonorizada, como sí lo están las discotecas, y que no hay ningún tipo de control de aforo, por lo que se producen grandes aglomeraciones tanto en el patio de la propiedad, a cielo abierto, como en los alrededores, ocupando las acercas y la carretera. “Hacen fiestas non-stop, de diez de la mañana a once de la noche, parece Marbella”.
Pinchazos de luz, ruido y un bar
Algunas familias, que tienen segundas residencias, reconocen que siguen los perfiles del CSO Can Vies en redes sociales y que cuando anuncian alguna de estas fiestas abandonan sus domicilios habituales. “Algunos padecen taquicardias”, expresan, tras dos décadas de noches de sueño interrumpido. Otros aseguran que están buscando casa para mudarse lejos de la calle dels Jocs Florals por la presencia de los incómodos vecinos, pero temen que sus propiedades se hayan devaluado.
Denuncian que para sostener esta sala de fiestas improvisada los squatters han pinchado la electricidad, con el riesgo de incendio que conlleva, teniendo en cuenta, además, las precarias condiciones en las que se encuentra la casa, especialmente el tejado.
Asimismo, quienes controlan este espacio autogestionado ofrecen bebidas y comidas sin ningún tipo de licencia ni control sanitario, cobrando las consumiciones como si de un bar se tratase, en perjuicio de los locales de la zona, que sí cuentan con los permisos municipales obligatorios. “Los domingos a las diez de la mañana ya están haciendo paellas, con música a todo volumen que se alarga hasta entrada la noche”.
“Su WC son nuestros portales”
Si los días de fiesta son críticos para los vecinos de Can Vies, las jornadas de afterparties no son mejores. Los bloques más cercanos son los que más las sufren, pues los asistentes vomitan, defecan y orinan en las puertas de sus casas. “Su WC son nuestros portales y si les llamamos la atención nos hacen peinetas o nos tiran piedras”, expresan indignados. “Camuflan todo esto alegando que hacen cursos por el bien del barrio”, sostienen los vecinos.
Además de todo esto, los vecinos denuncian que cuando compraron sus viviendas les prometieron que se ejecutaría la tercera fase del proyecto urbanístico, que incluye la construcción de una calle para conectar la plaza de Sants con la estación de Mercat Nou. Pero los okupas ya han advertido: si los echan, “arderá el barrio”. De hecho, en los últimos días han desplegado una gran lona en la que recuerdan que “sus casas son trincheras” y piden frenar los desalojos de otras propiedades allanadas, como La Ruïna y El Kubo, en el barrio de la Bonanova de Barcelona, o el CSOA L’Estudi 9, en Santa Coloma de Gramenet.
Nadie ha logrado echarlos
Así las cosas, ningún gobierno municipal ha logrado echarlos. El primero en intentarlo fue Xavier Trias (CiU), que fue doblegado por el movimiento okupa de Can Vies después de fuertes disturbios en la capital catalana y se vio obligado a paralizar el derribo de la propiedad en 2014. Su sucesora, Ada Colau (BComú), se puso de perfil ante este problema, lo que permitió a los allanadores restaurar la parte de la casa derribada durante el mandato de Trias y reconvertirla en el patio en el que hoy hacen comidas populares, batucadas, fiestas y conciertos. Los mismos que martirizan a los vecinos de los bloques cercanos.
Los vecinos aseguran que bajo la gestión de Marc Serra, concejal de los comunes en el distrito de Sants-Montjuïc entre 2019 y 2023, se sintieron “desamparados”. Sin embargo, manifiestan que con sus socios de gobierno, el PSC, había un mayor entendimiento. “Nos dijeron que si fuese por ellos los okupas se irían fuera”, aseguran, pese a que la única solución que les ofrecieron en su momento fue buscar un mediador para que vecinos y squatters llegasen a un acuerdo. “Nos equipararon con los okupas”, sostienen.
El ayuntamiento dice que Can Vies “está pacificado”
Con el cambio de equipo del gobierno municipal, en mayo, esperaban que la nueva regidora del distrito, Raquel Gil (PSC), tomara cartas en el asunto. Preguntado sobre este extremo, desde el consistorio han remitido a este medio a la respuesta que dio Gil a un concejal del Partido Popular durante el pleno municipal celebrado el 20 de septiembre. Mantienen que la postura sigue siendo la misma. En aquella ocasión, Juan Bautista Milián preguntó qué medidas tomaría el consistorio para ejecutar el derribo de Can Vies, de igual modo que en los próximos días se desalojarán El Kubo y La Ruïna en la Bonanova, ambas propiedad de la Sareb.
Sin embargo, Gil respondió que desde el ayuntamiento no “abrirán un fuego” en un lugar que, a su entender, “está pacificado”. “A excepción de alguna queja puntual de vecinos, no tiene nada que ver con el volumen de quejas de hace unos años. Nada que ver. Lo que no haremos es abrir un fuego en un lugar pacificado sin tener una solución consensuada, que creemos que es la que debe dar una respuesta adecuada al vecindario y a las necesidades del espacio en el que está el edificio”. Un extremo que los residentes de la zona niegan, aportando a este medio las llamadas realizadas al 112 por las molestias causadas por Can Vies, que se cuentan por decenas solo en los últimos tres años.
“No estamos para crear problemas”
En este sentido, Gil sí reconoció que el edificio de Can Vies está afectado por el planteamiento vigente, que proyecta abrir donde ahora se levanta la casa okupa una calle que una la plaza de Sants con la estación de metro de Mercat Nou. “El consistorio es consciente de la realidad social del barrio de Sants y lo que haremos es continuar trabajando en consensuar cuál debe ser esta modificación urbanística que dé respuesta de la mejor manera posible a las realidades de los vecinos y a la adecuación de estos espacios; en el marco de la decisión que se tome, consensuada, insisto, se procederá a tomar las medidas que corresponda con los espacios del entorno, también de Can Vies”, respondía la regidora, dejando en el aire el futuro del centro autogestionado.
Además, la edil subrayó que “el gobierno municipal está para dar soluciones a la ciudadanía y no para crear problemas”, en alusión a un desalojo que, como comprobó Trias durante su mandato, se prevé complicado. Asimismo, Gil instaba al concejal del PP a hablar con los vecinos de la Bordeta. “Le pasarán una lista de urgencias y necesidades y Can Vies no está entre ellas”, zanjaba.