El darwinismo es la teoría biológica formulada por Charles Darwin que explica la evolución de las especies a través de la selección natural. Según esta idea, los individuos mejor adaptados a su entorno tienen mayor probabilidad de sobrevivir y reproducirse, transmitiendo sus características a las siguientes generaciones.
Algunos de sus defensores más radicales, como Herbert Spencer, sociólogo y biólogo británico del siglo XIX, reinterpretaron la “supervivencia del más apto” como una justificación para la desigualdad social, económica y racial, argumentando que los grupos más poderosos o ricos lo son porque están “mejor adaptados” y que las políticas de asistencia o redistribución van contra el “orden natural”. Se le considera el máximo representante del darwinismo social.
La política española contemporánea se caracteriza por un escenario donde emergen y se consolidan discursos y estrategias de signo conservador y nacionalista. En este contexto, la aparición y auge de VOX como partido de ultraderecha y la evolución del Partido Popular hacia posiciones de populismo nacionalista han reconfigurado los modos de actuación y las narrativas políticas en España. Un elemento transversal y a menudo implícito en estas dinámicas es el uso estratégico de ideas asociadas al darwinismo social, corriente de pensamiento que sigue influyendo en la forma en que ciertos sectores entienden la organización social, el conflicto político y la justificación de sus estrategias políticas. En el siglo XXI sus líneas argumentales sobreviven en ideas y políticas que potencian el individualismo extremo y el rechazo a quienes son considerados “débiles” o “ajenos” al proyecto nacional.
VOX ha irrumpido en el panorama político español con un discurso ultranacionalista y conservador, en el que se pueden identificar elementos del darwinismo social. Si bien no se pronuncian abiertamente en estos términos, la lógica de muchas de sus propuestas y mensajes reproduce elementos clave de esa ideología. VOX desarrolla una narrativa en la que la nación española está amenazada por el independentismo, la inmigración o supuestas “élites progresistas”. Un discurso que divide a la sociedad entre “españoles de bien” y “enemigos internos o externos” (inmigrantes, feministas, independentistas). Esto refleja una visión jerárquica y excluyente donde solo los “más fuertes” o “auténticos” merecen pleno reconocimiento y derechos. Al justificar el cierre de fronteras y la expulsión de inmigrantes bajo la idea de “proteger a los españoles”, se puede ver un eco del darwinismo social, donde la sociedad se “defiende” de quienes son percibidos como una amenaza o “menos aptos”.
El Partido Popular en la última década ha radicalizado ciertos aspectos de su discurso y estrategia para hacer frente a la competencia electoral de VOX. Aunque el PP se presenta como un partido de centroderecha, en los últimos años y ante la amenaza que representa VOX, ha endurecido su postura en temas como la inmigración, la unidad nacional y los valores tradicionales. Con un lenguaje menos explícito que el de VOX, ha defendido recortes en derechos sociales, laborales y de protección a la diversidad.
La lógica subyacente es que el bienestar solo puede ser sostenido por quienes “aportan” al proyecto nacional, excluyendo o limitando a quienes se consideran ajenos o beneficiarios injustos. Las famosas “paguitas” a las que hace referencia con asiduidad la presidenta de la Comunidad de Madrid. Retórica contra “los que viven de ayudas” o que “no contribuyen” al crecimiento económico, lo que es totalmente injusto en el caso de los inmigrantes que vienen a realizar los trabajos más duros.
Al igual que otras derechas europeas ambos partidos instrumentalizan la inseguridad y el miedo a la “pérdida de identidad nacional”, (inmigración, independentismo), para justificar políticas de endurecimiento y restricción de derechos, lo que guarda similitud con los fundamentos de la ideología que estamos analizando.
Sin embargo, existen diferencias en la intensidad y la exposición de estas estrategias. VOX opta por la radicalidad y la confrontación a través de mensajes más directos y populistas, mientras que el PP mantiene una retórica más institucional, más “moderada”, que intenta justificar dentro de un marco liberal-conservador.
La incorporación de postulados darwinistas sociales en la agenda política de la derecha española tiene consecuencias negativas profundas. Por una parte, afecta a la cohesión social, las políticas de exclusión debilitan los lazos de solidaridad, acentúan la polarización social, dificultan la construcción de una sociedad más inclusiva y suponen un desafío para la democracia y la igualdad de todos los españoles y españolas.
Otro elemento por considerar es la estigmatización de grupos vulnerables como los inmigrantes, minorías y sectores empobrecidos, dificultando su integración. Identificar y analizar críticamente estos discursos resulta fundamental para los que buscamos construir una sociedad más justa, plural y solidaria. El debate público se radicaliza, la competencia discursiva entre VOX y el PP alimenta la polarización política y dificulta el debate democrático. Torre Pacheco, Jumilla …son claros ejemplos de darwinismo social impulsados por VOX con la complicidad del PP.
El debate público debe centrarse en la defensa de los derechos y la dignidad de todas las personas, frente a quienes defienden un mercado con mínima intervención estatal, promueven la exclusión enfatizando el individualismo y potencian la idea de que la desigualdad es “natural”.
El darwinismo social no es parte explícita del programa político del PP o VOX, pero ciertos elementos de sus discursos y estrategias recuerdan sus principios