Habla el concejal que tumbó la recogida de basuras como la que quiere imponer Ada Colau en Barcelona: el puerta a puerta. Patxi Amantegi lideró las plataformas contra este sistema en Guipúzcoa que Bildu buscó desplegar a partir de 2011, tras las elecciones municipales. A los abertzales les costó caro y terminaron perdiendo muchas alcaldías en los siguientes comicios locales, los de 2015. Cedieron también la Diputación provincial.
Amantegi, hoy concejal de Medio Ambiente por el PNV en Tolosa, lo tiene claro. "No hay sistema, sea el que sea, que funcione con la gente en contra", avisa a los políticos demasiado aventurados. El ahora edil, también vicepresidente de la Mancomunidad de Tolosaldea, lanza una medida advertencia al gobierno municipal de Barcelona, que ha estrenado el puerta a puerta en el barrio de Sant Andreu, entre oposición vecinal. "Sin los vecinos no vas a hacer nada", desliza.
"Era el control absoluto"
Amantegi rememora cómo nació la oposición al puerta a puerta. "EH Bildu ganó un número de alcaldías en las elecciones municipales de 2011. Quiso imponer un sistema de recogida de basuras puerta a puerta de la noche a la mañana. Sin tener en cuenta que muchos pueblos, como Tolosa, ya reciclábamos a niveles óptimos, cercanos al 70%. Solo nos faltaba un quinto contenedor --además de los de papel, cartón, vidrio y restos--: el orgánico", explica.
El intento de los abertzales de extender el puerta a puerta generó una rebelión vecinal. "Aquí teníamos una recogida con camión de carga lateral. Era automatizado. El nuevo sistema era carísimo y laminaba los derechos de los trabajadores: se recogía todo a mano. ¡Era muy penoso! Yo he trabajado con las manos y sé lo que es. Pero es que además imponía el control absoluto. Todo el mundo sabía lo que consumías", lamenta.
"Nos organizamos pueblo a pueblo"
Muchos vecinos comenzaron a organizarse. Entre ellos Amantegi, que en aquel momento no tenía filiación política. "No veíamos el nuevo sistema. No lo veíamos. Nos organizamos pueblo a pueblo y el sistema no cuajó. No se llegó a implementar en todos los pueblos, solo los más importantes. En Tolosa jamás llegó --la plataforma Tolosa Txukun y 7.000 firmas lo pararon--, en Legazpia, se implantó y luego se retiró", enumera. "Los que cambiaron de gobierno desmontaron el sistema y los que lo repitieron, lo mantuvieron", agrega el ahora electo.
¿Por qué naufragó? "La recogida de basuras es una competencia municipal. Pero si la mancomunas en distintas localidades, el sistema neumático es el más eficiente. En un pueblo pequeño, el puerta a puerta puede funcionar. En otros lugares no puedes prescindir del contenedor", avanza.
"¿Cuánto te cuesta reciclar un poco más?"
El concejal avisa que cada sistema tiene sus particularidades. "Todos pueden funcionar, pero necesitas a la gente. Sin el beneplácito de los vecinos, no hay recogida que funcione. Nosotros recogemos en contenedores, pero hacemos puerta a puerta puntual en las pescaderías. Con los grandes productores lo hemos acordado con ellos. La clave es, primero, optar por un sistema y luego, motivar a la gente. Hay que hacer campañas de concienciación continuas, porque sin los vecinos no haces nada". prescribe.
Amantegi se muestra satisfecho de las ratios de reciclaje del lugar. "En Guipúzcoa estábamos a un nivel alto, hemos sido pioneros en la separación. Desde la ikastola se enseñaba que el papel se tenía que separar. Luego fue el vidrio y el plástico", rememora. "Es cuestión de objetivos y recursos. Si estás en un 70%, como estábamos nosotros, y quieres llegar al 80%, pero te cuesta muchísimos recursos, hay que evaluar. ¿Cuánto te cuesta aumentar ese 10%?", plantea.
A Colau: "Sin la gente no haces nada"
¿Qué le diría el concejal que paró la recogida como la que quieren Ada Colau y Eloi Badia --edil de Emergencia Climática-- en Barcelona? "Si el puerta a puerta es tu modelo, hay que ir a la gente, convencerla. Necesitas consenso vecinal", recomienda. Amantegi invita también a tener en cuenta los hábitos. "Porque lo que quieres implica hacer un cambio social en toda regla", recuerda.
Ello, en Guipúzcoa, fue aventurado. "Euskadi es especialmente complejo y en algunas cosas es conmigo o contra mí. El puerta a puerta fue el sistema de un partido [Bildu]. Y la sociedad entendió que era el modelo de un partido y no el modelo a seguir. Y en las siguientes elecciones les penalizó", avisa. "La gente te lo tiene que comprar. Si no convences a la gente, no haces nada", insiste.
"En zonas con alta densidad, no lo veo"
El ahora edil del PNV ahonda en este argumento. "Tienes que valorar el tamaño del municipio. Si quieres recogida manual en un sitio con mucha densidad poblacional, ahí no lo veo. Porque [con el puerta a puerta] todo el mundo sabrá que te has ido de vacaciones, si tus mayores usan pañal o si una mujer tiene la regla, pues hay contenedores especiales, pero hay que pedirlos", advierte. "Y aquí el terrorismo achuchó mucho. La gente se resistió a perder su intimidad. Ese factor pesó mucho: Euskadi es compleja como para ir aireando nuestras intimidades".
Hay otro factor. "Con la recogida manual, en un pueblo pequeño creas puestos de trabajo. En un Barcelona entero puede ser diferente. Piensa que con este sistema cualquier problema se magnifica. Si nieva, no recoges la basura. Si se estropea el camión, las bolsas quedan ahí. Es un despropósito que la basura esté dos días en la fachada de la gente, marcando su dirección", critica.
"Nuestro paisaje es la ciudad"
Amantegi anima a "no cargar toda la responsabilidad sobre el ciudadano" y se muestra "contrario a la política de quien contamina, paga". ¿Por qué? "Porque quien tiene dinero puede contaminar. Hay defensores de la filosofía cero waste [residuo cero], pero es que entonces acaban contaminando quienes pueden pagar", señala. En su opinión, se trata de que "todo el mundo esté en el mismo plano de responsabilidad".
El exactivista ambiental, ahora en la gestión pública, enumera lo fundamental de la recogida de basura. "Tienes que recoger lo máximo posible de la forma más ordenada posible, con el menor coste posible para el ciudadano y que tu selección sea lo más pura posible", subraya. Por ello, opina que se impone la "recogida automática con incidencia en grandes productores, como los de cartón comercial, o de orgánica en geriátricos y colegios". Apostilla que "hay que recoger donde se produce", y termina con una conclusión a los que le quieran escuchar. "Nuestro ecosistema es la ciudad, no el campo. Los gestores públicos debemos velar para que la ciudad sea agradable para vivir y no agresiva", zanja.