Las trabas del Govern en la formación docente expulsan de Cataluña a los futuros profesores
El sistema ofrece pocas plazas públicas sin opción online e impulsa de forma indirecta la elección de centros privados, que requieren una inversión de 8.000 euros y no todos pueden pagar
27 junio, 2023 23:30Noticias relacionadas
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Las numerosas exigencias de la Generalitat para impartir la docencia está llevando a los futuros profesores a optar por universidades de fuera de Cataluña. Y es que las posibilidades de obtener el máster en formación de profesorado, que es obligatorio para enseñar en secundaria, son escasas.
El sistema ofrece pocas plazas públicas, no existe formación online y la elección de un centro privado requiere una inversión de 8.000 euros que no todos pueden o están dispuestos a pagar.
Una oferta insuficiente
El máster en formación de profesorado es obligatorio desde 2017 para todos aquellos que quieran dar clase en los institutos catalanes. Sin embargo, las universidades catalanas no pueden hacer frente a toda la demanda. Hoy por hoy, tan sólo hay 1.500 plazas públicas para las 3.000 que serían necesarias, según el portavoz del Marco Unitario de la Comunidad Educativa (MUCE), Jesús Martín.
Tampoco hay opciones para cursar el máster online, una necesidad para muchas personas que no pueden renunciar a sus puestos de trabajo para acudir presencialmente a los centros, lo que les lleva a matricularse en otros que sí les dan esa posibilidad.
“Aquellas universidades que tienen buena formación online reciben alumnado que nuestra comunidad autónoma es incapaz de asumir”, expresan las mismas voces. Advierten de que no todo el mundo se puede permitir pagar un máster privado que no baja de los 8.000 euros.
La docencia, cada vez menos atractiva
Este y otros requisitos para entrar en el sistema educativo -como la obligatoriedad del nivel C2 de catalán, el más alto que hay- provocan que cada vez menos personas quieran dedicarse a la docencia, que “ha dejado de ser una profesión atractiva en Cataluña”.
A eso hay que sumarle que “es un trabajo que no está bien pagado”. Las fuentes consultadas consideran que los profesores ejercen de “transformadores digitales, transmisores de conocimiento, psicólogos, asistentes sociales y de muro de contención de un alumnado segregado”. El nivel de exigencia, responsabilidad y requisitos no se ajustan “con lo que se cobra”, advierten.
Un efecto 'boomerang'
Las mismas voces avisan al Govern de que un alto nivel de exigencia para dedicarse a la docencia supone tirarse piedras en su propio tejado. Y es que, de esta forma, lo único que hace es ahuyentar a los futuros profesores a otras zonas de España donde es más fácil ejercer o a elegir otros centros superiores.
En este sentido, explican que ofertando pocas plazas y presenciales, están generando un efecto boomerang, “obligando al hipotético alumnado a matricularse en otras universidades de España, lo cual va contra la idea nacionalista de estudiar en catalán”. Y es que estos obstáculos no encajan con la obsesión de la Generalitat de imponer el catalán en las aulas.
23.000 sustituciones sin cubrir
Vistos estos impedimentos, no sorprenden las cifras. Este curso, se han dejado de cubrir casi 23.000 sustituciones en los colegios e institutos de Cataluña por la falta de profesores. Es el cálculo que hace el MUCE –que agrupa a familias, sindicatos y entidades del sector-.
Ante este problema, Martín propone a la Consejería de Educación que los sustitutos tengan contratos anuales para que les compense dejar un trabajo en el sector privado para pasarse a la docencia. “Las condiciones precarias no facilitan que una persona deje un contrato indefinido para cubrir una sustitución de 15 días”, agrega.
Además, no hay que olvidar que la falta de profesores en materias como matemáticas, tecnología o informática repercute en el futuro de los alumnos. Y es que, si no adquieren una buena formación durante la ESO, “no alcanzan las competencias requeridas” para enfrentarse a etapas superiores como Formación Profesional (FP) o Bachillerato, propiciando el abandono escolar que tanto preocupa.