Los abogados de la Defensa, Jordi Pina y Andreu Van den Eynde

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Política

Los testigos de la Defensa no contribuyen a dejar a los Mossos en buen lugar

Los votantes del 1-O que han declarado se convierten en una arma de doble filo al narrar la actuación de los agentes autonómicos en sus centros de votación

8 mayo, 2019 12:56

Los testigos propuestos por la Defensa en la causa del procés que se juzga en el Tribunal Supremo han resultado ser una arma de doble filo. El testigo más incómodo fue el jefe de antidisturbios de los Mossos d'Esquadra, que narró este martes cómo el exlíder de la ANC Jordi Sánchez trató de retirar las unidades de antidisturbios de la Conselleria de Economía el 20 de septiembre de 2017.

Lo que se vio el martes en el Supremo se ha repetido este miércoles con el resto de testigos que votaron en el 1-O y que han declarado en la sala segunda. Todos relatan escenas de "fiesta", "padres con niños", "pacifismo" y en la que los Mossos d'Esquadra optaron por no intervenir en los colegios electorales. La testigo María Rosa Arboix, jubilada, ha descrito un ambiente de cena y actividades previas a la jornada para proteger los centros de votación de Lliçà de Vall. Ha recalcado que no hubo violencia y que cuando la policía autonómica llegó por la mañana no pudieron entrar porque la gente les impidió "pacíficamente" entrar.

No vieron a los Mossos intentando impedir el 1-O

El informático jubilado Alfons Barceló, que llegó a las cinco de la mañana en su centro de votación en la localidad del Aforja, ha testificado que "la jornada se desarrolló sin ningún tipo de incidente. Fue totalmente festiva por el hecho de que el referéndum coincidía con la Fiesta Mayor". Asimismo, ha aseverado que vio a los Mossos, pero no habló con ellos. "Era absolutamente imposible" entrar en el centro, "eso estaba absolutamente lleno de gente".

De acuerdo con el fiscal Jaime Moreno, en ese colegio constan "tres intentos" de intervenir en el centro "en el acta de los agentes" para cumplir con el mandato judicial, aunque según el testigo no atisbó que el binomio de Mossos tratara de acceder. 

Por su parte, Joan Torres, prejubilado, ha pedido declarar en catalán, pero el juez Marchena le ha respondido que tenía "el deber de contestar en castellano". Torres, como el resto de testigos, ha insistido en que no hubo ningún acto de violencia y que fue uno de los días "más especiales de nuestra vida". En su localidad, la votación terminó sobre las siete de la tarde, ha dicho ante las preguntas de la Fiscalía, y ha agregado qye no sabe ni quién abrió o cerró el centro, ni quién trajo las urnas ni el material.

Entraron pero no desalojaron

La testigo Marta Borràs, agente de viajes, ha explicado que los Mossos acudieron al centro el sábado por la noche y les informaron que a las seis de la mañana el colegio tenía que estar cerrado y desalojado. Cuando volvieron por la mañana, había unas 300 personas esperándoles y los agentes les dieron otros tres cuartos de hora para desalojar. Como fue llegando más gente, mayores, niños, los Mossos ya no pudieron entrar. "Transcurrió con normalidad democrática", ha remachado Borràs.

Otro aspecto donde han coincidido la mayoría de testigos es que a pesar de llevar toda la noche en sus respectivos colegios desconocen quién llevaba las urnas o el material electoral al centro. En la misma línea, han testificado que tampoco saben quién abrió o quién cerró el centro.

Melero se dio cuenta

Xavier Melero, el abogado de Joaquim Forn, se percató el martes de que algunos testigos podían resultar incómodos por su locuacidad en la sala. Durante la declaración del jefe de antidisturbios de los Mossos, el letrado evitó preguntarle por la operacion durante el 1-O. Con esta estrategia, evitaba por ley que la Fiscalía pudiera preguntarle también al respecto. Al ser un testigo propuesto únicamente por la Defensa, el resto de partes del juicio deben limitar su interrogatorio en los temas abordados por el abogado defensor.

Este miércoles los testigos han vuelto a poner en el foco la actuación de la policía autonómica, al sostener que no les vieron intentando impedir la votación o que en la noche previa consideraron que las actividades que se desarrollaban en los colegios ocupados podían desvincularse de la celebración del referéndum tumbado por el Tribunal Constitucional.