¿Reunificar el catalanismo? Misión imposible. Las pasadas elecciones municipales evidenciaron la miscelánea de siglas herederas de la antigua CiU. Y las generales del 23J han constatado esa división del espacio posconvergente, que desde hace años busca un líder. Artur Mas lo intenta, pero de momento no lo consigue, pues en su intento de confraternizar con las distintas corrientes sólo ha logrado enfadar a Junts per Catalunya (JxCat) y a su propio partido, PDECat.
Mas asistió ayer a un acto de Junts para expresar su apoyo a la candidata de este partido para el 23J, Miriam Nogueras. Una presencia que incomodó a ambas formaciones, inmersas en batallas judiciales por las siglas y los derechos electorales.
"No es nuestro modelo"
"Quiero que mi voto sea útil a Cataluña, por eso estoy aquí con Míriam Nogueras", dijo el expresidente de la Generalitat. El cabeza de lista del PDECat, Roger Montañola, no escondió su malestar. “Si unos ciudadanos de Cataluña, incluso aquellos que han ostentado la máxima responsabilidad, quieren hacer política como la CUP, lo respeto, pero este no es nuestro modelo", dijo.
Un dardo dirigido a la línea de flotación de Mas, quien tuvo que abandonar la primera línea política por imperativo de la CUP. Los antisistema pidieron su cabeza a cambio de investir como presidente a Carles Puigdemont. Corría el año 2016, el proceso independentista se encaminaba a su año más convulso y Convergència (CDC), a su congreso de refundación para convertirse en PDECat.
Artur Mas rechazó sumarse a Junts per Catalunya, la formación independentista integrada por dirigentes exconvergentes e independientes que junto a ERC y la CUP ejerció el rodillo para aprobar las leyes de ruptura –la del referéndum y la de transición nacional— en el Parlament en 2017. Ese año, UDC también se disolvía. Previamente, Mas había respondido ante la Justicia por la consulta soberanista celebrada en 2014 y, posteriormente, lo hizo ante el Tribunal de Cuentas por los gastos del procés.
Contactos entre Mas, Trias y Giró
En paralelo a esa implicación, Mas ha intentado preservar el legado de Jordi Pujol. Tal como publicó Crónica Global, el que fuera presidente de la Generalitat durante 23 años ha mantenido contactos con otros dirigentes con los que “comparte una visión política” para analizar la deriva de JxCat. Entre ellos el propio Artur Mas, Xavier Trias y Jaume Giró.
De ahí que, también en Junts, el acercamiento de Mas en esta campaña electoral se mire con recelo. Especialmente entre los dirigentes que se resisten a pasar página de una etapa marcada por la confrontación y por la pérdida de presencia institucional. “Los duros saben que un giro en su estrategia puede propiciar la reunificación del espacio neoconvergente. O al menos intentarlo”, afirman fuentes soberanistas.
De hecho, fue el propio Artur Mas quien sorprendió –de nuevo— a su partido al proponer que el PDECat que no se presentara a las elecciones generales para evitar que se dividiera el espacio. Así se lo hizo saber al presidente de dicha formación, David Bonvehí.
Desde su perfil de Twitter, PDECat-Espai CiU replicó a Mas de forma irónica, con un vídeo de la película Love Actually, donde marcan perfil como "partido pequeño" que ha impulsado grandes iniciativas en el Congreso (como las leyes sobre multirreincidencia y mecenazgo): "Hablaremos claro para que nos voten sus votantes". "Sin pinzas en la nariz y ninguna vergüenza, no renunciamos a las cosas bien hechas".
El doble periodo electoral marcado por las elecciones municipales y las generales, unido a la exclusión de Trias de la alcaldía de Barcelona tras el acuerdo entre PSC, comunes y PP, ha aplazado el cónclave que los neoconvergentes tenían previsto celebrar para cambiar de rumbo. El riesgo de un cisma estaba muy presente, a pesar de la equidistancia del secretario general de Junts, Jordi Turull, quien ha hecho aproximaciones al PNV a lo largo de este año.
Atrás quedaban las acusaciones de “autonomismo” lanzadas por Junts contra los nacionalistas vascos. La presencia de Artur Mas y Jordi Pujol en los actos de Junts también abonaban ese incipiente giro moderado. La calçotada presidida por Pujol, a la que acudieron Mas, Giró, Turull, Nogueras, Joan Canadell o Pilar Rahola, entre otros, dejó un testimonio gráfico.
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