Chacón: “Me preguntaron si pasaría a JxCat, dije que ‘no’ y se produjo mi destitución”
La candidata del PDECat habla sin tapujos para Crónica Global de su cese como consejera de Empresa; y también de Nissan y de una ley de cámaras de comercio “sin debate"
23 noviembre, 2020 00:00Àngels Chacón (Igualada, 1968) se declara independentista, pero afirma que ahora la prioridad es ofrecer soluciones a los catalanes para superar la crisis pandémica. Candidata del PDECat a las elecciones catalanas, la exconsejera de Empresa de la Generalitat habla sin tapujos de su cese como consejera de Empresa, de la marcha de Nissan de Barcelona, de posibles pactos con el PNC y de una ley de cámaras de comercio que, a su juicio, se quiere impulsar por la puerta de atrás.
--PREGUNTA: Su partido ha asegurado que su cese como consejera de Empresa fue una purga.
--RESPUESTA: A mí una semana antes de mi cese se me pregunta si iba a transitar a Junts per Cataluña (JxCat), y me expresé en coherencia a un partido político al que no tengo ningún reproche, en el que me siento cómoda. Argumenté por qué no iba a Junts. Es a raíz de este posicionamiento que se produce la destitución. Cuando aceptamos un cargo, sabemos que podemos ser cesados, igual que los consejeros podemos cesar a nuestros colaboradores. Pero yo estoy muy tranquila. En nuestra consejería hubo directores que se pasaron a Junts y yo no les reproché nada. Porque yo sí me creo la diversidad y la transversalidad. Y esa pretendida unidad que confundimos con uniformidad, pues no la comparto. No he sido la única, ha habido otros cargos que por mantenerse en el PDECat han saltado.
--Hay empresarios que dicen que la echan de menos.
--Y yo les echo de menos. Llegamos a la consejería después del artículo 155, de una situación muy dura, hubo que reactivar de alguna forma la mala imagen que se había dado de la economía de Cataluña. Pusimos la maquinaria otra vez en marcha. Evidentemente, si alguna cosa considero como consejera es la necesidad de diálogo, escuchar, atender, ser muy consciente del momento que estábamos viviendo. En 2019 estábamos avisando que cuidado, que viene una transformación de modelo increíble y vamos a tener que adaptar nuestro tejido empresarial. Con la pandemia tuvimos muchas horas de teléfono, de escuchar, de compartir... Era una consejería con un contenido que me apasionaba, también lo echo de menos. Era apasionante el trabajo. Muchas veces me vinculan al ámbito empresarial, pero también lo era en el ámbito de la universidad, del conocimiento de los centros de investigación, muy poco defendidos, en ciertos momentos menospreciados a nivel presupuestario.
--¿Lo de Nissan es una espina clavada? ¿Se pudo hacer más?
--Con Nissan te preguntas, cuando se formaliza que deja Cataluña, lo cual fue un golpe muy duro: ¿podríamos haber hecho algo mas? Rebobinas y recuerdas que desde que entramos en la consejería interlocutamos con Nissan, nos mostramos predispuestos a ayudar en las inversiones, a fabricar nuevos vehículos. Yo soy independentista, pero ante ciertos temas dejamos la confrontación, negociamos con el Ministerio de Industria, hicimos propuestas. Separamos las divergencias políticas porque la prioridad era salvar Nissan y los puestos de trabajo aquí en Cataluña. No se me ocurre qué pudimos hacer más, que me digan el qué. Entonces ya pasamos a intentar compensar esa marcha buscando inversiones. Sí, es uno de los días más duros, encajar que se vaya una fábrica que ya hace tiempo que se planteaba marchar. ¿Hay que ir a Japón? Pues se va. Enviamos propuestas, silencio absoluto. A nivel de gestión con el ministerio e interlocución, no se me ocurre qué más pudimos hacer.
--Hay gente que no se acaba de creer que PDECat se presentará en solitario, que finalmente pactará con Junts.
-A estas alturas es muy difícil. Siempre quisimos un acuerdo, pensemos que del PDECat nacieron Junts y el PNC. Ante quienes dicen que pactaremos con unos y otros, decimos que queremos voz propia, que se nos respete. Las propuestas que nos llegaban para llegar a un acuerdo era nuestra disolución, y aquí es una línea roja que no vamos a traspasar. En el PDECat tenemos claro que no queremos la independencia a cualquier precio, ni cualquier modelo de país. Ya hemos tenido que renunciar a algunos principios, pero ahora nos jugamos el futuro de los próximos años. La transversalidad en Junts hace difícil pensar en qué nos vamos a poner de acuerdo. Ahora queremos decidir por nosotros mismos, mientras que el acuerdo estaba supeditado a diluirnos en unas listas. Es decir, desaparecer.
--Si el PDECat fuera decisivo para dar a apoyo a un gobierno de Junts, ¿pactaría?.
-Esto no va de cargos ni de gobiernos, para muestra un botón. Esto va de defender nuestros planteamientos ideológicos y nuestro modelo de país. Nosotros vamos a pactar con quien más se acerque a nuestros posicionamientos. Esto no va de personalismos ni de partidos. Quien más se acerque a nuestros intereses, veremos, pero ahora serían especulaciones. Y si nos presentamos por separado, es que hay diferencias suficientes. Una de ellas es la más importante, la estrategia de relación respecto al Estado español, pero también hay un modelo de país, una políticas fiscales y sociales que defendemos. Somos un partido que no solo nos centramos en la gestión, liderar es hacer las cosas correctas. Sabemos a dónde queremos conducir esta Cataluña del siglo XXI y esperamos poder hacerlo.
--Cuando ha dicho que esto no va de cargos ni de partidos, me ha recordado lo que defendió Marta Pascal, candidata del PNC, en una entrevista con Crónica Global. ¿Es posible una alianza entre PDECat y PNC?
-El PNC ha optado por formar otra formación política. También ocurre con Junts. Son amigos que han estado 30 años en el partido, igual que Marta Pascal. Quiero pensar que cuando optan por una nueva opción política lo han pensado muy bien porque ven muchas diferencias. Entiendo que no es un golpe de calor, es una decisión muy meditada. Lo mismo que nos separaba hace medio año nos separa ahora. Nosotros no nos hemos movido de donde estamos.
--¿Cuál es un receta para salir de estos años de procés?
--Hay que tener coraje y valentía para afrontar este problema, para no simplificarlo. No se puede ignorar. Cuando me preguntan de dónde sale el movimiento independentista, respondo que dos millones de personas que se manifiestan año tras año, el 11 de setiembre, que persisten en el día a día, no son tontas. Sale de una serie de actuaciones, en parte por la inacción del Gobierno de Rajoy, que en lugar de afrontar el problema, lo tapó bajo una manta. Esto no lo soluciona con represión. La valentía exige hablar, no sé si en una mesa, de pie o en la calle. Podemos buscar la causa de por qué tantas personas se sienten desvinculadas de España, no es un ataque contra nadie. Debemos desradicalizar discursos, desde aquí, pero también desde España. Me molesta que se desprecie la voluntad de tantos catalanes, quizá sea ese desprecio, actuar y legislar al margen de tantas voluntades lo que ha hecho que el movimiento independentista siga creciendo.
--¿Un referéndum?
--Quizá un referéndum pactado sea la solución, para independentistas y no independentistas, que puedan votar y digan si la mejor solución para Cataluña es poder autogestionarse de forma independiente, o no. Puede haber motivos económicos y emocionales. Pero nunca se puede abordar un problema político desde la represión. Si alguien cree que teniendo en prisión a nuestra cúpula de gobierno o en el exilio es la solución, hemos visto lo que pasa con investigaciones policiales chapuzas… Pero tarde o temprano la mayoría social va a seguir exigiendo cada vez con más contundencia una solución. El pueblo catalán no es violento. La historia reciente nos avala, pero tenemos una legítima aspiración a tener un Estado propio. Criterios económicos, sociales y culturales nos avalan. No tenemos por qué negar este derecho. La solución más civilizada sería un referéndum.
--Hay personas que nunca estarán de acuerdo.
--Tengo amigos en Madrid a los que hablar de esto les produce urticaria, pero yo les diría “venid, hablad, escuchad, no seamos demagógicos o simplistas”. Estamos viendo lo que pasa cuando legislamos o gobernamos en contra de la realidad. Nada puede ser normal teniendo a compañeros en prisión y aquí sí que hay unidad en el independentismo e incluso social. Más del 80% de los catalanes cree que la solución no es la represión, que lleva a más frustración y radicalización, eso es ilógico en una Europa del siglo XXI. ¿De qué tenemos miedo, de romper la mágica unidad de España?.