No es envidiable la situación en que debe encontrarse Alfonso Rodríguez Gómez de Celis (PSOE), vicepresidente primero del Parlamento. Don Alfonso debe de estar meditabundo y retrospectivo. Debe de estar recordando que hace cinco meses retiró la palabra a la diputada Patricia Rueda (Vox) y la obligó a abandonar la tribuna del Parlamento por negarse a retirar de su discurso la palabra 'filoetarras' con la que definía a los miembros de Bildu.

Y a estas alturas es de suponer que don Alfonso se habrá enterado de que siete asesinos de ETA, y 37 cómplices, todos convictos y cumplidas ya sus penas de cárcel, concurren en las listas de Bildu en el País Vasco y Navarra. Entonces, Patricia Rueda tenía razón —se dirá don Alfonso—. Porque no puede haber más confirmación de la amistad (“filía”, en griego) con los asesinos que ponerlos en tus listas electorales y pedir al pueblo el voto para ellos. De manera que al retirarle la palabra a la señora Rueda precisamente en el Parlamento, yo cometí una cacicada. Ostentosa, además.

Sí, es lo que entonces pensamos todos. Desde el nacimiento de la formación era ya evidente la sintonía entre Bildu, dirigido por el ex etarra Otegui, y los veteranos de la disuelta banda terrorista. Estos días, como la revelación de COVITE (Colectivo Víctimas del Terrorismo) sobre esos 44 ex etarras ha levantado mucho eco, y como el apoyo sostenido de Bildu ha sido y sigue siendo imprescindible para el Gobierno --desde la misma moción de censura contra Rajoy a la aprobación de los presupuestos o los asuntos legislativos más decisivos--, los políticos socialistas, que de costumbre gustan de hablar tanto como los demás mortales, curiosamente han sufrido un súbito ataque de mudez e invisibilidad.

A Patxi López, habitualmente tan locuaz e incluso vehemente, sólo se le ha escapado, mientras se daba poco a menos que a la fuga de los micrófonos, que “no me gusta nada” la noticia, lo que es un comentario asaz lacónico. Pero volviendo a Don Alfonso Rodríguez Gómez de Celis: a lo mejor intenta descargarse de culpa diciéndose que, al fin y al cabo, hace ya años que ETA no existe, y que, por tanto, tampoco hay etarras, y por consiguiente no se puede acusar a nadie de ser “filoetarra”. Además de que quienes abandonan las armas, cumplen la pena impuesta por el tribunal y se encauzan en la lucha política, deben ser retribuidos con el respeto a sus derechos democráticos, como el de participar en las instituciones.

Es el argumento que blanden voces de la izquierda en prensa y en las redes sociales, y el sentido de las palabras de la ministra Irene Montero –una política que no pierde ocasión de desbarrar--, cuando reclama “máximo respeto a esas listas democráticas y ajustadas a la legalidad”. (¿Máximo respeto a unos asesinos que ni siquiera han manifestado arrepentimiento de sus crueles hazañas? ¿Por qué? ¿Porque necesitáis sus votos?).

Pero luego don Alfonso, en un rapto de lucidez, se dirá: “En realidad, un asesino, o el cómplice de un asesinato, no deja nunca de serlo in nuce, pues, aunque expíe el crimen dejando saldadas sus cuentas con la Justicia, el vínculo con su víctima es inextinguible, como es irreparable: purgue el crimen o no, se arrepienta o no, el que mata a alguien lo mata para siempre y él mismo es para siempre el matador de una persona concreta, o varias; al serlo ingresa en una categoría particular de la naturaleza humana.

Seguro que don Alfonso llegará a la conclusión de que el hecho de que Bildu presente en sus listas a gente con semejante curriculum vitae, y el hecho de que esos asesinos salgan a la palestra como si nada hubiera pasado, en vez de procurar mantener un perfil bajo y vivir en la mayor discreción, indica por parte de todos ellos una singular dureza emocional y una lacerante carencia de respeto a las víctimas y de sentido estético. --Y todo lo que esto implica –se dirá don Alfonso, cada vez más preocupado— no nos lo sacudimos, como si no tuviéramos nada que ver con ello, guardando silencio o diciendo sencillamente “no me gusta nada” y esperando que pase el chaparrón antes de las próximas elecciones…