Carme Forcadell hace lo que todas las abuelitas: encomendarse a la virgen cuando vienen mal dadas, lo hacía hasta la mía, que jamás pisó una iglesia. Si el gobierno catalán no toma medida alguna para paliar los efectos de la sequía, lo suyo es pedirle a la Moreneta que haga llover, pensó la expresidenta del Parlament. De pequeñita, la niña Forcadell le cantaba a la virgen de la Cueva, que llueva, que llueva, los pajaritos cantan, las nubes se levantan, pero eso eran chiquilladas, de adulta ya no cree en esas cosas, ya está en edad de pedírselo a la virgen de Montserrat, que esa sí que sabe. La de la Cueva era una aficionada. Eso sí, en lugar de cantando, esta vez le rogó a la Virgen vía Twitter, que una es abuelita, pero moderna, esperemos que la Virgen tenga cuenta en esta misma red social, como la tenga en Instagram, no se va a enterar del mensaje.

Aunque la Virgen tuviera intención de ayudarnos contra la sequía, se le pasarían las ganas en cuanto observara que, mucho rogarla, mucho rogarla, pero el Govern sigue sin hacer nada, como por otra parte es habitual. La pobre Virgen se encuentra en la misma tesitura que el cristo aquél del chiste de Eugenio, al que un feligrés le iba a rezar cada día para que le tocara la lotería. Tan harto estaba ya el crucificado de oír cada día las mismas peticiones del creyente para que le tocara el Gordo, que al final no tuvo más remedio que hablarle: “Hijo mío, yo ya te ayudaría, de verdad… pero coño, por lo menos compra un décimo, que, si no, me es imposible”. Estamos en las mismas. La virgen de Montserrat también le hablará el día menos pensado a la Forcadell para decirle que, además de rogarle a ella, les ruegue a sus correligionarios políticos que acuerden alguna medida, que, aunque la lluvia caiga del cielo, algo pueden hacer también los humanos desde la tierra contra la sequía.

Forcadell aparte, algunas poblaciones catalanas han sacado en procesión a sus santos para que traigan la lluvia, se conoce que ya no se fían de métodos más científicos que está demostrado que provocan la lluvia, como llevar el coche a lavar. Parece que en Cataluña nos tomamos al pie de la letra lo de mirar arriba para ver si llueve, y por arriba me refiero no a las nubes, sino a todo el santoral que allá en lo alto vela por nosotros, más unos cuantos cristos y no pocas vírgenes, cada una con su nombre.

Hay que comprender a Carme Forcadell. No le iba a pedir la lluvia a la Virgen del Rocío, después de que la ridiculizaran en TV3. Aunque igual la de Montserrat y la del Rocío son amigas, en el cielo hay muchas horas libres y una termina trabando amistad con otra, ya se sabe, que si el niño no me come, que si hay que ver cómo te da el sol a ti, que si ya están por ahí abajo sacándome en procesión, etcétera. Como sean amigas, la virgen de Montserrat nos va a mandar a los catalanes a freír espárragos, lo de meterse con una virgen desde la televisión pública y después rogarle a otra que nos saque de apuros, me da que no es muy buena política.

No sé si Forcadell también le solicitó en su día a la virgen catalana que intercediera en el cielo para que el procés fuera un éxito y Cataluña alcanzara su sueño (suyo de Forcadell) de ser un estado independiente. Si lo hizo, no parece que la Moreneta estuviera muy por la labor. O bien no le interesaba lo más mínimo la secesión catalana, o bien no tiene tanto poder como le supone Forcadell, y en ese caso más vale que empecemos a beber whisky -sin hielo, por supuesto-, porque de agua vamos a ir escasos durante los próximos meses.