Junts per Catalunya (JxCat) llega a las elecciones generales apartada de las principales instituciones catalanas. Pero lejos de hacer autocrítica, los neoconvergentes culpan a ERC de esa exclusión.

Más allá de los ataques electorales hacia sus antiguos socios, la dirección de Junts asegura ahora a su militancia que las negociaciones en el Ayuntamiento y la Diputación de Barcelona no estaban bien atadas porque los republicanos aspiran a entrar en el futuro en el gobierno de estas dos corporaciones municipales. En este sentido, en la ejecutiva neoconvergente creen que los resultados del 23J serán determinantes en ese tripartito de izquierdas que vislumbran.

Relaciones que penden de un hilo

De hecho, el proceso de constitución de la Diputación de Barcelona ha venido a confirmar que las alianzas entre ERC y Junts colgaban de un hilo. Y es que las relaciones entre ambas formaciones nunca fueron buenas. Se sostuvieron durante el procés y tras las elecciones de 2017 y 2021 porque, según confesó el propio Pere Aragonès en una conversación con el líder del PSC, Salvador Illa, el referéndum estaba demasiado reciente y las diferencias de voto entre Esquerra y Junts eran escasas. De ahí que, en aquel momento, los republicanos rechazaran un pacto con los socialistas.

El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, junto a Salvador Illa (PSC) en el Parlament QUIQUE GARCÍA EFE

La apuesta de Aragonès por el diálogo con el Gobierno de Pedro Sánchez para solucionar el conflicto independentista por cauces legales dejó fuera de juego al partido de Carles Puigdemont, anclado en la confrontación, y en octubre de 2022 los posconvergentes optaron por salir del Govern.

El pacto frustrado entre Trias y Collboni

La decisión fue tomada por la militancia de Junts, que hoy por hoy parece avalar la exclusión de los socialistas de cualquier tipo de acuerdo. Una estrategia que divide a la ejecutiva y a los cuadros posconvergentes, pues ni los exconsejeros de la Generalitat ni los alcaldes ni el grueso de concejales y cargos locales han defendido en estos meses la inmolación institucional de Junts.

Conocidos son, en medios municipales, los intentos de Xavier Trias por apuntalar un pacto con Jaume Collboni en el Ayuntamiento de Barcelona, que pasaba por compartir la alcaldía, esto es, por efectuar un relevo a los dos años de mandato. Pero el exalcalde rechazó la pretensión del socialista de gobernar primero, pues temía una moción de censura posterior.

Reproches

El acuerdo entre PSC, comunes y PP, que impidió a Junts acceder a la alcaldía de Barcelona con el apoyo de ERC, torpedeó las expectativas de repetir una sociovergencia al frente de la Diputación de Barcelona. Y es que, más allá de los reproches de Trias a Collboni –no le llamó para avisarle del acuerdo a tres— y al candidato del PP, Daniel Sirera –el exalcalde cree que los populares están en deuda con él por el bulo sobre su cuenta en Suiza lanzado por el ex ministro del Interior Jorge Fernández—, la desconfianza entre Junts y ERC aumentó. Trias siempre ha asegurado que, con otro alcaldable por Barcelona diferente a Ernest Maragall, nunca habría sido posible explorar un pacto.

Ahora, la excusa que los dirigentes de Junts dan a la pérdida del Ayuntamiento y la Diputación de Barcelona ante su militancia es que Esquerra se prepara para un tripartito en ambas corporaciones. En las negociaciones, sostienen, los republicanos no actuaron con la contundencia requerida.

Lluïssa Moret (PSC) y Jordi Ballart (Tot per Terrassa) firman el pacto para la Diputación de Barcelona PSC

Semanas antes de que se constituyera la Diputación, Junts aseguraba a los suyos que el pacto con ERC y Tot per Terrassa –el partido de Jordi Ballart que gobierna en esta ciudad con el apoyo de los independentistas— estaba cerrado. Días después, Ballart firmaba con la socialista Lluïsa Moret, nueva presidenta de la Diputación, un acuerdo de gobernabilidad.

No es ajeno a todas esas tensiones el adelanto electoral anunciado por Pedro Sánchez, que recrudeció la rivalidad entre ERC y Junts. No en vano, las generales son la última oportunidad que tienen los republicanos para demostrar que aguantan, aunque todas las encuestas dan por hecho que no repetirán la victoria de 2019. Aragonès insiste en desvincular los resultados del próximo domingo de un posible avance electoral en Cataluña, pero aguantar con un gobierno en minoría hasta 2025 parece complejo.

Sondeos

Será el PSC el que tenga un excelente resultado, indican los sondeos. Por su parte, Junts se presenta como el guardián de las esencias independentistas, de ahí que Esquerra haya elegido como rival preferente a Sumar. En su caso, las perspectivas de voto son mejores, pero no lo son las posibilidades de ser influyentes en el Congreso, tanto si vuelven a formar mayoría PSOE y Sumar –nadie habla de intercambio de cromos, pero los acuerdos en las instituciones catalanas son notables—, como si suman PP y Vox –conocido es su cordón contra los independentistas—.

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