Un ciudadano en la ofrenda floral ante el monumento de Rafael Casanova durante la Diada / MIGUEL OSÉS

Un ciudadano en la ofrenda floral ante el monumento de Rafael Casanova durante la Diada / MIGUEL OSÉS

Política

“¿Por qué no me silban?”: El independentismo llega desfondado a la Diada

Las primeras horas del 11S se saldan con poca agitación y ‘desobediencia’ a las consignas de Torra sobre una gran movilización ciudadana

11 septiembre, 2018 11:14

Extrañado, casi ofendido, un diputado no independentista aseguraba que solo una señora le había llamado “fascista” en la ofrenda floral ante el monumento a Rafael Casanovas. No es que a este parlamentario le agrade la bronca, pero el comentario resume el ambiente plano de las primeras horas de la Diada y demuestra que el independentismo ha llegado desfondado a esta celebración, que debía ser de todos los catalanes, pero que tanto Govern como Parlament han convertido en una fiesta solo secesionista y excluyente de quienes no quieren la ruptura.

estelada

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Los manteros venden 'estelades' y castañuelas por igual

Las llamadas a la gran agitación del presidente Quim Torra cayeron en saco roto en los primeros momentos de la Diada. Es puente en Cataluña. Y hace sol. Por tanto, la única desobediencia que flotaba en el ambiente no era la del mundo independentista, sino la de la ciudadanía a las consignas del president. Poco creíbles posiblemente, dado el abandono a la unilateralidad que crece en los discursos de los dirigentes secesionistas, especialmente por parte de ERC, desmarcada de la radicalidad de Carles Puigdemont.

De la flojera secesionista da fe la ausencia de la gran estelada que, en ediciones anteriores, ondeaba en el Arc del Triomf, donde cada 11S se celebra una muestra de entidades. Productos de la terra y marketing secesionista que este año se ha visto reducido a la mínima expresión ya que se ha reservado espacio para un gran concierto “Por la libertad” organizado por Òmnium, dedicado a su líder encarcelado, Jordi Cuixart. Los vendedores ambulantes, estelades en mano, se frotaban las manos. Vendían por igual banderas independentistas que castañuelas y abanicos. Un baño de realidad.