Solo quedan dos días para unas elecciones municipales que suponen una oportunidad para que los catalanes elijan a sus futuros alcaldes. Por eso, deben decidir cuáles son los retos a afrontar a partir del 28 de mayo y la mayoría lo tiene claro: la okupación, la limpieza y la seguridad son sus principales demandas.
Así lo ha podido comprobar Crónica Global después de visitar 15 municipios de las cuatro provincias catalanas para conocer qué esperan sus habitantes de los comicios y cuáles son, a su parecer, los desafíos pendientes.
La okupación, el principal problema
La okupación es el principal problema que afecta a la mayoría de ciudades y pueblos de Cataluña. De hecho, según datos del Ministerio de Interior, en el primer trimestre de 2023 se produjeron un total de 1.673 infracciones penales relacionadas con los allanamientos.
Cabe destacar que uno de los daños colaterales de las usurpaciones es el clima de inseguridad que genera, así como la desconfianza de los vecinos, que temen que sus hogares puedan ser allanados, provocando así conflictos que, en ocasiones, les hacen la vida imposible.
Inseguridad: robos y peleas
Otra cuestión que preocupa es la inseguridad, que se ha convertido en un problema cada vez más acuciante en muchas ciudades. Los robos, las peleas, los asaltos y los delitos son cada vez más frecuentes, por lo que los vecinos demandan medidas concretas y efectivas para prevenirlos y reducir su impacto en sus vidas cotidianas.
En este sentido, en muchas ocasiones denuncian la falta de acción por parte de las administraciones para garantizar la seguridad ciudadana que ven deteriorada, especialmente en algunos barrios. Hay vecinos, incluso, que han reconocido a Crónica Global que se han mudado de lugares ante el aumento del peligro: "Yo vivía en la calle Tallada y me fui de ahí por eso. Había mucha pelea y muchas drogas", expresa una mujer en Lleida.
Ciudades degradadas
La limpieza es otro de los problemas que más inquietan y que los vecinos tendrán en cuenta a la hora de elegir a sus dirigentes para los próximos cuatro años. La falta de mantenimiento de los espacios públicos conlleva, en ocasiones, que una ciudad se vea degradada. Es lo que opinan, por ejemplo, los residentes de Manresa, que en los últimos años han visto cómo se han ido deteriorando no sólo los barrios, sino también "las zonas que históricamente han tenido más glamour".
“El paseo da vergüenza, está muy sucio y es inseguro”, aseguran algunas voces consultadas.
También opinan que los gobiernos deberían destinar esfuerzos a todos los barrios de la ciudad más allá del centro. Y es que cosas como la basura, los grafitis o la degradación de las infraestructuras no sólo generan un ambiente desagradable, sino que también influyen en la percepción de seguridad.
Menos polémicas lingüísticas
Más allá de eso, los catalanes demandan atención a cuestiones como la movilidad, el transporte público o la vivienda --con precios inasumibles--, y menos a polémicas como la lengua. En este sentido, mientras algunos consideran que el catalán debe ser un aspecto clave en los comicios, otros no creen que deba ser decisivo para elegir la papeleta.
De hecho, como explicó Crónica Global, la lengua no suma a los partidos políticos en unas elecciones municipales, donde se vota más por la gestión.
Sea como sea, los alcaldes que salgan elegidos el próximo domingo deberán ser capaces de responder a estas demandas de la ciudadanía. Sólo así los vecinos recuperarán la confianza en la política, que muchos aseguran que están perdiendo.
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