Bosch: "Usar el 155 como una apuesta electoralista hace un flaco favor al Estado"
El presidente de Societat Civil Catalana liderará la transición de esta entidad hacia una etapa abierta al catalanismo: "La superioridad moral del nacionalismo se va a acabar"
15 marzo, 2019 00:00Josep Ramon Bosch (Santpedor, 1963) vuelve a presidir Societat Civil Catalana. Lo hace tras unos meses convulsos, de los que dio cuenta Crónica Global, y que obliga a esta entidad a emprender una nueva etapa. Bosch considera que la entidad debe huir de la confrontación y abrirse al catalanismo.
-Pregunta. Nueva presidencia de Societat Civil Catalana (SCC) y nueva etapa…
-Respuesta. Tras una situación de crisis en SCC lo que tenemos que hacer es restañar las heridas internas, que han sido muchas. Hemos tenido un problema reputacional y hemos analizado si había datos objetivos al respecto. Hicimos dos auditorías que nos han dejado las cuentas claras. En una asamblea extraordinaria de socios celebrada en enero dieron explicaciones las tres personas que han presidido SCC entre las manifestaciones de 2017 y diciembre de 2018 (Mariano Gomà, José Rosiñol y Àlex Ramos). Esas heridas han intentado restañarse. En la asamblea de socios se aprobaron las cuentas de 2017 y la gestión de ese año y 2018. Es verdad que se quiere emprender una nueva línea que no ha sido bien entendida por todos los miembros que han decidido abandonar SCC.
Josep Ramon Bosch entrevistado en Crónica Global / LENA PRIETO
-¿La estrategia pasa por menos presencia en la calle?
-SCC nació para dar voz a los catalanes libres de nacionalismo. Respecto a la presencia en la calle, si eso significa manifestarse en contra de un gobierno constitucional, no nos encontrarán. Nosotros no fuimos a la plaza Colón de Madrid (se refiere a la manifestación de PP, Ciudadanos y Vox), que entendemos su motivación, pero era contra un gobierno constitucional, aunque a título personal obviamente se es libre de ir. Y respecto a convocar manifestaciones en Barcelona, como se propuso, contra del Govern, también se rechazó. Nosotros nos vamos a movilizar cuando veamos razones objetivas. Haremos actos en la calle, pero lo que no queremos es enfrentamientos. La situación de crisis que se dio en septiembre y octubre de 2017 no se está dando ahora. Si eso implica perder cuota mediática, pues la perderemos, pero no vamos a alimentar el conflicto y queremos contribuir a la solución.
-Esa actitud coincide con la postura de desinflamación del Gobierno del PSOE. ¿Ese es el motivo?
-SCC no es la correa de transmisión del Gobierno. Nosotros nos financiamos de fondos privados, nunca hemos pedido un céntimo público. Ahora bien, somos respetuosos con la legalidad constitucional. Esta estrategia no es nueva, siempre hemos hablado de transversalidad y dentro de SCC cabe gente que acepte el muro de la Constitución que nos contiene pero que también nos protege. Y aún siendo críticos con algunos puntos de la Constitución, estaremos ahí. No nos manifestamos en contra del Gobierno de Rajoy y quizá tuvimos motivos, y no lo haremos contra el de Sánchez. Tampoco lo hicimos contra Carles Puigdemont. Cuando SCC salió a la calle fue para defender la razón y la sensatez.
-Entonces se trata de encontrar propuestas, no de participar en el combate, encontrar soluciones.
-La gente que me conoce sabe que yo siempre me he manifestado como una persona muy catalanista, he hecho declaraciones polémicas dentro del mainstream constitucionalista. Pero en SCC, y ese fue mi compromiso cuando volví, hice lo que los independentistas llaman una hoja de ruta. Estamos trabajando en un documento muy intenso que debatiremos el 29 de marzo en una asamblea de socios en Barcelona. Los 108 socios fundadores han sido invitados. Como presidente asumiré los resultados. Pero lo que sí podemos avanzar es que defendemos la convivencia y las dos lenguas, el catalán y el castellano, como maternas. Porque pensamos que en Cataluña existe un problema principalmente lingüístico.
-En eso se diferencia de PP y Ciudadanos, que defienden otra aplicación del artículo 155.
-SCC no tiene un punto de vista concreto porque nosotros no somos quienes decidimos. De momento la justicia debe decidir si el Govern hace caso omiso de las resoluciones judiciales, como estamos viendo en el caso de los símbolos en instituciones oficiales. Lo que sí dije es que usar el 155 como una apuesta electoralista con pocas posibilidades de llevarse a cabo es hacer un flaco favor al Estado. El 155 es un artículo muy importante y si se tiene que aplicar debe ser con base en un consenso político muy generalizado. Además tiene que venir acompañado de un relato muy positivo dirigido principalmente a los catalanohablantes.
-¿La irrupción de Vox preocupa? Puede que haya miembros de SCC que se sientan identificados con ese partido.
-No y quizá esas personas no tengan cabida en SCC. Nosotros tenemos y no tenemos relación con los partidos políticos. Yo no he ido a ver a ningún partido ni tengo previsto hacerlo. Nosotros somos sociedad civil y aunque tenemos miembros con carné político, incluso en la junta, no son los partidos quienes nos deben marcar el paso.
-Lo digo porque las complicadas relaciones de PP y Cs con Vox pueden complicar la transversalidad en SCC.
-Todo es complicado dentro del constitucionalismo porque es importante contentar a todos el mundo. Yo voy mucho a Madrid por cuestiones profesionales y me encuentro a gente que no es ultra, pero que quiere votar a Vox como castigo.
-Igual que el independentismo quieren ampliar la base, ¿SCC debe dirigirse al catalanismo y a una parte del independentismo para convencerle de que se bajen de ese rupturismo?
-Eso será un proceso muy largo, ha habido una ruptura indiscutible en Cataluña: 4.000 empresas se han marchado y difícilmente volverán y Cataluña vivirá una nueva crisis económica en el futuro. Yo vengo del mundo de la industria farmacéutica y viví la pérdida de la sede de la Agencia Europea del Medicamento. Se han perdido muchas inversiones de futuro y la marca Barcelona ha quedado tocada. Hay dos bloques divididos al 50%. SCC debe dar la voz a los catalanes no nacionalistas, pero debemos entender los motivos por los que hay un 50% de catalanes que no se sienten españoles.
-¿Cataluña está fracturada?
-Cataluña está dividida de tres formas diferentes. Una geográfica clarísima, de la que surgió la broma de Tabarnia y Tractoria, pero que es evidente y se nota especialmente en el Baix Llobregat y en el Gironès. Otra es económica, lo que hace que el procés no triunfe pues las clases medias altas son independentistas y las bajas, no. Siempre pongo el ejemplo de Matadepera o Sant Cugat, ciudades ricas e independentistas, y Sant Adrià de Besòs, unionista y la más pobre de Cataluña. Una revolución hecha por las clases ricas es imposible. Yo recuerdo bajar de Manresa el famoso día de la “huelga de país” del 3 de octubre, pasar por Martorell y ver que todos los empleados de la Seat estaban trabajando, pero quienes no me dejaron pasar fueron los directivos de La Caixa, que estaban cortando la avenida Diagonal de Barcelona al grito de "els carrers serán sempre nostres'". Gente con traje y corbata, para mí, chocante. Pero hay una tercera división, la más tremenda, que es la étnico-lingüística que hace que el 90% de los catalanohablantes sean independentistas y que más del 95% de los castellanohablantes no lo sean. Esta división se está acentuando, como pasa en Bélgica con los flamencos. SCC debe dirigirse a un porcentaje importante de catalanohablantes que ha dejado de creer en España y construir un relato. Decir que España es un buen proyecto en el que el catalanismo siempre ha tenido un papel importante en su formación.
Josep Ramon Bosch conversando en la entrevista en Crónica Global junto al director, Joaquín Romero / LENA PRIETO
-¿Eso se puede vehicular a través de un partido político?
-SCC no es el instrumento, pero en Cataluña hay un catalanismo no independentista que busca una salida, focalizado principalmente en el tercer cinturón de Cataluña, desde Mataró, Granollers, Sabadell y que llega hasta Reus. Catalanohablantes, gente de centroderecha, de orden, que no se sienten identificados ni con PSC ni PP ni Ciudadanos.
-Comentaba la división lingüística existente en Cataluña. ¿Qué se puede hacer en TV3 y su sesgo ideológico?
-No se puede hacer nada. Que cambie el gobierno de Cataluña. Si se aplicara el 155 y se entrara a saco en TV3 se produciría un escándalo internacional que sería contraproducente. En TV3 hay grandísimos profesionales, pero es verdad que sigue pautas políticas muy insultantes para la mayoría de catalanes que no nos sentimos identificados con ellas.
-¿Qué relación tiene con las redes sociales? Usted ha ganado procesos judiciales en ese sentido…
-A mí me presentó una querella por insultos y amenazas Toni Albà a través de un supuesto perfil falso. Tuvo un recorrido muy grande en TV3 y Catalunya Ràdio. La querella se archivó porque no había sustancia. Se me acusó de todo, pero nunca me entrevistaron en los medios públicos catalanes. Yo no he ido nunca a TV3. Y en Catalunya Ràdio 4 me llamaron una vez en 2014 cuando era presidente de SCC.
-¿Iría a TV3?
-Iría a donde me llamaran, pero no al programa FAQS porque es un show, un aquelarre. No me apetece y me han invitado. Y de RAC1 no he sabido nada desde 2014.
-¿Influyen las redes sociales en esa división social?
-Absolutamente. La redes juegan un papel fundamental, lo vemos en Twitter, vemos cómo se encienden. Acabamos de ver la disputa entre Enric Juliana y Joaquim Coll a raíz de un artículo de Antoni Puigverd. Tras la querella que me presentaron, yo era director de una multinacional farmacéutica y me llamaron dos veces a Japón para pedirme explicaciones porque habían recibido más de 5.000 e-mails en un inglés perfecto en el que se me acusaba de insultar y amenazar en redes sociales. Un exconsejero de la Generalitat entre ellos. Al final, mi patria es mi trabajo y mi familia, por lo que decidí dejar SCC. En paralelo, el Parlamento europeo nos había dado un premio, en el que competíamos con la ANC, y que sentó muy mal a eurodiputados independentistas como Josep Maria Terricabras y Ramon Tremosa. Empezaron una campaña de satanización contra SCC que incluía un anuncio en La Vanguardia en la que nos acusaban de ser nazis. Presentamos una querella contra los eurodiputados y asociaciones que hace mes y medio hemos ganado, nos tienen que indemnizar con 15.000 euros, pagar las costas y, una vez sea firme la sentencia, publicar un anuncio en La Vanguardia en la que se comprometen a no llamarnos nunca más fascistas y nazistas. Las redes intentaron mi muerte civil y he vuelto con la intención de ejercer una presidencia de transición para que esta hoja de ruta que tenemos la puedan llevar a cabo otros.
Josep Ramon Bosch durante la entrevista / LENA PRIETO
-Ha mencionado a articulistas como Juliana o Puigverd. ¿Les considera también responsables de ese clima que ha llevado a un independentismo irredento?
-Lo que ha pasado en Cataluña tiene responsables muy claros y la historia ya les juzgará. Hay un sector que se siente portaestandarte de la catalanidad y si no formas parte de la tribu quedas expulsado. Puigverd tiene artículos muy buenos, pero este último tenía un ataque contra Enric Millo inmerecido. Pero hay un grupo de personas que, desde el famoso editorial único, han pontificado que en Cataluña solo se puede ser catalán de una forma, que yo entiendo que es minoritaria porque hay muchas maneras de serlo. No hay contradicción entre sentirse catalán y español. Esta gente que ha hecho de martillo de herejes, que sigue siendo el mainstream editorial, no ha entendido que su tiempo se ha acabado, vienen tiempos nuevos.
-¿Ese es el cambio más importante, el de una parte de la sociedad que se atreve a decir no a esos referentes?
-Hay una parte de la sociedad española que ha entendido que los catalanes no son los nacionalistas. Este es el cambio más importante que habrá a partir de ahora. Después depende de si hay un cambio político en Cataluña. Pero esa superioridad moral del nacionalismo acabará.
-Barcelona. ¿Qué papel tendrá SCC en las elecciones municipales?
-Barcelona es muy importante, no puede caer en manos del nacionalismo o del populismo. La marca Barcelona es la gran perjudicada del procés porque es la más conocida, más que Cataluña y casi más que España. Si sigue Colau, la marca seguirá sufriendo, y si entra Maragall ya ha dicho que quiere poner la ciudad al servicio de un procés que está muerto. Espero que Jaume Collboni, Manuel Valls y Josep Bou formen una mayoría importante. Valls ha escrito una carta a PP, Ciudadanos y PSOE que yo suscribo en la que pide un gran pacto de Estado, pero primero hay que mirar a Barcelona, donde hay una pérdida de seguridad y de turismo.
-Pero las encuestas no son muy favorables a Valls.
-Yo no me fío mucho de la gaseosidad de las encuestas. Creo que Manuel Valls es mejor candidato de lo que dicen las encuestas, creo que puede convencer mucho en el debate electoral. Y Collboni puede obtener un magnífico resultado porque es un muy buen candidato.