Puigdemont quiere aplazar las elecciones a la espera de que el PSOE fagocite a ERC
El expresidente moviliza a Budó, Sàmper y Sànchez, principal valedor del síndic Ribó, para ganar tiempo, afianzar su poder en el Govern y dejar que el pacto de Esquerra con el Estado le pase factura
25 noviembre, 2020 00:00No contento con haber convencido a Quim Torra de que aplazara las elecciones catalanas, Carles Puigdemont quiere más tiempo. Esto es, intentar retrasar los comicios previstos para el 14 de febrero para remontar en las encuestas de intención de voto y que el PSOE fagocite a ERC, que acaba de anunciar un preacuerdo para aprobar los presupuestos generales del Estado. Un principio de pacto que supone un arma de doble filo para los republicanos. Les otorga visibilidad e influencia en la política española --exigen que el Gobierno deje de mirar con lupa las finanzas catalanas y evitar el dumping fiscal de Madrid--. Pero también una imagen de rendición ante el Estado opresor mientras los dirigentes independentistas siguen en prisión o en el "exilio”. ¿Puede ERC mantener la presión como referente del catalanismo moderado? PSC también puja por ese espacio. Y las encuestas bendicen esa estrategia socialista.
A tres meses de la fecha señalada para las elecciones catalanas, los sondeos son muy adversos para el nuevo partido de Puigemont, que se desploma en intención de voto. Incluso el elaborado por un buen amigo del fugado, Jordi Argelaguet --el director del Centro de Estudios de Opinión (CEO) que comenzó su carrera política en ERC para luego pasarse a las filas de Puigdemont--, no augura nada bueno para el de Waterloo que, tal como avanzó Crónica Global, teme perder las elecciones. Por eso, renuncia de momento a presentarse como cabeza de lista, a sabiendas de que su marca, hoy por hoy, es lo único que tira en su partido.
Aferrarse a las consejerías
“Puigdemont ha dado órdenes a Meritxell Budó y Miquel Sàmper para que intenten retrasar las elecciones. Las encuestas le son malas y quieren tiempo para que ERC se desgaste con el Covid, mientras JxCat se mantienen en sus consejerías, cuanto más tiempo mejor”, explica un alto cargo soberanista. Se refiere a los consejeros de Presidencia e Interior, quienes amagan con un aplazamiento de la cita electoral, aunque es Esquerra la que, a través de la Consejería de Acción Exterior, Transparencia y Relaciones Institucionales, pilota el protocolo que debe permitir celebrar los comicios con plenas garantías ante la pandemia. Y también a la incapacidad de ERC de no saber controlar la segunda línea del Govern --el tripartito ya renunció a ocupar ese sottogoverno--, lo que convierte el día a día de los republicanos en el Govern en un infierno.
“Perder por perder, mejor retener lo que tienen cuando más tiempo, mejor. Como hizo el tripartito en 2010, que ya era consciente de que perdería las elecciones, pero quiso agotar mandato”, explica otra fuente del Palau de la Generalitat.
No es gratuito que Budó dejara en el aire la fecha electoral el mismo día en que se dieron a conocer los resultados del último sondeo del CEO. Ayer, la consejera portavoz fue menos dubitativa y aseguró que los comicios se tienen que celebrar el 14F. Pero el miedo ya se ha inoculado en JxCat, que ha puesto toda su maquinaria estratégica a funcionar.
¿Ganará el constitucionalismo las elecciones catalanas de 2020? / POLITIQUEO
Rafael Ribó plantea el aplazamiento electoral
Puigdemont cuenta con un aliado en ese deseado retraso electoral: Rafael Ribó, síndic de Greuges, cuyo mandato está caducado desde marzo de 2019 y cuyo principal valedor es Jordi Sànchez, secretario general de JxCat y que cumple condena por el referéndum del 1-O. Cabe recordar que en su día renunció al sueldazo que cobraba como adjunto al Síndic de Greuges para acceder a la presidencia de la Assemblea Nacional Catalana (ANC).
En los convulsos días de octubre de 2017, Ribó se desplazó en varias ocasiones a Bélgica para ver a Puigdemont y se ofreció como mediador entre el expresidente catalán y el Gobierno. La comunicación del aparato de JxCat con el Síndic se mantiene y el lunes planteó que una comisión de expertos dictamine como muy tarde el 15 de enero de 2021 si se dan las condiciones idóneas para que las elecciones al Parlament se puedan celebrar el 14 de febrero.
Envolvente postconvergente
La envolvente postconvergente es evidente. Y también su intencionalidad: dejar que ERC se estrelle en su estrategia de gestión y de diálogo. Son las credenciales que el partido ha elegido al nombrar a Pere Aragonès como candidato Y si bien es cierto que esos sondeos demuestran la fatiga que el procesismo ha creado en el electorado catalán, incluso en el independentista, ningún analista es capaz de predecir si esa imagen de moderación, pactismo e influencia en Madrid le puede reportar réditos a los republicanos. Hasta ahora, su gestión ha merecido un suspenso por parte de la oposición política, pero también de empresarios, sindicatos y autónomos.
Poco o nada se sabe del reparto de los fondos europeos que pretende pilotar Aragonès, presidente en funciones y cuyo margen de maniobra está limitados --no puede aprobar proyectos de ley ni nombrar consejeros--, pero sí es notoriamente público el caos en la administración de las ayudas a los sectores afectados por el Covid --bares, restaurantes, cultura...--, que se ha saldado con el cese de la cúpula de la Consejería de Trabajo, Asuntos Sociales y Familia, en manos de ERC, y el aplazamiento de la concesión de las partidas en un momento crítico.
Mesa de diálogo
Pero es que, además, la mesa de diálogo con la que se pretendía desencallar el conflicto independentista, a la que ERC se ha aferrado durante meses, no tiene visos de convocarse de nuevo. El apoyo de los republicanos a las cuentas estatales ha obligados a los socialistas a blindar el catalán como lengua vehicular en la llamada ley Celaá, y el compromiso de relajar el control de la austeridad catalana que el exministro de Hacienda del PP, Cristóbal Montoro, impuso durante la aplicación del artículo 155 de la Constitución. El PSOE también analizará las medidas para evitar el dumping fiscal que, a juicio de este partido, ejerce la Comunidad de Madrid.
En materia presupuestaria no habrá un quid pro quo, dado que Aragonès tampoco puede aprobar los presupuestos de la Generalitat para 2021. Se prorrogarán los de 2020, que salieron adelante con el apoyo de los comunes a sabiendas de su inutilidad debido al Covid.
Por otro lado, al pactismo de Esquerra le han salido muchos rivales políticos: PDECat, desgajado de JxCat y que ya vota a su aire en el Congreso y en el Parlament, y el nuevo catalanismo que representa PNC. Sin embargo, es el PSC el que, hoy por hoy, representa el voto útil de espacio catalanista. Los sondeos le sitúan en segunda posición, lo que le convertiría en una fuerza decisiva. Más difícil es que el partido de Miquel Iceta dé el sorpasso a ERC. Pero nada está decidido.