Cómo salvar las elecciones catalanas en plena pandemia
Mientras ERC y JxCat discrepan sobre el voto electrónico e incluso de la fecha electoral, los expertos apuntan soluciones menos polémicas: el sufragio anticipado o por correo vía internet
21 noviembre, 2020 00:00La pregunta está en el aire. ¿Permitirá la pandemia celebrar las elecciones catalanas del 14 de febrero? Parece que hay disparidad de criterios entre los políticos. Mientras las consejeras de Presidencia y Salud, Meritxell Budó y Alba Vergès, han puesto en duda la firmeza de esa fecha, el departamento de Acción Exterior, Transparencia y Relaciones Institucionales ha impulsado un protocolo con el que quiere blindar los comicios. Por su parte, el ministro de Sanidad, Salvador Illa, avisó en una entrevista con Crónica Global de que era un error dejar entrever que la fecha de la convocatoria podría modificarse.
Los expertos consultados por este medio apuntan varias propuestas que garantizarían la cita electoral, aunque el tiempo corre en contra. Principalmente el voto electrónico y un sistema menos debatido, pero que también evitaría colas y el aumento de la abstención, el anticipado. Sin olvidar la petición del voto por correo por internet, lo que permite votar al recibir la documentación en casa, tal como se hizo por primera vez en las elecciones gallegas y vascas.
El abogado y expresidente del Consejo de la Abogacía Pere Lluís Huguet ha analizado para Crónica Global el voto anticipado. Cataluña se rige por la Ley Orgánica del Régimen Electoral General (LOREG), ya que es la única comunidad autónoma que carece de un sistema electoral propio. “Establece dos sistemas de voto, el presencial y por correo. Ambos gozan de una buena regulación. Quizás el de los residentes en el extranjero requiera ser dotado de mayor agilidad, pero, en definitiva, la inexistencia de denuncias de fraude electoral durante todos estos años pone de manifiesto lo acertado del sistema. Especialmente si lo comparamos con el caos norteamericano,”, explica el jurista.
Comienza la cuenta atrás para las elecciones en Cataluña / EP
Pero dada la situación de pandemia, como medio de fomento de la participación y aprovechando esa buena estructura, Huguet cree que ha llegado el momento de “introducir en nuestra legislación electoral el voto anticipado, más aún si tenemos en cuenta la desconfianza que el voto electrónico ha generado en la población y la falta de un sistema absolutamente fiable, no tanto por los medios técnicos, que existen, sino por quién los controla y certifica”.
Reformas legales y voluntad política
Apuesta por “permitir, durante los días que se considere y con anterioridad a la jornada de las elecciones, que los ciudadanos pudieran acudir ante la Junta Electoral de Zona, cuya sede es la de los juzgados, para emitir su voto". "Éste deberá ser guardado y custodiado en un sobre por el secretario de la Junta Electoral, que a su vez es Letrado de la Administración de Justicia, y que por lo tanto tiene las funciones de fe pública”, explica el penalista. Posteriormente, el día de las elecciones, “será entregado a la mesa electoral donde debería emitir su voto. Una vez recibido, el presidente de la mesa lo abre y comprueba debidamente el precinto, extrae el sobre que contiene el voto y lo introduce en la urna”.
Pero existen dos problemas. “El primero, la voluntad política de los partidos que forman parte del Parlament ya que, de conformidad con el artículo 56.2 del Estatut, se requiere una mayoría de dos tercios de la Cámara. El segundo es si aún estamos a tiempo, ya que el próximo 22 de diciembre se disolverá la Cámara. Las dos cuestiones pueden solventarse si hay consenso, ya que el propio reglamento del Parlament establece el sistema de lectura única que acelera los trámites”. Otra vía sería la reforma de la LOREG en las Cortes Generales.
Pero es el voto electrónico el que, durante años, ha centrado el debate político. Un sistema con muchas ventajas, pero también con demasiados inconvenientes. “No existe el sistema perfecto”, explica Francisco Lupiáñez-Villanueva, profesor de los Estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y cofundador de Open Evidence. Advierte de que “las medidas urgentes, especialmente en una situación de pandemia, nunca son la mejor opción. Las experiencias de voto remoto se han llevado a cabo siempre de forma escalonada”. Estonia es el único país de la Unión Europea que utiliza este sistema, mientras que otros como Francia han hecho pruebas a nivel local, pero no se llegó a implementar.
El experto, que ha liderado el estudio Benefits and Drawbacks of Remote Voting, elaborado por Open Evidence y RAND Europe para la Comisión Europea, recuerda que en los comicios gallegos y vascos no se permitió la participación electrónica. En contrapartida, se dieron más facilidades para el voto por correo, que por primera vez se pudo solicitar por internet. Así, en el mismo momento en el que el votante recibe la documentación electoral puede entregar al cartero su voto. El proceso se completa sin necesidad de salir de casa.
Sin embargo, en Cataluña se ha planteado de nuevo la posibilidad del voto electrónico, una vieja reivindicación de los nacionalistas. Actualmente es la Consejería de Acción Exterior, Transparencia y Relaciones Institucionales la que ha puesto en marcha un protocolo para blindar las elecciones del 14F de las amenazas del Covid.
ERC, al frente de ese departamento, es favorable a mantener esa cita, aunque JxCat estaría interesada en aplazarlas. El motivo, obviamente, son los sondeos de intención de voto, que favorecen a los republicanos.
Desde el departamento de Políticas Digitales (JxCat), según ha podido saber Crónica Global, se apuesta por el voto electrónico, aunque su implementación en tres meses parece complicada. Por el contrario, el protocolo que Acción Exterior presentó el pasado 23 de octubre, deja muy clara la postura del departamento: “Queda descartado el uso de voto por Internet ante la práctica imposibilidad de tener el marco regulador a punto per al día de las elecciones”.
Revindicación nacionalista
El Consejo Asesor para la Transición Nacional planteaba esa alternativa para facilitar la participación de las personas que residen en el extranjero, bajo la creencia de que los casals y las comunidades catalanas en el exterior eran un granero de votos de CDC.
El estudio pilotado por el experto de la UOC demostró que “ningún sistema tiene una seguridad del 100%”. Y apunta inconvenientes y ventajas. Entre los primeros, destaca el hecho de que el voto tiene lugar en un entorno no controlado, resulta difícil comprobar que se emita de forma libre. Hay riesgo de ciberataques, errores de software, programas malignos (malwares), etc. Resulta difícil garantizar al mismo tiempo la identidad del votante y la elección secreta. Los códigos de identificación necesarios para ejercerlo pueden ser robados o vendidos. Y existe una dependencia de grandes plataformas tecnológicas privadas que se encargarían de gestionar todo el proceso.
Tradición
Entre las ventajas, Lupiáñez-Villanueva destaca las que tienen que ver con la pandemia, ya que se reduce el riesgo de contagio al respetar el confinamiento. Permite votar a personas con problemas de salud, movilidad, a quienes se encuentran en el extranjero o ingresados en los hospitales. Su coste sería inferior al de unas elecciones normales. No depende del servicio postal ni sufre los problemas relacionados con él, como los perdidos o que llegan tarde. El recuento resulta más sencillo y favorece que se organicen más consultas sobre aspectos puntuales, tal y como se ha hecho en Suiza (con resultados desiguales, ya que han surgido problemas) o en los ayuntamientos de Madrid y Barcelona.
La tradición es tenida en cuenta por el experto. Por ejemplo, en España tiene un fuerte arraigo el voto por correo, un sistema que, por el contrario, solo ocho estados de la Unión Europea permiten. Pese a ello, Lupiáñez-Villanueva ve ventajas en la participación en remoto y cree que se debería seguir avanzando en su estudio. Con todo, coincide en que no es viable para el 14 de febrero.