Hay algo peor que los pactos firmados por Pedro Sánchez y los independentistas catalanes y es el ruido que no dejan de emitir constantemente Junts y ERC para presionar al PSOE y al Gobierno dentro de esa carrera de fondo que ambos partidos disputan para ver quién es el más independentista de los dos y quién saca más provecho de los acuerdos.
El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, quiere ser el abanderado en este desfile y cada vez que habla tiene que pedir el referéndum de autodeterminación. La última vez, que se sepa, fue en un artículo en el Financial Times el mismo día que se debatía por primera vez en el Congreso la ley de la amnistía.
Aragonès reclamaba a Sánchez valentía para pactar una consulta soberanista, “como hicieron el Reino Unido con Escocia y Canadá con Quebec”. Aquí el dirigente de ERC volvía a los clásicos y no mencionaba ni Montenegro ni Irlanda del Norte, que son los nuevos referentes del republicanismo catalán sobre la autodeterminación.
Tan acelerado va Aragonès que ha tenido que ser EH Bildu (vivir para ver) el que le recordara que no se puede correr tanto. La portavoz en el Congreso del partido abertzale, Mertxe Aizpurua, le advirtió de que un referéndum de autodeterminación es algo “lo suficientemente serio” como para que haya un debate “sereno, tranquilo y despacio”, ya que “las prisas son malas consejeras en esta cuestión” y una sobreactuación del independentismo catalán puede ser contraproducente en el objetivo de conseguir una consulta.
Por cierto, que el PSOE acaba de alcanzar un pacto con Bildu para desbancar a UPN de la alcaldía de Pamplona, alianza que al presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, le parece “el pacto más miserable” de los que ha firmado Sánchez, relegando así sorprendentemente a un segundo plano los acuerdos con ERC y Junts. El nuevo alcalde será Joseba Asiron, que ya lo fue entre 2015 y 2019, y pertenece a la nueva generación del partido abertzale distanciada de ETA. En 1998, hace 25 años, con motivo del asesinato por ETA del concejal de Pamplona Tomás Caballero, Asiron firmó, junto a otras 133 personalidades del mundo de la cultura, un manifiesto que condenaba el terrorismo y el “criminal” atentado.
Pero la competición entre ERC y Junts volvió a manifestarse en la comparecencia de Sánchez en el Parlamento Europeo para hacer balance de la presidencia española de turno del Consejo de la UE. El eurodiputado Carles Puigdemont, que horas antes había culpado sobre todo al PP del bloqueo del catalán en la UE, no se resistió a aprovechar la presencia de Sánchez para decirle, en tono moderado, eso sí, que “las oportunidades hay que aprovecharlas cuando ocurren. Si se dejan pasar de largo por miedo o por incapacidad, las consecuencias nunca son agradables”. Sánchez le respondió que va “a seguir promoviendo el uso de las lenguas oficiales” y que la recuperación de la concordia debe hacerse “por las vías de la política, la negociación y la Constitución”.
Sánchez y Puigdemont ni se saludaron, pero este jueves, el secretario general de Junts, Jordi Turull, ya se encargó de desvelar que se prepara una reunión a dos, sin verificador, entre el expresident fugado en Bélgica y el presidente del Gobierno. Sánchez dijo que esa entrevista no estaba en su agenda –donde sí figura su reunión con Aragonès el día 21–, pero no la desmintió, como tampoco lo hicieron fuentes del PSOE, que reconocieron que tarde o temprano se producirá ese encuentro, previsiblemente en Bruselas. El avance de la reunión hecho por Turull es una forma de adquirir protagonismo y marcar la agenda.
Ello se une a que, en esta pugna entre el independentismo, no hay día en que no se provoque un incendio. El que ha desatado la mecha de Míriam Nogueras no es de los menores. El martes por la noche, en el debate en el Congreso de la constitución de las comisiones parlamentarias surgidas de los pactos del PSOE con los independentistas –Operación Cataluña, caso Pegasus y atentado yihadista en la Rambla–, la portavoz de Junts llamó “indecentes” y “franquistas” a jueces y magistrados del Tribunal Supremo como Manuel Marchena, presidente de la Sala Segunda; Carlos Lesmes, expresidente del alto tribunal y del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), y Pablo Llarena, instructor de la causa del procés, entre otros.
“En un país normalizado estos personajes serían cesados y juzgados”, lanzó Nogueras. “Pero en el Reino de España tienen vía libre para seguir retorciendo la ley (…), para acusar a muchos independentistas catalanes de terroristas solo por ser independentistas”, continuó. “En pocos países los jueces pueden hacer política de manera pública y no pasa nada”, remató.
Las palabras exageradas de Nogueras han agravado la crisis entre la judicatura y el Gobierno. El presidente del Supremo suspendió una reunión con el ministro Félix Bolaños y el presidente del CGPJ se alineó con el del alto tribunal. En plena polémica sobre la lawfare (persecución judicial por razones políticas) y con el CGPJ pendiente de renovación desde hace cinco años, ¿qué necesidad tenía Nogueras de echar más leña al fuego? ¡Cuánto cuesta abandonar el cuanto peor, mejor, pese a la ley de amnistía y los pactos beneficiosos para el independentismo!