Todo es llanto y crujir de dientes en TV3 ante la actitud intolerable de la Policía Nacional en la Copa del Rey de fútbol. ¡Se requisaron pancartas y diversos objetos amarillos! ¡Se intentó arrebatarle un pito amarillo a un tierno infante catalán! ¡Se quiso atacar la libertad de expresión, pues no otra cosa es silbar el himno y al rey del país vecino! ¿Hasta cuándo seguirán los españoles abusando de nuestra paciencia y de nuestra franciscana mansedumbre? ¡Hasta el presidente del Barça ha dicho que hasta aquí podíamos llegar!

Los nacionalistas consideran cualquier crítica a sus creencias una ofensa intolerable y merecedora de castigo penal, pero cuando ellos ofenden a alguien, se amparan en la libertad de expresión. Yo creo que la libertad de expresión es una cosa, y el odio, otra muy distinta. Un mínimo respeto a tus vecinos te obliga a no abuchear sus símbolos. Y si han tenido el detalle de invitarte a participar en un evento deportivo de su país, tienes dos opciones: negarte a ello o aceptar agradecido la invitación y hacer gala de tu buena educación. No hace falta que aplaudas a su rey y su himno --resérvate para Els segadors y L'estaca-- pero tampoco deberías manifestar el odio que les tienes pitando, chillando, enseñando el culo y comportándote como un salvaje. El hecho de que algo no sea ilegal no implica que sea digno de aplauso. Si sigues así, la próxima vez que alguien te invite a cenar, igual optas por mearte en la sopera y secarte la chorra con las cortinas, y cuando te echen a patadas, quejarte de que se está cometiendo un atropello a tu libertad de expresión.

Vivir en un sitio controlado por dementes rebosantes de odio tiene sus ventajas para los tarados como tú

Vamos a ver, quemar fotos del Rey y abuchearle junto al himno de su país no puede considerarse un delito, pero sí una falta de educación y una grosería. En el caso del fútbol, la cosa se mezcla con la incoherencia: ¿para qué quieres ganar un torneo de un país que detestas y que se llama Copa del Rey? ¿Te parece ofensivo que en un evento deportivo español suene el himno de España? ¿Se te antoja una provocación intolerable que la Copa del Rey la entregue el Rey? Pues la lógica no es lo tuyo. Si vivieras en un (aspirante) a país normal, te afearían la conducta los directivos del equipo de tus amores, los políticos, los curas y hasta tu propia madre. Afortunadamente para ti, el odio que sientes hacia tus vecinos es compartido por los mandamases locales, que también se escudan en la libertad de expresión para insultar y ofender sin tasa. Vivir en un sitio controlado por dementes rebosantes de odio, eso sí, tiene sus ventajas para los tarados como tú: lo pudiste comprobar en la final de la Copa del Rey y no te faltarán ocasiones para repetir tu hazaña patriótica. Pero hazme el favor, pedazo de troglodita cerril, de no llamar libertad de expresión a lo que solamente es odio.