Tercer banco que cae en Estados Unidos en dos meses y de nuevo JP Morgan Chase, líder indiscutible de la banca norteamericana, sale al rescate, haciendo de su fortaleza virtud, arañando más cuota de mercado y dejando muy claro quién es el gran banco de Norteamérica. Con un balance ocho veces el de nuestros grandes bancos, cerca de 300.000 empleados en el mundo y un valor en bolsa superior a los 400.000 millones (1,5 veces valor en libros), JPM Chase tiene negocios en todo el mundo, pero también tiene un claro compromiso con su país, como refleja la carta a los accionistas de su consejero delegado en la última memoria anual, documento que merece la pena leer. Ya adelantó 30.000 millones cuando First Republic Bank flojeaba, ahora se ha quedado la mayoría de sus activos y sin duda seguiremos viéndole activo en cuantos tropiezos financieros haya en su país.
La banca norteamericana no se parece mucho a la europea. De entrada, hay multitud de bancos, más de 5.000, algunos realmente locales, otros tremendamente especializados y, en general, con mucha menos regulación y supervisión que en Europa. Es cierto que el susto de Credit Suisse no puede dejarnos indiferentes, pero Suiza no es la zona euro. Y en 2008, tras la quiebra de Lehman, sacamos pecho en España, para luego pedir en 2012 un rescate para varias de nuestras cajas de ahorro con problemas, por lo cual calladitos estaremos mejor. En cualquier caso, parece improbable que un gran banco europeo tenga los mismos problemas que los bancos con problemas norteamericanos, pero no podemos olvidar que el BCE no supervisa ni a los bancos cooperativos ni a las entidades pequeñas. Algún susto podemos tener también en Europa, pero, en principio, sustos acotados a entidades pequeñas, lo mismo que en Estados Unidos.
Signature Bank tenía muchos clientes con exposición a criptomonedas, Silicon Valley invirtió todo su exceso de liquidez, mucho, en deuda soberana norteamericana sin protegerse de posibles pérdidas de valor y First Republic ha caído por la transparencia de la fuga de depósitos. Todos tenían muchos clientes con posiciones no protegidas por su fondo de garantía de depósitos (FDI) y ante el temor de una quiebra sacaron su dinero sin pensárselo. Analizar de manera “forense” lo ocurrido es sencillo, predecir si va a haber más casos, y cuáles, no tanto.
Es curioso que Silicon Valley sobrecumplía los estándares woke tan de moda en California: igualdad, inclusión, diversidad, conciliación… Signature destacaba por su innovación y First Republic era líder en calidad de servicio, mimando a sus acaudalados clientes. De poco les ha servido, el dinero es temeroso y si los clientes ven peligrar sus ahorros huyen de su banco, aunque esté de moda, y se van a bancos más tradicionales y, sobre todo, grandes.
Viendo cómo evolucionan las cotizaciones, ya hay más bancos en peligro: PacWest está perdiendo valor cada día, lo mismo que Western Alliance y algún otro banco regional más. Y lo peor es que si los bajistas ven sangre seguirán presionando al valor hasta que este fin de semana o el que viene caiga otro de estos bancos, la sangría está lejos de terminar. El sistema no se resentirá y los más grandes seguirán creciendo, pero el temor a una crisis bancaria real está ahí.
De estos sustos habrá, ya hay, inversores que pierdan todo el valor de sus acciones, empleos que se destruirán y, sobre todo, vendrá una oleada de más regulación y restricciones al crédito. La Fed no necesitará subir mucho más los tipos porque el mercado se va a autorregular. Muchos analistas predicen no solo una congelación de tipos, sino incluso que es probable que este año comiencen a bajar para evitar un enfriamiento excesivo de la economía.
Destaca, también, cómo los grandes bancos norteamericanos (JPMorgan Chase, Bank Of America, CityGroup…) salen, de momento, muy fortalecidos, algo contraintuitivo en el mercado norteamericano, donde los reguladores siempre tratan de fragmentar la competencia, pero los clientes prefieren la solidez de los grandes a experimentos con su dinero. También es de destacar cómo, en esta vorágine de tipos al alza, Apple ha comenzado a coquetear con la captación de depósitos. Es muy interesante desde el punto de vista intelectual, y una amenaza muy seria para la banca tradicional, cómo la alianza de Apple con Goldman Sachs va dando pasos lentos, pero firmes para crear un banco digital bajo la marca Apple. No será, probablemente, un banco completo, pero puede hacer mucho daño, mucho más que las fintech o startups, a los bancos clásicos, especialmente los pequeños. Y cuando Goldman se mueve es que huele a dinero, por lo que sus colegas de Wall Street algo harán más pronto que tarde con otras grandes marcas o directamente. A seguir, por ejemplo, el desarrollo de Chase en Reino Unido, 100% digital.
Todas las industrias evolucionan en tiempos de crisis. Ahora no estamos en un tiempo de crisis, sino en una permacrisis, en una crisis permanente. Sin duda la banca va a seguir cambiando de manera muy rápida en los próximos años, tanto en Estados Unidos como en Europa. Solo habrá sitio para los muy grandes o para los muy ágiles. Entre estos extremos, la nada.