ERC ha terminado de sacudirse la crosta convergent en Mataró y el segundo mayor hospital de Girona, como avanzó este medio y pese a que algunos de los interfectos se hayan quejado amargamente e incluso hayan perdido los papeles en privado o público. Los republicanos han blandido el escalpelo con seguridad y maneras en algunos nodos del sistema sanitario, como haría cualquier otro partido en su lugar. Han relevado aquí, han recolocado allá sin, por ahora, levantar grandes alharacas. Misión cumplida.
Como dicen los que saben de esto, la Consejería catalana de Salud no es del partido que gobierne, sino de los gerentes de los concierto y del reino de taifas que son los gerentes territoriales del ICS. Que se lo digan al PSC, que lo sufrió en sus carnes cuando tuteló el Departamento durante dos mandatos. "Le hicieron oposición interna", se quejan algunos. Y es que, en esta suerte de sottogoverno invisible, sigue habiendo abrumadora mayoría de Junts. ERC necesita imprimir carácter, estrategia y relato, y ello implica rotar talento.
Por ello, el próximo será Andreu Mas-Colell. El exconsejero catalán de Economía y Conocimiento aún preside el Banco de Sangre y Tejidos (BST) y se enfrenta a una rebelión interna de la que, probablemente, ustedes se enteren por estas líneas. Ha estallado un lío laboral en la empresa pública y, salvo sorpresa, la pagará el presidente del consejo. No porque tenga excesivas competencias --no las tiene--, ni porque esté remunerado --que no lo está--, sino porque alguien querrá hacer un gesto para con la sufrida plantilla, que encadena años de excesiva cercanía al espectro convergente en sanidad.
ERC, previsiblemente, le agradecerá los servicios prestados tras este ciclo electoral que comenzará el 28 de mayo con las elecciones municipales. Ya lo hizo --con exquisitos modales, eso sí-- con Xavier Trias en la presidencia del Instituto Catalán de Salud (ICS). Le siguió Joaquim Casanovas en el IAS de Girona y Ramon Cunillera en el Consorci Sanitari del Maresme (CSdM). Mas-Colell seguirá en esa lista.
Con permiso de algún otro gerente que está en la picota y que también ha anunciado internamente que se va. Pero no antes del 28M, sino después. La misma fórmula que Casanovas: no tocar nada antes de las elecciones y esperar a que los ciudadanos hayan desfilado religiosamente en la ceremonia civil de la democracia. El 1 de junio, el gerente del IAS se irá. Mas-Colell, está escrito, debería hacer lo propio.
No por un asunto de currículum, es evidente. El del exconseller es colosal. Es la imagen. El extitular de Universidades, primero, y de Economía y Conocimiento, después, carga con una mochila demasiado pareja a la de un partido político que decidió abandonar el Govern de motu proprio. No contento con ello, siguió --o permitió que siguiera-- alimentando la idea de que el Banco de Sangre es un redil convergente.
De hecho, existe una carpeta irresoluta a este respecto: la que atañe a esta empresa pública y al Xavier Trias exalcalde de Barcelona y ahora aspirante, de nuevo, a primero edil. Un dosier en el que en su momento miró y remiró Intervención de la Generalitat de Cataluña, pero que, por el motivo que fuere, no generó actuación alguna de nadie. Quizá cuando Mas-Colell se marche será el momento de reabrir esa carpeta.