Nunca hasta ahora la configuración de la Diputación de Barcelona había despertado tanta atención mediática. Y es lógico. Las negociaciones previas han hecho revivir las vísperas de la investidura del nuevo alcalde de Barcelona, que contra todo pronóstico y tras intensos contactos previos culminaron en el nombramiento del socialista Jaume Collboni.
Ayer, Lluïsa Moret llegó al plenario de constitución de la Diputación con un acuerdo a tres bandas cerrado: el que permitirá a PSC, comunes y dos independientes de Junts per Catalunya (JxCat) gobernar la corporación supramunicipal, con el apoyo externo de Tot per Terrassa. Un mandato “transversal”, como explicó la propia Moret, que podría ser más amplio en un futuro.
En los pasillos que rodean el Paraninfo de la Escuela Industrial, que acogió el acto, todos los comentarios pasaban por la posible entrada de ERC en el gobierno de la entidad. A la espera de los resultados de las elecciones generales del 23J, fuentes socialistas creen que los republicanos están abocados a levantar el veto definitivo que Oriol Junqueras impuso al PSC.
Presupuestos de la Generalitat de 2024
En juego están los presupuestos de la Generalitat de 2024 y la elección de senadores autonómicos. Esquerra, que ha garantizado la gobernabilidad de Pedro Sánchez, teme un mal resultado el 23J, pero se da por hecho que se unirá al bloque de las izquierdas, tanto si los socialistas vuelven a presidir el Gobierno de España como si PSOE y Sumar se quedan en la oposición.
En el ámbito más identitario tiene a su favor la inmolación de Junts, como ayer se pudo ver en la constitución de la Diputación.
La petición de los comunes
En efecto, los neoconvergentes salieron del Govern en octubre de 2022 y han perdido los gobiernos de las diputaciones de Barcelona, Tarragona y Lleida porque la cúpula del partido rechazó pactar con el PSC. Conscientes de la influencia de los resultados de las generales, tanto PP como Junts exigieron ayer que el gobierno de la Diputación no esté expuesto a los vaivenes electorales. Por el contrario, los comunes reclaman que ERC se incorpore al mismo para formar una amplia mayoría progresista.
Los socialistas rehúsan valorar esa posibilidad, aunque son conscientes de que en Esquerra, tarde o temprano, se dará carpetazo a la etapa Junqueras, que todavía lastra la gestión de Pere Aragonès; de la misma forma que en Junts, como explicó Crónica Global, suenan tambores de refundación ante el descontento del sector pragmático con la gestión de los duros de Laura Borràs y Jordi Turull.
"No nos fiamos todavía de ERC"
“No nos fiamos todavía de ERC, en las próximas semanas se tendrán que votar senadores autonómicos y no queremos que se repita lo ocurrido con Miquel Iceta”, explican fuentes del PSC. Se refieren al veto de Esquerra a la elección del hoy ministro de Cultura como senador.
Ahora es Nuria Marín, la predecesora de Moret en la presidencia de la Diputación, la candidata a senadora. La votación pondrá a prueba de nuevo a los republicanos, a las puertas de que se negocien de nuevo las cuentas catalanas para el año próximo, aprobadas en 2023 gracias al apoyo de PSC.
Fragmentación posconvergente
En el fragmentado espacio posconvergente, la constitución de las diputaciones también está marcando las estrategias de pactos. Que dos diputados independientes de Junts entren ahora en el gobierno de Lluïsa Moret -Sergi Vallès y Marc Castells— se analiza como ”el resultado de haber dejado tirados a los alcaldes al renunciar a un pacto con el PSC y prometer una alternativa con ERC y Tot per Terrassa que no estaba cerrada”.
También se comenta la habilidad de Castells, alcalde de Igualada, quien hizo buena parte de su campaña junto a Laura Borràs, pero “ahora que ya no peligra su silla de alcalde y de diputado, pacta con el PSC”.
¿Junts en la alcaldía de Barcelona?
Un pacto que también defendían los alcaldes y cargos locales de Junts, como Neus Munté, que ayer habló en nombre de su partido en el plenario de la Diputación. Lo hizo sin reproches a los dos diputados disidentes quienes, aseguró, fueron coherentes con sus convicciones, como el resto de diputados de JxCat.
Y si en ERC también hay movimientos en favor de estrechar lazos con el PSC, la nueva catarsis neoconvergente que reclama el sector moderado abre otro escenario: el de la entrada de Junts en el Ayuntamiento de Barcelona una vez se consume el fin político de Borràs. ¿Deseo o realidad?
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