El consejero catalán de Interior, Joan Ignasi Elena, con el comisario Josep Maria Estela / EFE

El consejero catalán de Interior, Joan Ignasi Elena, con el comisario Josep Maria Estela / EFE

Política

La crisis de los Mossos aflora las guerras cainitas por el control del cuerpo

Desde Interior advierten de que las acusaciones contra el nuevo comisario jefe, Eduard Sallent, por parte de agentes y de ‘exconsellers’ “se tendrán que demostrar”

21 octubre, 2022 00:00

La fulminante destitución del comisario jefe de los Mossos d’Esquadra, Josep Maria Estela, tan solo 10 meses después de su nombramiento ha hecho correr ríos de tinta y ha dejado al descubierto una nueva crisis en la cúpula del cuerpo policial autonómico. El pulso entre Estela y el conseller de Interior, Joan Ignasi Elena, por controlar la feminización y la organización del organismo ha desembocado en la salida del comisario jefe de forma prematura, lo que ha desatado las críticas de la oposición.

Desde Interior denuncian que la oposición ha encontrado en la crisis de los Mossos un filón y está aprovechando la coyuntura “como ya hicieron con la solicitud de una Comisión de Investigación que no prosperó tras la destitución de Trapero” para intentar erosionar a un Govern ya debilitado tras la reciente salida de Junts.

La politización de Mossos

El último en pedir el cese de Elena ha sido el líder del PSC, Salvador Illa, que confesaba preferir “que se quedara Estela y dimitiera Elena”. Los que por el momento no han pedido la salida del conseller son los sindicatos. Contra todo pronóstico SICME, el sindicato mayoritario de mandos, que aglutina al 80% de los miembros de la escala superior (inspectores, intendentes y comisarios), fue uno de los más críticos al afear a Elena su decisión. Sin embargo, tras una larga reunión con Elena y Pere Ferrer, director general de los Mossos d'Esquadra, el sindicato suavizó su discurso y mostró su apoyo al conseller. “Esto ha ayudado a relajar el clima de crispación”, agradecen desde Interior.

El consejero catalán de Interior, Joan Ignasi Elena (i), con el cesado Josep Maria Estela (d) / EP

El consejero catalán de Interior, Joan Ignasi Elena (i), con el cesado Josep Maria Estela (d) / EP

Desde la conselleria anuncian que en los próximos días convocarán el Consell de la Policia, donde estarán todos los sindicatos representados y tendrán oportunidad de dialogar sobre los cambios. Aunque reconocen que “cada uno tiene su posicionamiento y sus políticas”, esperan encontrar en ellos un aliado frente a la oposición. Asimismo, denuncian que esta última pretende sacar rédito político de lo que ellos mismos critican, al asegurar que la institución está "politizada o que es partidista".

"Quería mandar más que el resto"

Sobre las diferencias irreconciliables que han llevado al conseller Elena a la destitución de Estela, las fuentes de Interior consultadas aseguran que, además de la falta de entendimiento en lo relativo en el proceso de feminización del cuerpo, el comisario jefe de los Mossos “quería mandar más que el resto de miembros de la Prefectura”.

“Estela manifestó que consideraba que tenía que tener más poder que los demás miembros de la cúpula. Quería estar por encima de la coralidad y del resto del equipo”, apuntan las mismas voces. Una visión del modelo organizativo que chocaba frontalmente con la de Elena, que apuesta por acabar con el sistema piramidal y tender a la “coralidad”, con tres o cuatro figuras de mando.

Diferentes ritmos en cuanto a feminización

Sobre la reunión que le costó el cargo, expresan las mismas voces, “no fue dura, no hubo reproches”. En esa conversación quedó patente que los ritmos de Estela y Elena en cuanto a la feminización de los Mossos eran diferentes, dado que el ya excomisario jefe del cuerpo “no era partidario de un ritmo tan acelerado”. Aclaran que Elena nunca estuvo en contra de la feminización, pero su visión era otra. 

El pasado viernes desde Interior se expresó que era indiscutible que cuatro de los seis puestos de comisarios deberían ser otorgados a mujeres, “para corregir el déficit histórico”. “De los 12 candidatos que obtuvieron la máxima nota, un 10, había cuatro mujeres y en línea con el compromiso de feminizar el cuerpo estaba claro que ellas tenían que ocupar los puestos”. Un planteamiento que no gustó a Estela, que apostaba por un avance más gradual. Cabe destacar que de los 36 candidatos, cinco eran mujeres y 31 eran hombres y que, con la decisión de Interior, entraron el 80% de las candidatas frente al 6% de los varones que se postularon. 

"Dimisión o cese"

Fue la gota que colmó el vaso. “En el momento en el que el conseller decidió plantear un relevo, con el desgaste que eso conlleva, es porque la decisión estaba clara”. Aunque apuntan que Estela desconocía que sería destituido, sí que se lo esperaba. Sabía que la única salida a las tiranteces entre Interior y la Prefectura pasaría por la dimisión o el cese.

Sobre el polémico relevo de Sallent, al que se ha acusado de injerencias en las investigaciones, desde Interior señalan que “no es casual que las acusaciones salieran al día siguiente de su nombramiento”, y se hayan sucedido con cuentagotas “saliendo del mismo sitio y en el mismo medio”, aludiendo a una campaña de desprestigio en su contra. 

¿Hubo injerencias?

Recuerdan que hacer acusaciones de ilegalidades “desde dentro del cuerpo” es muy grave. “Si se afirma algo así, se tiene que poder demostrar, tanto si viene de dentro de Mossos como de un exconseller”, expresan en clara referencia a Miquel Sàmper, que aseguró en la cadena RAC1 que "los cargos políticos obstaculizaban investigaciones de los Mossos", aunque nunca las denunció. 

Sobre las sospechas que se han vertido en torno a Sallent, reiteran que el intendente Toni Rodríguez nunca presentó una denuncia formal por las supuestas injerencias en las investigaciones sobre casos de corrupción. Recuerdan que presentó ante el contencioso administrativo su traslado a Rubí y, “entre muchas otras cosas, hizo mención a esas supuestas irregularidades”, que no denunció por la vía penal. Sobre la reciente información publicada por El País que revela que la unidad que dirigía trabajó fuera de los servidores del cuerpo para proteger las investigaciones, desde Interior insisten en que nunca se comunicó a ningún superior la amenaza de injerencias: “Si hubo un apagón de los servidores fue sin una verbalización previa del problema”.

El excomisario jefe de los Mossos, Josep Maria Estela (arriba); su ahora sucesor, Eduard Sallent (abajo), y el consejero de Interior, Joan Ignasi Elena / FOTOMONTAJE DE CG

El excomisario jefe de los Mossos, Josep Maria Estela (arriba); su ahora sucesor, Eduard Sallent (abajo), y el consejero de Interior, Joan Ignasi Elena / FOTOMONTAJE DE CG

Sallent niega las acusaciones

Desde Interior añaden que han preguntado al comisario Sallent sobre estos hechos y que él los ha negado de forma categórica. Aseveran, además, que cuando en el área de investigación se registra un nuevo archivo, el investigador puede determinar el grado de protección entre cuatro posibles niveles, siendo el último --el nivel cuatro-- el que cataloga una investigación como secreta. “A este tipo de ficheros solo puede acceder la persona que ha registrado la investigación o aquellas personas a las que él haya autorizado previamente”, por lo que descartan que alguien pudiese acceder sin permiso de los responsables.

“Quien hace estas afirmaciones tendría que plantearse que son muy graves y que además pone en duda el deber del secreto policial de los agentes”, al sembrar la sospecha sobre posibles filtraciones de investigaciones sensibles sobre políticos como el caso de la expresidenta del Parlament Laura Borràs, investigada por el fraccionamiento de contratos cuando dirigía la Institució de les Lletres Catalanes (ILC), y que motivó que el juez quitara a la policía catalana la investigación en favor de la Guardia Civil.

Y es que la propia Laura Borràs había manifestado públicamente que el entonces conseller de Interior, Miquel Buch, le había informado que las investigaciones policiales no revelaban nada importante sobre su caso, que podía estar tranquila.