Lamentablemente estas elecciones no aportan a la sociedad catalana luz alguna sobre nuestro futuro cercano. Volvemos a tener cuatro años --en el peor de los casos-- de desgobierno y ausencia de proyecto, que, en todo caso es lo que tenemos desde hace años en esta maravillosa tierra. No obstante hay varias conclusiones que podemos sacar de estas elecciones:

1- Que la previsible enorme abstención se ha confirmado, votando menos de la mitad de los catalanes con derecho a censo, sea por el fundado temor a ir a votar por celebrarse estas elecciones en pleno azote de la segunda ola del coronavirus o por otras razones.

2- Que el independentismo es un movimiento que ha venido para quedarse.

3- Que paradójicamente dos partidos que habían ganado anteriores ediciones de las elecciones catalanas han caído drásticamente, y que el peor parado ha sido Ciudadanos --que ha acabado con aproximadamente la sexta parte de los votos que obtuvo-- y que la corrupción del 3% de CiU ha llevado al PDECat a no lograr entrar en el Parlament.

4- Que la fuerte entrada de Vox en el Parlament es reflejo del hartazgo de buena parte de la ciudadanía catalana con la corrupción de JxCat, ERC, Comuns-Podemos, PSOE y PP.

5--Que ahora pinta complicado que se apuntale en el corto plazo un nuevo proyecto político-económico de futuro para Cataluña.

No hemos oido otra cosa en estos días que el patético “y tú más...”, pero de qué hacer con los problemas que preocupan a la sociedad catalana, NADA. De cómo vamos a levantar esta Comunidad de la profunda crisis económica en la que está inmersa, de cuánto van a invertir en sanidad y en investigación, de qué proyectos hay para volver a atraer al turismo, de qué modo proceder para que vuelvan las miles de empresas que se fueron, de cómo reducir la desorbitada deuda pública catalana o de cómo volver a atraer la inversión extranjera ni palabra. No había más que mirar el elenco de candidatos, que van de investigados a condenados, para darse cuenta que la cosa no pintaba bien.

Y no pintaba bien porque hay una enorme miopía, pues por un lado los separatistas evidencian reiteradamente que no se entienden entre ellos, y a los constitucionalistas solo les ha preocupado dejar claro que ninguno de ellos tiene nada que ver con el otro, por lo que con semejantes mimbres parece complicado alcanzar cualquier consenso. Pero el atomizado reparto de votos a raíz de concurrir tantos partidos va a requerir sí o sí pactos para alcanzar una mayoría de gobierno. Es de prever que, pese al comunicado de comprometerse a no pactar con el PSC y pese a que esta fuerza proponía pasar página y un cambio, se olviden unos y otros --y no al día siguiente sino a los minutos de lograrse el escrutinio del 100%-- de lo dicho en público y pacten entre ellos, con el nefasto resultado que hemos visto que nos está dando dicha entente a nivel estatal. Lo más triste es que con dicho potencial futuro gobierno en Cataluña, no se abordarán y resolverán los problemas y necesidades anteriormente citadas y, aplicando el refranero español, se dé tristemente el “entre todos la mataron y ella sola se murió”.