Los afectados por las chapuzas de Scytl
La empresa responsable de la caótica gestión de los resultados de las municipales que han deteriorado la imagen de España también causó estragos en Suiza y en las elecciones a la Cámara de Barcelona
3 junio, 2019 00:00El caos generado por los descuadres en la web oficial del recuento provisional de los votos de las elecciones municipales del 26M ha supuesto un duro golpe para la imagen de España y, especialmente, de la empresa encargada de su gestión, una UTE formada por Scytl y Vector. Los errores han sido numerosos, desde asignaciones incorrectas de votos y concejales a sufragios desaparecidos, pasando por incidencias en la retransmisión de los datos a la central y el retraso en los recuentos de diputaciones y cabildos, entre otros.
Sin embargo, cada vez son más los expertos que apuntan que el desbarajuste era previsible, pues Scytl presentaba un currículum que podía hacer presagiar este tipo de percances. De hecho, en los últimos meses la empresa catalana presidida por Pere Vallès ha protagonizado varias polémicas relevantes que ha dejado algunos damnificados en el camino. ¿Quiénes han sido los principales afectados por las chapuzas de Scytl?
El caos de las elecciones camerales
Uno de los embrollos más relevantes entre los causados por Scytl se remonta a hace apenas tres semanas. En las elecciones a la Cámara de Comercio de Barcelona, la implementación del sistema de votación electrónica no funcionó como se esperaba.
Más allá de la confusión generalizada entre las empresas convocadas respecto a cómo proceder a votar, el sistema informático sufrió ralentizaciones que dificultaron considerablemente la votación y se retuvieron casi un millar de votos por presuntas irregularidades. Tras una auditoría, la Generalitat decidió anular definitivamente cerca de 700 sufragios, lo que perjudicó a algunas candidaturas.
Cambio de mayorías
Los votos que sí fueron aceptados permitieron ganar un representante en el pleno de la Cámara de Comercio de Barcelona a la candidatura de Ramon Masià, el mismo que perdió la lista independentista de la ANC. Precisamente, los secesionistas lograron la mayoría en el órgano de gobierno de la institución empresarial por un solo asiento (31 de los 60).
Según las estimaciones realizadas por analistas del entorno de la Cámara, la validación de los votos anulados hubiese permitido a la candidatura de Carles Tusquets sumar 4 ó 5 representantes; a Ramon Masià, 2 asientos adicionales, y a Enric Crous, otro más. Esos delegados los perdería la lista de la ANC y, con ellos, la mayoría que obtuvo.
El presidente de Scytl, Pere Vallès / YOUTUBE
Impugnación por falta de garantías
La candidatura encabezada por Masià ha impugnado los resultados por considerar que el sistema les ha perjudicado y que la auditoría ha avalado sin la justificación debida la anulación de los casi 700 votos.
Masià ha denunciado que el proceso electoral realizado de la mano de Scytl no ha sido “transparente” ni ha ofrecido “garantías” suficientes de que no se han producido suplantaciones de identidad en las votaciones electrónicas.
Desbarajuste en Suiza
Suiza también ha sufrido los desatinos de la compañía catalana. En febrero pasado, una investigación académica detectó varios agujeros de seguridad en el sistema de votación electrónica de Scytl implementado para Swiss Post, el servicio postal nacional del país helvético, que se encarga de garantizar la fiabilidad de las múltiples votaciones que convocan las administraciones.
Según un informe, un administrador malicioso podría manipular los votos sin dejar rastro, esquivar el sistema de verificación y violar la privacidad del proceso. Esta situación fue considerada como un elemento crítico de vulnerabilidad.
Retiran el sistema de las votaciones cantonales
Swiss Post reaccionó convocando un bug bounty --una suerte de test de resistencia ante hackers-- para detectar las deficiencias del sistema. Cerca de 3.200 expertos internacionales lanzaron sus ataques al programa de votación electrónica y se descubrieron 173 puntos débiles, 16 de ellos relevantes.
Tras el análisis de los representantes de los gobiernos de las confederación y de los cantones, y ante la constatación de “errores críticos” en el código fuente, Swiss Post a finales de marzo decidió suspender temporalmente el sistema de votación electrónica adjudicada a Scytl. Un sistema que fue retirado para las votaciones cantonales previstas para el 19 de mayo.
Varias personas participan en el recuento de las elecciones del 26M en una mesa electoral de Vitoria / EFE
El caos del 26M
El desconcierto en las elecciones municipales del 26M ha sido la última polémica relevante protagonizada por la compañía dirigida por Silvia Caparrós. Todo empezó mal desde el principio. Tres semanas antes del superdomingo --en el que coincidían las municipales, las europeas y autonómicas en doce CCAA--, hubo una descoordinación total en el proceso de formación de los 25.000 representantes de la administración encargados de recoger y transmitir los resultados al centro de datos nacional. En varias provincias se tuvieron que suspender los cursos por falta de formadores. En otras, los que enviaron no tenían los conocimientos mínimos necesarios.
Dos semanas antes del 26M, el simulacro de transmisión de datos --a través de tablets y de móviles-- también encalló, pues hubo una caída del sistema. Los fallos se repitieron en la última prueba, una semana antes de la cita electoral. Así, los dos días previos al 26M, Scytl seguía realizando verificaciones de transmisión de datos. Incluso la misma noche electoral hubo un retraso de casi una hora en la difusión de los primeros resultados de las municipales.
El Gobierno tendrá que explicarse en el Congreso
La situación se agravó al ir conociéndose los resultados provisionales a través de la web oficial de las elecciones municipales, gestionada por Scytl. Los innumerables errores --votos desaparecidos en las consolidaciones territoriales, atribuciones equivocadas de concejales, recuentos atascados-- hicieron saltar la voz de alarma en el Gobierno.
Por primera vez en muchos años, se ponía en duda la fiabilidad de un escrutinio electoral en España. Y el Gobierno estaba en el centro de la diana, pues fue el Ministerio del Interior el que apostó por Scytl frente a Indra, al optar por la oferta más barata (8,7 millones de euros, dos menos que su competidora) a pesar de ser la que peor puntuación técnica obtuvo. Ahora, el propio ministro Grande-Marlaska --última víctima de las chapuzas de Scytl-- tendrá que dar explicaciones por lo sucedido en el Congreso.