De Canarias a Cataluña, el peligro de los “paraísos en la tierra”
El historiador y expolítico Joan Ferran ahonda en las consecuencias de los nacionalismos en ‘Bajo el murmullo de los alisios’
14 febrero, 2021 00:00El nacionalismo catalán y vasco han sido los principales movimientos en el conjunto de España, los que han reclamado un modelo distinto al actual estado de las autonomías. Pero el nacionalismo también arraigó en Canarias, con un movimiento que llegó a protagonizar actos terroristas, el llamado MPAIAC (Movimiento para la Autodeterminación e Independencia del Archipiélago Canario), con un líder carismático como Antonio Cubillo, que lideró el instrumento político Canarias Libre. Los años 70 fueron muy convulsos, también en las islas Canarias. ¿Con qué argumentos se movió aquel nacionalismo? Los mismos, según Joan Ferran, que ha utilizado históricamente el catalán o cualquier otro movimiento nacionalista, con la intención de establecer “paraísos en la tierra”.
El historiador y activista político Joan Ferran, que fue secretario de organización del PSC y diputado en el Parlament, ha trazado ese paralelismo en un historia sentimental, muy personal, que le permite reflexiones de calado sobre cómo se articula un movimiento nacionalista. Lo ha escrito en Bajo el murmullo de los alisios, una novela corta que refleja el pulso de los años 70, y de un año muy concreto y decisivo: 1977, meses antes de las primeras elecciones democráticas tras la dictadura.
Comodidad psicológica
“La serpiente patriótica pone el huevo manipulando sentimientos identitarios con objetivos perversos e inconfesables, le importa poco que la cohesión social se resienta y los conflictos estallen. Esas identidades que venden paraísos en la tierra, retorciendo la historia e inventando pasados, ofrecen a muchas personas un confort emocional, una comodidad psicológica, una sensación de pertenencia a un grupo difícil de contrarrestar desde el pensamiento racional”. Es el razonamiento de Manuel Berri --el otro yo de Joan Ferran-- que se enfrenta a Eva, el amor que se encuentra en Tenerife, donde cumple con el servicio militar obligatorio.
Con Eva, que intenta llevar a Berri a la causa nacionalista canaria al considerar que las islas Canarias son una “colonia” de los godos españoles, Joan Ferran traza un claro paralelismo con los nacionalistas catalanes y con el proceso independentista de todos estos años. La cuestión, sin embargo, es que aquel nacionalismo canario existió y pudo germinar desde la repetición de unos pocos argumentos a favor de la identidad, de lo diferente, y exhibiendo agravios reales e inventados. Es ese caldo de cultivo el que denuncia Berri-Ferran para apostar por la racionalidad más absoluta.
Transición violenta
Es también una forma de mostrar que España ha superado enormes problemas en los últimos 45 años. En la Transición hubo violencia, no fue una especie de pacto amistoso entre exfranquistas y la oposición democrática como la izquierda alternativa que surgió tras el 15M ha querido explicar en los últimos años. Pocos meses antes de esas elecciones democráticas, Antonio Cubillo decía atacar la capital española y el MPAIAC cruzaba el charco para colocar un artefacto explosivo en las Galerías Preciados de Madrid, después de ser el culpable, al poner un explosivo en una floristería del aeropuerto de Gran Canaria, del accidente entre dos aviones en el aeropuerto de Los Rodeos en Tenerife, que provocó la muerte de 583 viajeros. Los dos aviones fueron desviados de Gran Canaria a Tenerife, tras el anuncio de un segundo explosivo del MPAIAC en Gran Canaria. En esos mismos días un grupo independentista catalán, autodenominado Exèrcit Republica Català, colocaba en el pecho del industrial José María Bultó una bomba, que hizo explosionar. El 15 de mayo regresaba a Madrid, procedente de la Unión Soviética, Dolores Ibarruri, la Pasionaria, y justo Don Juan de Borbón cedía sus derechos dinásticos a su heredero, el rey Juan Carlos. Y los GRAPO, como apunta Ferran, continuaban “sembrando el terror”.
La Transición fue dura y compleja. Y en ese contexto se hizo fuerte un nacionalismo canario que no logró arraigar.
Berri reflexiona sobre todo ello. Acaba su servicio militar y regresa a Barcelona. Fue un preso político --real-- que, tras salir de la cárcel, tuvo que hacer la mili en Canarias. Regresa, tras un tiempo convulso en las islas, a la capital catalana y tras la experiencia con Eva y con todo lo que ha vivido, refuerza sus tesis iniciales.
Patriotismo social
Manuel Berri “ha llegado al convencimiento de que solo mediante un compromiso ciudadano basado en garantizar derechos civiles, sociales y de calidad de vida se puede avanzar. Cree que cualquier veleidad secesionista que segregue a una parte de españoles de ese camino colectivo deviene un obstáculo para la consolidación de las libertades. Considera que el verdadero patriotismo no es el identitario sino el social, entendiendo como patriotismo social aquel que persigue unos determinados estándares de bienestar ciudadano en el seno de una Europa unida”.
El personaje de Berri se pronunciaba en esos términos en 1977. Joan Ferran reafirma las mismas tesis en 2021, tras diez años de proceso independentista.