Los tres consejeros catalanes cesados por Pere Aragonès forman parte del sector de ERC alineado con Oriol Junqueras y Marta Rovira. Pero es que, además, la gestión de Juli Fernández, Josep González-Cambray y Teresa Jordà ha avivado conflictos en el ámbito educativo, de las infraestructuras y de las energías renovables, lo que ha torpedeado la capacidad de expansión territorial de ERC desde el Govern.
El efecto más visible ha sido la debacle en las elecciones municipales del 28M, aunque también se ha agudizado la pugna entre el núcleo duro de Aragonès, que pide paso, y los fieles a Junqueras.
El rechazo a la B-40
El caso más llamativo de esa purga encubierta es Juli Fernández, exalcalde de Sabadell, quien cesa como titular de Territorio, el departamento que tiene las competencias en infraestructuras. Solo ha estado ocho meses en esta consejería, a la que se incorporó para ocupar una de las vacantes que dejó la salida de Junts per Catalunya (JxCat) del Govern.
Este farmacéutico, identificado con miembros del sector que apoya a Junqueras, fue muy beligerante en su rechazo a la construcción de la B-40 (Cuarto Cinturón), que debe conectar Sabadell, Terrassa y Castellar. Hasta que fue nombrado consejero. A partir de entonces tuvo que hacer equilibrios entre formar parte de un Govern que aceptó impulsar la infraestructura a cambio de que el PSC apoyara los presupuestos de la Generalitat de 2023 y secundar las históricas reivindicaciones de sus compañeros del Vallès en contra. El cabeza de lista de ERC en las elecciones municipales, Gabriel Fernández, difundió el pasado mes de enero un vídeo en el que expresaba su oposición a la B-40.
La campaña en el Vallès
Con este trasfondo de división interna organizaron los republicanos la campaña de las municipales en el Vallès, con la llamativa ausencia del presidente Pere Aragonès en actos centrales –Juli Fernández tuvo un papel discreto--, mientras que Junqueras asumía un protagonismo que no se traducía en una mejora de las expectativas electorales.
En efecto, los resultados de ERC en el Vallès Occidental han sido nefastos. En Sabadell, los republicanos han pasado de siete a tres concejales y en Terrassa, perdieron los cinco ediles que tenían. En Castellar perdieron un concejal.
La pérdida de 300.000 votos
Es cierto que los republicanos han perdido 300.000 votos en toda Cataluña, pero el pecado de Juli Fernández –que pasa el testigo a la jurista Ester Capella-- tiene que ver con la incapacidad de aprovechar una consejería eminentemente territorial para aumentar la capilaridad de ERC en el ámbito municipal y formar parte de una facción diferente a la de Pere Aragonès.
Porque si algo ha constatado Esquerra en estas elecciones locales es la necesidad de pasar página de la etapa Junqueras, quien, con el apoyo de la secretaria general huida a Suiza, Marta Rovira, protagonizaron un proceso independentista que ya se daba por superado. Las pugnas entre Aragonès, partidario de abrirse a un tripartito de izquierdas –el pacto presupuestario con los socialistas marcó el camino— y Junqueras, anclado en el cordón sanitario contra Salvador Illa, están pasando factura al partido.
La comunidad educativa, en pie de guerra
Josep González-Cambray, hasta ahora consejero de Educación, también pertenece a ese núcleo de republicanos fieles a Junqueras. E igualmente ocupaba un departamento que podía tejer conexiones con el territorio. Pero, tal como ha explicado Crónica Global, Cambray ha puesto en pie de guerra a la comunidad educativa, que en este mandato ha ido a la huelga para protestar contra la gestión del consejero, sustituido ahora por Anna Simó, que ya fue consejera de Bienestar y Familia durante el Gobierno tripartito.
Cambray entró en esta consejería arrasando con el equipo de su predecesor, Josep Bargalló, quien había dado pasos en favor de flexibilizar la inmersión. Logró crear un equipo a su medida y prescindir de sus posibles rivales, y mantuvo una actitud beligerante contra las sentencias judiciales que obligan a impartir al menos un 25% de clases en castellano.
Pero no evitó que, finalmente, Aragonès propiciara un gran pacto para aprobar una nueva ley lingüística en el ámbito educativo junto a PSC, JxCat y En Comú Podem en la que el castellano fuera reconocido como lengua de enseñanza (curricular).
Operación Voloh
Cambray fue uno de los salpicados en la operación Voloh de la Guardia Civil, que investigaba en octubre de 2020 la financiación del procés y de la estructura de Carles Puigdemont en Waterloo. En concreto, la Guardia Civil acusó al consejero de favorecer a una escuela del exconsejero y ex secretario de organización de ERC Xavier Vendrell, quien está considerado junto a Marta Rovira como cerebro del Tsunami Democràtic. No es de extrañar, por tanto, que el núcleo duro de Aragonès quiera soltar lastre de esos satélites de Junqueras que complican la gestión –y las expectativas electorales— de ERC.
Y sobre gestión versó el discurso del president en la toma de posesión de los nuevos consejeros. Hizo hincapié en la lucha contra el cambio climático como eje de una legislatura que llega a su ecuador sin avanzar en energías renovables. De ese negociado se ocupaba otra dirigente alineada con Junqueras y Rovira. Se trata de Teresa Jordà, que será relevada por su número dos en la conselleria, David Mascort. La errática gestión de la sequía ha sido otro de los grandes escollos de este mandato, así como la misma falta de diálogo con el sector que se le atribuye a Cambray.
La beligerancia de Jordà contra la ampliación del aeropuerto de El Prat ha complicado también la gestión de Aragonès y sus negociaciones presupuestarias.
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