Hace ya unos años, con ocasión de las críticas que, por parte de determinadas personas y grupos, fundamentalmente políticos, recibieron en cascada los integrantes del Cuerpo de Mossos d’Esquadra, escribí un artículo en el que, con base en mi experiencia, definía la labor de nuestra policía autonómica como profesional y ejemplar.
Se titulaba Mil lanzas por los Mossos. Y hoy, en la medida en que unos y otros vuelven a la carga, me veo en la obligación de reiterar todo aquello que plasmé sobre el papel, que no ha cambiado ni un ápice. Más bien al revés. Pues cada día que pasa, mi admiración y gratitud hacia los agentes de policía, que velan día y noche por todos nosotros y por nuestra seguridad, crece aún más.
La consigna era simple. Y se repetía hasta la saciedad con ocasión de la intervención policial en manifestaciones del todo violentas. La policía –se decía– es mala y los manifestantes, buenos. Unos ejecutan las órdenes del poder y otros luchan por la libertad. Así de simple. Todo lo que se saliera de este puzle infantil quedaba descartado.
Y lo peor fue que el mensaje hostil hacia las fuerzas y cuerpos de seguridad caló hasta el punto de que alguna fuerza política propuso crear una oficina ad hoc para fiscalizar y sancionar a los mossos d’esquadra, dando a entender que estos actuaban impunemente y sin sumisión a regla interna alguna. Una declaración que no sólo era y es falsa, sino que, para más inri, denota una ignorancia supina e irresponsable de quienes, por principio y nómina, tienen encomendada la función de legislar en pos del bien común.
Ahora, junto a estas críticas infundadas, surgen otras consistentes en definir a los Mossos d’Esquadra como una policía política, al servicio de un partido o incluso de una persona, que diseña operativos que no son tales, sino ficciones. Una afirmación falsa y carente de fundamento, pues no puede ser tal que determinados agentes, de forma individual y personal, actúen de forma reprobable. Porque, como resulta obvio, la conducta de uno o incluso de algunos no define a todo un cuerpo policial.
Como antes he dicho, por mi profesión, he tenido la oportunidad de conocer a muchos policías, tanto en los juzgados, como en el Institut de Seguretat Pública de Catalunya, donde ocasionalmente imparto docencia. Y después de varios años haciéndolo, no puedo sino llegar a la conclusión de que el Cuerpo de Mossos d’Esquadra está integrado por miles de mujeres y hombres formados, responsables, valientes y con una vocación de servicio al ciudadano que ya quisieran otros.
Cuando sucede una catástrofe, allí están los Mossos. Cuando alguien es víctima de un delito, allí están los Mossos. Cuando grupos violentos tratan de alterar el orden público, allí están los Mossos. Y todo ello por un sueldo que, muchas veces, no compensa los riesgos para su vida o integridad física.
La policía de Cataluña es una policía propia de un Estado democrático, moderna y rigurosa en sus procedimientos, consciente de los cambios y de los nuevos retos a los que se enfrenta la sociedad. No es una policía represora de las libertades de los ciudadanos, como se quiere hacer ver por algunos. Ni una policía política, al servicio de una idea en detrimento de otras.
Por otro lado, tengamos en cuenta que, cuando se ataca a un policía, no sólo se está agrediendo a una persona, a un hombre o a una mujer uniformados. Se está agrediendo a todo el sistema. La autoridad de un agente no viene determinada por el hecho de serlo, sino porque sobre él recae la autoridad del Estado y la responsabilidad de este en mantener el orden público y la paz social. Cuando se ataca a un policía se nos está atacando a todos nosotros, a los ciudadanos de a pie, que simplemente queremos seguridad en las calles para poder desarrollar nuestra vida sin miedo a ser víctimas de un delito.
Estamos en manos del nuevo Govern. Es su competencia. De sus decisiones dependemos. Ahora bien, sean cuales sean, esperemos que no se vuelva a politizar a los Mossos, pues no todo es política, a pesar de que algunos, para mantenerse en su despacho, se esfuercen por hacernos creer que sí lo es.
Puede que ayude o puede que no, pero desde aquí quiero reiterar mi admiración por el Cuerpo de Mossos d’Esquadra y por todos los que llevan su uniforme y patrullan nuestras calles y nuestras plazas.