Los políticos independentistas, particularmente desde Junts, se han abonado a la expresión hacer un Collboni para describir el ascenso al poder de un candidato que no ha ganado las elecciones y que, sin embargo, lo consigue reuniendo el apoyo de terceros.
Hacer un Collboni tiene un retintín de censura, pues da a entender que lo que ocurrió en Barcelona, cuando Xavier Trias no pudo ser investido alcalde, fue poco democrático. Ya se habló muchísimo sobre ello en aquel momento, recordándoles a quienes objetaban la legitimidad de eso que nuestro sistema democrático es parlamentario.
En los ayuntamientos, la ley hace alcalde automáticamente al cabeza de lista más votado, excepto que otro candidato reúna la mayoría absoluta en primera votación, que es lo que ocurrió en Barcelona, tanto en 2023 con Collboni como en 2019, cuando Ada Colau arrebató la alcaldía a Ernest Maragall. Es una situación que se ha repetido muchas veces en otros municipios de Cataluña y del resto de España, así que no supone ninguna novedad en nuestro régimen político. Pero a Junts ese fiasco de último momento le sigue escociendo, y de ahí que se hayan abonado a esa expresión como recordatorio de que han sufrido una “victoria robada”.
También Carles Puigdemont se ha referido a que, si Salvador Illa hace un Collboni, aliándose supuestamente con ERC, quien lo pagaría entonces sería Pedro Sánchez. El expresident parte del principio de que Junts ganaría las elecciones del 12 de mayo, una posibilidad que no aparece todavía en ninguna encuesta, aunque su formación va al alza en los sondeos, gracias a la amnistía, y quedaría por delante de los republicanos, que se llevarían un buen batacazo.
El sudoku poselectoral catalán puede ser complicado. Hoy por hoy hay dos escenarios principales. Si Puigdemont da el campanazo y queda por delante de Illa, es poco probable que el socialista logre la presidencia de la Generalitat porque lo más probable entonces es que el independentismo volviese a sumar mayoría absoluta. ¿ERC se prestaría a pactar con el PSC, teniendo que en cuenta que además haría falta el apoyo de los comunes y la abstención del PP para tener más síes que noes en segunda vuelta? Parece muy improbable.
En el caso de victoria de Puigdemont, aunque sea solo en diputados, la articulación de una alternativa sería casi imposible. Otra cosa es que los independentistas no se pondrían de acuerdo en nada y que no sería descartable que Junts prefiriese pactar con el PSC, como anteayer apuntó sorprendentemente Xavier Trias, para robarle a ERC la cartera de la interlocución con Madrid y dar estabilidad al Govern.
Ahora bien, la hipótesis hoy más factible, a tenor de las encuestas, es que Illa quede claramente primero el 12 de mayo, aunque eso no le garantiza nada si ERC, muy castigada en las urnas, no le apoya. No sería una opción fácil para los republicanos, pero tampoco imposible. Sería más difícil si las tres fuerzas independentistas alcanzasen por los pelos la mayoría absoluta (el sondeo de Crónica Global abre esa posibilidad a expensas de un diputado por Girona), pues entonces quien tendría la tentación de hacer un Collboni no sería Illa, sino Puigdemont, que exigiría el apoyo de ERC y la CUP a su supuesta restitución como president.
En ese escenario, el papelón poselectoral para Aragonès y Oriol Junqueras sería aún más complicado, pues tendrían que elegir entre Illa o Puigdemont. Y otro tercer escenario, siempre posible, sería la repetición electoral.