El Gobierno catalán ha avalado hoy martes, 12 de enero, la fusión entre los hospitales Clínic y Plató de Barcelona, que avanzó Crónica Global. La Generalitat de Cataluña ha bendecido una operación que, de hecho, se cerró el pasado 1 de enero. Lo que no ha hecho el Ejecutivo es aclarar quién pagará los 36,5 millones de deuda del centro sanitario satélite, ni quién controlará la fundación desgajada, que se queda unos 3.000 metros urbanizables en el mejor distrito de Barcelona, como informó también este medio, o si la alianza conlleva el uso, al menos como aval, de dinero público.
En un comunicado, la administración autonómica ha dado cuenta de que ha autorizado la "aceptación de transmisión" de actividad del Hospital Plató al Consorci Hospital Clínic Barcelona. El objetivo, recuerda, es que la rama sanitaria de Plató sea transmitida al Clínic, "incluyendo los activos y pasivos que se vinculan".
¿Quién paga la deuda?
Si bien los activos y pasivos citados pasan al Clínic, ¿quién pagará realmente la deuda? Según la documentación de la operación a la que accedió este medio, el Servicio Catalán de Salud (CatSalut) actúa de avalador en la operación pese a los indicios de graves irregularidades.
La gran aseguradora pública catalana lo hará por, primero, una posición de pseudoregulador del mercado público y concertado. Y dos, porque ambos hospitales, tanto el Clínic como Plató, viven de los conciertos con el ente que pilota el doctor Adrià Comella. Son inviables sin dinero público. Pese a esta dependencia financiera, el departamento catalán de Salud no ha tenido a bien explicar si un solo euro público se comprometerá en una operación que es a todas luces privada.
¿Quién controla a los patronos?
De hecho, la Generalitat le ha dado luz verde sin siquiera molestarse a informar de si la "aceptación de transmisión de actividad" oculta una transacción para hallar una nueva sede para Barnaclínic, la parte privada del Hospital Clínic Barcelona, tal y como remarcan fuentes del sector. Ello es así pese a que los mapas del proyecto, revelados por este medio, indican que el Clínic habría por lo menos sopesado esta posibilidad.
Por último, nadie en la administración regional ha querido señalar quién controlará a partir de ahora la Fundación Plató, que se desgaja del hospital y queda como ente independiente con terreno urbanizable en la zona alta de Barcelona. De hecho, la viabilidad de esta asociación está garantizada porque el Clínic se compromete sobre papel a arrendar el terreno a los antiguos patronos del hospital satélite.