Veo las fotos de la ministra Teresa Ribera con el consejero de Acción Climática, Alimentación y Agenda Rural de la Generalitat, David Mascort, y se me cae el alma a los pies. O se me caería si no se me hubiera caído hace años y hubiese dejado de buscarla porque para qué, si se me seguiría cayendo constantemente.
La ministra y el consejero se han reunido para ponerse manos a la obra y lanzarse a intentar solucionar el acuciante problema de la sequía que se cierne sobre Cataluña. A tal efecto, se habla de tunear una desaladora que lleva años desatendida, la de la Tordera, en Blanes, y de crear una nueva, la de El Foix, en Cubelles. La primera estaría parcheada en el 2028 (287 millones de eurillos) y la segunda operaría a partir del 2029 (180 kilitos de nada).
Estamos con la sequía encima y ahora se le ocurre a nuestro gobiernillo que va siendo hora de ponerse las pilas con el tema. Eso sí: ni una palabra de que no se ha dado un palo al agua (nunca mejor dicho) desde hace 15 años. Es decir, que nadie previó lo que parece que va a suceder y que ahora todo son prisas. Quienes aspiran a controlar un Estado propio no saben ni cómo gestionar una región de España.
La principal prisa de la Generalitat consiste en ver de dónde sale el agua necesaria para salvar la cara este verano, no vayan a venir los turistas y se encuentren con que la piscina del hotel o del cámping está vacía, con que se les recomiende que no se duchen mucho o con que se les sugiera que almacenen el agua empleada en lavarse en los dientes (¿en urnas del referéndum, tal vez?) para hacer desaparecer sus heces del retrete. El agua del Ebro está descartada, pues menudos son por allí cuando se les piden unos litritos: se rebotan, se sublevan, se niegan y se ponen farrucos; y como constituyen un notable granero de votantes lazis, más vale no contrariarlos (la insolidaridad autonómica funciona también de puertas adentro). ¿Y el agua que puede venir de Valencia? Pues el Petitó de Pineda se lo está pensando, no se sabe si es porque le da cosa recibir ayuda de un gobiernillo del PP, porque encuentra humillante que le echen una mano los valencianos o porque considera, vaya usted a saber por qué, que ya nos apañaremos por nuestra cuenta.
Para apañarnos por nuestra cuenta deberíamos haber hecho algo al respecto durante los últimos 15 años, especialmente a lo largo de los últimos tres cursos, en los que se ha producido un progresivo déficit de precipitaciones. Con un clima similar al nuestro, Valencia cuenta con seis plantas desaladoras, frente a las dos de aquí, motivo por el que en Cataluña producimos 80 hectómetros de agua al año y los valencianos, 200.
Parece que, mientras en Valencia se trabajaba sobre la posibilidad de una sequía, aquí nos gastábamos el dinero en otras cosas muchísimo más relevantes, relacionadas todas ellas con nuestra identidad nacional (que vuelve a estar en peligro, como acaba de anunciar Jordi Pujol a sus 93 años: con un pie en el otro mundo, la parienta con Alzheimer y todos los hijos a la espera de juicio, el patriarca sigue sufriendo con la identidad catalana: realmente, hay gente que, por más años que cumpla, nunca aprende nada de nada).
Creo que todos hemos visto en qué se gastaban nuestro dinero los políticos con mando en plaza: abrir embajadas paródicas en todos los puntos del globo, subvencionar a la Plataforma per la Llengua para que vigilasen a nuestros menores a la hora del patio, no fueran a lanzarse a hablar en castellano, crear el Museo del Botijo y el de la actividad castellera, financiar los programas de Toni Soler (por cierto, le acaba de caer otro al bien pagao, dirigido esta vez a la gente menuda, a la que se le va a explicar la historia de Cataluña con la ecuanimidad y el gracejo ya ampliamente demostrados en Polònia y Està passant) y, en definitiva, priorizar lo identitario sobre cualquier otro asunto relacionado con la buena marcha de la comunidad autónoma.
Supongo que, de vez en cuando, algún funcionario cabal debería decir algo sobre lo del agua, pero seguro que lo hacían callar por cenizo (¡ni que fuese a dejar de llover, botifler! Sigue con esas ideacas y a ver dónde acabas) y seguían con lo que realmente importaba: una embajadita nueva en Kuala Lumpur, unos eurillos para Bilbeny y Cucurull, un merecido aumento de sueldo para Peyu y Jair Domínguez… Por no hablar de todo el dinero tirado a la basura con el inacabable prusés, que puso en fuga a miles de empresas que, de momento, no muestran el más mínimo interés por volver a casa. ¿Desaladoras? ¡Cosas de valencianos! Valencià i home de bé no pot ser.
Llevamos mucho tiempo en manos de ineptos patrióticos a los que soportamos por estoicismo y porque la gente, incomprensiblemente, les vota, aunque la engañen como a chinos de los de antes (Ho tenim a tocar!). Esos ineptos se mueven como pez en el agua en el mundo de las quimeras y las ensoñaciones, pero se hunden como trozos de plomo en el mar de la realidad. Las fotos de Mascort con Ribera solo son una prueba más de que no se ha hecho nada útil en 15 años y que ahora hay que darse prisa para que no nos falte el agua en el 2028 o el 2029. De aquí a entonces, confiemos en que los rezos del beato Junqueras a la virgen de Montserrat consigan su deseado efecto.