El fenómeno Vox deslumbra a Casado
El presidente del PP abraza postulados de Vox sin temer perder apoyos, que es lo que ha ocurrido en otros países a partidos de centro-derecha
14 octubre, 2018 00:00Autoridad, medidas sencillas y claras, el poder para el pueblo…Son los latiguillos de los dirigentes de nuevos partidos que están revolucionando los mapas políticos y cuestionan la democracia liberal. En España ese fenómeno se identifica en Vox, el partido que reunió en el Palacio de Vistalegre, en Madrid, a diez mil personas, y que lidera Santiago Abascal, exdiputado del PP en el parlamento vasco. Esa irrupción ha deslumbrado a Pablo Casado, el presidente del PP, que, sin ningún rubor, ha abrazo los postulados de Vox, confiado en que atraerá a esos electores, y que podrá cerrar el flanco derecho del partido. Pero la experiencia electoral en otras latitudes, como recuerdan los expertos consultados por Crónica Global, marca una tendencia distinta.
El CIS ha dado a Vox en su último barómetro un 1,9% de los votos en toda España. Si supera el 3% en determinadas circunscripciones, como Madrid, el partido de Abascal, partidario de cerrar las autonomías, tendrá representación en el Congreso. “Lo que haga Vox, dependerá en gran medida del PP y de Ciudadanos”, señala Pol Morillas, director del CIDOB, uno de los think tanks con más prestigio internacional. Morillas incide en que “cada vez que un partido de centro-derecha hace suyas las cuestiones que pone sobre la mesa la ultraderecha, lejos de conseguir esos votos, lo que ocurre es que legitima al partido pequeño y se produce un trasvase de votos”.
El caso Bolsonaro
Acaba de ocurrir en la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Brasil. El Partido Social Liberal, minúsculo hasta ahora, ha logrado un enorme impulso con el candidato ultraderechista Jair Bolsonaro, en detrimento de todo el mapa político, pero, especialmente, del centro-derecha brasileño. Bolsonaro logró el 46,7% de los votos en la primera vuelta, frente al 28% de Fernando Haddad del Partido de los Trabajadores. En diferentes estados, los de mayor renta del país, Bolsonaro obtuvo más de la mitad de los votos, en Sao Paulo y Rio de Janeiro.
El centro-derecha se ha hundido, aunque el candidato ultraderechista haya captado votos de diferente signo. Ese espacio, que cubría el Partido de la Social Democracia Brasileña, (PSDB), de Geraldo Alckmin, quedó en cuarta posición, con sólo un 4,77% de los votos, sufriendo una fuga directa de votos hacia Bolsonaro, como explican los medios brasileños.
Izquierda o derecha como viveros
El politólogo José Fernández Albertos insiste en esa cuestión: “En Europa discutimos mucho sobre la capacidad de la extrema derecha de crecer en entornos que creíamos de ‘izquierdas’, pero en Brasil los datos apuntan a que Bolsonaro ha ganado sobre todo atrayendo a todo el centro-derecha moderado, que es quien se ha hundido totalmente en estas elecciones”.
En España las cosas son distintas. Por ahora. El centro-derecha se lo disputa el PP con Ciudadanos, pero la fijación en Vox, las palabras de Pablo Casado, han dejado perplejos a los expertos demoscópicos. Tras ser preguntado por ese acto en Madrid de Vox, Casado no dudó un segundo en responder: “Respeto a todos los militantes, tengo una excelente relación con su presidente-fundador (Abascal) y comparto muchas ideas, muchos principios, otros no”.
Seguridad e immigración
Pol Morillas señala que en cuestiones como inmigración o seguridad, cuando se adoptan las medidas que propone un partido más a la derecha, los electores acaban pensando que mejor será votar “al original”, y no a quien los copia.
El ejemplo en este caso está por demostrar en un país más cercano, en Alemania. Los intentos de la CSU, ante las decisivas elecciones en el estado de Baviera, de recoger los postulados contra la inmigración que propone el partido ultraderechista Alternativa por Alemania, pueden resultar desastrosos. La CSU, que ha gobernado siempre en Baviera, podría perder la mayoría absoluta.
El caso de Baviera
Los sondeos le auguran un 34% de los votos, frente al 47,7% obtenido en las elecciones de 2013. ¿Por qué? En gran medida por el ascenso de la AfD, la ultraderecha alemana, y también porque electores clásicos de la CSU, los que defienden postulados netamente cristianos, prefieren a Los Verdes, ante el duro mensaje contra la inmigración. Es decir, la apuesta por recoger el guante de la AfD puede resultar letal para la CSU, el socio de la CDU de la canciller Angela Merkel.
Casado considera que puede mantener a un electorado de ultraderecha en el seno del PP, como había ocurrido hasta ahora. Pero el riesgo es elevado, teniendo en cuenta que tiene otro competidor en las posiciones de centro, como es Ciudadanos, el partido de Albert Rivera, decantado también a la derecha, a pesar de las advertencias de economistas que se sienten próximos, como Manuel Conthe, que reclama que se recupere el espíritu liberal inicial de Rivera.
¿Un muro en Ceuta y Melilla?
Por ahora Vox es una fuera extraparlamentaria. Sólo el 2,2% de los españoles se sitúa en el extremo derecho de la escala de autoubicación ideológica que presenta desde hace décadas el CIS. Ahora bien, dependerá de quién legitime esas posiciones. Y Casado, por ahora, lo está haciendo, como señala Morillas.
Lo que propone el partido de Abascal es radical: suspensión de la autonomía catalana y supresión de todas las comunidades autónomas; plan integral para la difusión de la identidad nacional o la derogación de las leyes de Memoria Histórica o la Ley contra la Violencia de Género. También pide la deportación de inmigrantes ilegales, la construcción de un muro en Ceuta y Melilla, o una ley de protección de la tauromaquia.