La Junta del Círculo de Economía que preside el empresario y abogado Javier Faus tiene claros sus objetivos. Sin buscar el enfrentamiento, sin señalar a nadie lo que tiene que hacer, el lobby empresarial no se aleja de sus principios y defiende un acuerdo entre Cataluña y el resto de España que pase por mejorar el autogobierno y la financiación, y que se refuerce el papel de Barcelona, como cocapital del Estado, que se sepa encontrar un camino de colaboración con Madrid. ¿Es complicidad con el independentismo o todo lo contrario?
Mariano Rajoy le pidió al Círculo que no fuera "equidistante" en las jornadas económicas de Sitges justo antes del referéndum del 1 de octubre. Pero el Círculo ha mantenido una línea propia. Y lo sucedido está semana ha sido ilustrativo. El Círculo de Economía, en colaboración con la Asociación de Periodistas Europeos y la Fundación Diario Madrid, organizó un debate sobre la financiación autonómica.
La enmienda a la totalidad de Gordó
Y, aunque hubo reproches en el auditorio de asistentes que suelen participar en los actos --aunque no son socios del Círculo--, se produjo una intervención sintomática: la del exconsejero de la Generalitat, Germà Gordó, mano derecha de Artur Mas, y un hombre que conoce la casa.
Gordó dejó pasmados a todos con su enmienda a la totalidad: es pantalla pasada, consideró. ¿Mejora de la financiación, a estas alturas, cuando el independentismo, pese a todos sus errores y broncas internas, sigue movilizado? Su comentario provocó una réplica del expresidente de la Generalitat, José Montilla.
El lobby empresarial no engaña a nadie. Pondrá las cosas difíciles al Gobierno central, porque considera que, si bien el independentismo ha significado un desastre para el conjunto de la sociedad catalana, las instituciones del Estado también se deben mover. Ha habido una línea coherente, en las últimas décadas, que no ha cambiado ahora: petición de inversiones en infraestructuras, rechazo a que Madrid centralice el poder político y económico y modernización de las instituciones: desde Salvador Gabarró, a Javier Faus, pasando por Lara Bosch, Salvador Alemany, Josep Piqué, Antón Costas o Juan José Brugera. Pero no quiere saber nada de vías unilaterales ni de proyectos de independencia.
¿Independentistas en el Círculo?
Esa constante, sin embargo, con matices y con posiciones más determinadas, como las de Piqué en los años clave del inicio del movimiento independentista, no ha evitado que el soberanismo mantenga su poder. “El problema en el Círculo es que, de facto, hay muchos ‘independentistas’, aunque no quieren asumirlo, y, aunque no hayan estado en la Junta, sí son socios, influyen y participan en los actos”, asegura un buen conocedor de la casa. Otro dirigente histórico del Círculo señala que no ha habido “apenas bajas en todos estos años”, lo que implica que los socios del Círculo se sienten totalmente conectados con su línea de actuación, "que no es independentista".
Y ese proyecto propio pasa por la reforma de un Estatut, por la mejora del autogobierno y un modelo de financiación que ofrezca una mayor “corresponsabilización”, como señaló la economista Teresa Garcia-Milà en el debate de esta semana en el Círculo con el economista Emilio Ontiveros. Garcia-Milà, miembro de la Junta del lobby empresarial durante años, dejó su huella en el documento del Círculo de mayo de 2018, que sigue siendo ahora la referencia, y en el que se pedía "blindar" las competencias. En ese momento, en plena batalla entre el constitucionalismo y el independentismo, la aportación del Círculo, presidido por Brugera, ofreció la idea de que se apoyaban las supuestas “verdades” del independentismo, cuando lo que tocaba era una posición firme, de dique frente al movimiento de Carles Puigdemont y de Quim Torra.
Barcelona, capital
Sin embargo, los miembros consultados del Círculo entienden que la institución no se ha movido. “El problema es que esos dirigentes independentistas no asumen en público lo que dicen en privado, no pueden, porque no saben cómo explicar a sus parroquias que sólo hay un camino, el del acuerdo y las mejoras graduales”, señala uno de ellos.
Es decir, el Círculo marca un camino que ya se ha comenzado a transitar. En la entrevista entre el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez y la alcaldesa Ada Colau, surgió con fuerza el compromiso de la cocapitalidad de Barcelona, una idea que defiende con convicción Javier Faus. Y el Gobierno de Sánchez ha elaborado un documento con diversos puntos para negociar que pasan por inversiones en infraestructuras. ¿Es eso complicidad con el independentismo o es el mismo plan que se ha defendido siempre, y por el que deberá apostar, en cuanto pueda, el propio Germà Gordó?
Tercera vía o responsabilidad
El Círculo sigue con sus debates. El principal, ahora, que ha liderado, es el del humanismo digital, con la impronta de José María Lassalle, miembro de la Junta directiva. Los socios se muestran activos y participan en las diferentes sesiones. Ello corre en paralelo al impulso para una educación más inclusiva, con los premisos a las escuelas innovadoras, que dirige Antón Costas como presidente de la Fundación del Círculo. Y la percepción es que se va marcando un itinerario propio.
¿Es la denostada tercera vía? “Se le llame como se quiera, lo cierto es que si hay deficiencias por parte del Estado, si hay cuestiones que merecen resolverse, ¿qué hay que hacer, no exponerlas, negar lo que siempre se ha defendido?”, se pregunta un dirigente del Círculo.
Una parte de la sociedad catalana
Luego está la propia naturaleza de la institución: hay financieros, académicos, emprenderores, expertos en comunicación. Esa amalgama, --es representativa de la sociedad catalana, pero de una parte de esa sociedad catalana, profesional, más inclinada al catalanismo burgués-- obliga a posiciones tibias, a veces tímidas. Pero en una dirección: mejorar el entendimiento político y económico entre Cataluña y el resto del España, siempre mirando hacia Europa.
Un exmiembro de las juntas del Círculo señala que todo exigirá tiempo, pero que lo que quiere conseguir Javier Faus, --marcar un mandato con cuestiones clave-- se acabará consiguiendo, y que el independentismo lo acabará aceptando.
Pujol sí va al Círculo
En ese escenario a medio plazo aparece una posible reforma del Estatut, y un papel relevante de Barcelona, porque una de las preocupaciones centrales, que sigue siendo objeto de debate en todas las sesiones del Círculo –y que motivaron para algunos expertos, como Jacint Jordana el inicio del movimiento independentista-- es la rivalidad económica entre Madrid y Barcelona. “Si se tiene claro que lo que se debe hacer es cooperar, establecer un mejor reparto, en el que ganen todos, se desactivará en gran medida el nervio independentista”, remacha.
El nervio, en todo caso, del independentista “burgués”, del que se subió al carro del movimiento, porque esperaba mejoras económicas. Es decir, la mayoría de los compañeros de Germà Gordó y de Artur Mas, que se alejaron del Círculo desde 2012, aunque se acercara a muchas sesiones en el auditorio de la calle Provença el propio Jordi Pujol.