El próximo ciclo electoral está poniendo a prueba la cohesión interna de Junts per Catalunya en vísperas de la enésima catarsis convergente, en este caso denominada Crida Nacional per la República. Según han informado a Crónica Global fuentes soberanistas, Carles Puigdemont intenta neutralizar a su rival, tanto en el terreno electoral como en el del propio partido. Y, por este motivo, le ofreció sea alcaldable por Barcelona.
Se trata de Elsa Artadi, miembro del sanedrín neoconvergente que rodea a Pugdemont, pero que en los últimos meses se ha distanciado de la radicalidad exhibida por el presidente, Quim Torra, obviamente teledirigido desde Waterloo. La guardia pretoriana del expresidente mengua por momentos y, hoy por hoy, solo resisten fieles escuderos como Josep Costa, vicepresidente primero del Parlament; Agustí Colomines, el ideólogo de la Crida; Eduard Pujol, portavoz en el Parlament, y Miriam Nogueras, diputada en el Congreso infiltrada en PDeCAT con rango de vicepresidenta. Ninguno de ellos tiene experiencia política ni gubernamental, no así Artadi, actual consejera de Presidencia de la Generalitat.
Discípula de un pope convergente
“En ocasiones se olvida que Artadi es discípula de Andreu Mas-Colell (exconsejero de Economía), un pope convergente del Gobierno de Artur Mas, y que su perfil personal y político dista mucho del extremismo de Puigdemont y Torra”, explica un dirigente soberanista. Licenciada y máster en Economía, Artadi siempre sonó como sucesora del fugado Puigdemont, quien ungió finalmente al que se ha revelado como su alter ego en el terreno de la agitación.
Carles Puigdemont (i), Quim Torra (c) y Elsa Artadi
Resulta complicado para Artadi ser la portavoz de un Govern bloqueado, prácticamente inactivo, donde la convivencia entre Junts per Catalunya y ERC se ha vuelto insostenible. Pero la consejera no solo ha salido airosa de los embistes de la prensa, sino que se ha erigido en referente de un independentismo conservador y posibilista que deja en evidencia la radicalidad de Torra y Puigdemont.
Viajes a Madrid y reuniones con ministros
Artadi, así lo explicamos en este diario, ha adoptado un papel activo en la reconstrucción de puentes con el nuevo Gobierno de Pedro Sánchez, lo que es interpretado por los miembros JxCAT más irredentos como una sumisión al “Estado opresor”. Presionados por la Assemblea Nacional Catalana (ANC), que exige implementar la república catalana sin diálogo ni negociación con las instituciones españolas, y la CUP, que acaba de dar el portazo definitivo al Govern para el resto de la legislatura, los irredentos neoconvergentes arremeten contra Artadi. Le reprochan sus contínuos viajes a Madrid para reunirse con ministros, una tarea obligada en esta etapa de diálogo que la propia Artadi defiende más allá de las palabras.
Sin embargo, Elsa Artadi se ha mantenido fiel a los objetivos de JxCAT. Al menos orgánicamente. “En vísperas del congreso de refundación de PDeCAT celebrado en julio, convocó de urgencia a los altos cargos convergentes del Govern y les avisó de que les cesaría si no cerraban filas entorno a Puigdemont”, comenta un alto dirigente independentista. Se refiere al cónclave en el que JxCAT asaltó PDeCAT, con la consiguiente renuncia de Marta Pascal.
El "candidato legítimo"
Por todo ello, y ante las futuras sentencias del 1-O, que podrían inhabilitar definitivamente a Puigdemont como “candidato legítimo” en unas elecciones autonómicas, el expresidente quiso deshacerse de su rival ofreciéndole ser candidata a la alcaldía de Barcelona. De esta forma, neutralizaba a quien puede cuestionarle el liderazgo en la nonata Crida Nacional, cuya convención fundacional tendrá lugar el próximo 27 de octubre –primer aniversario de la declaración unilateral de independencia y de la aplicación del artículo 155--.
Joaquim Forn renunció al acta de diputado del Parlament
El rechazo de Artadi obligó a Puigdemont a buscar un nuevo cabeza de lista municipal. Fue entonces cuando pensó en el exconsejero de Interior, Joaquim Forn –actualmente en prisión preventiva--, quien había anunciado su intención de abandonar la política. Formará tique electoral con Ferran Mascarell. No obstante, Forn y otros dirigentes a los que el procés ha llevado a la cárcel han manifestado a su entorno su malestar por la decisión de Puigdemont de renunciar a ser cabeza de lista en las elecciones europeos por miedo a ser detenido en la embajada española en Bélgica, donde estaría obligado a recoger sus credenciales.
Sálvese quien pueda
La operación de Forn-Mascarell confirma la atomización convergente en el ámbito municipal, con Forn como candidato de La Crida; Neus Munté como cabeza de lista de PDeCAT y Jordi Graupera, bramando por una candidatura conjunta cada vez más inverosímil.
Si a esta situación se añade que ERC no quiere ni oír hablar de listas unitarias --parte como favorita en los sondeos municipales y ha ganado base electoral de cara a unas catalanas precisamente entre soberanistas conservadores-- y el citado plante de la CUP, la fractura independentista es más que evidente. Sin olvidar que la propia ANC presenta candidato a la alcaldía barcelonesa, Adrià Alsina. Ante esta situación de fractura secesionista, los dirigentes políticos marcan perfil y Artadi no es la excepción. Dicho de otra manera, en los estertores del procés se aplica ya el "sálvese quien pueda".