No somos conscientes de lo que tenemos hasta que lo perdemos. Y aunque Seat sigue con nosotros, afortunadamente, y con buena salud, hemos perdido muchas otras cosas que nos deberían hacer despertar. Seat es, por derecho propio pero también por la marcha de otras empresas, la primera empresa catalana por facturación y empleo. La que más invierte, la que más exporta, en definitiva el motor industrial de nuestra comunidad autónoma. No solo marcharon muchas empresas en octubre de 2017 y Seat se quedó, sino que Nissan, el otro gran fabricante de coches con sede en Cataluña, está haciendo las maletas para cerrar definitivamente a finales de año mientras Seat confirma su apuesta por el futuro.
Cuando todo el mundo se estruja las meninges para mantener algo de empleo en las tres plantas que va a cerrar Nissan, cuando mantener un puesto de trabajo en cualquier actividad debe ser la prioridad no ya de los gobernantes sino de toda la sociedad, parte de la misma se dedica simple y llanamente a hacer el tonto, alentados por unos gobernantes radicalmente incompetentes. El primer fabricante europeo de automóviles y, temporalmente, segundo mundial, confirma el futuro de la planta de Martorell y, por tanto, del empleo de unos 15.000 empleados directos y más de 100.000 entre indirectos e inducidos.
El sector del automóvil está inmerso en una transformación histórica. El cambio de la tecnología de base del motor, pasando de combustión interna a eléctrico, significa que muchísimas piezas desaparecen y otras se transforman. El coche eléctrico contaminará menos, pero también genera menos empleo. España es el segundo país productor de coches de Europa pero, lamentablemente, no tenemos ningún fabricante cuyas decisiones se tomen en España. Seat es el que más se acerca, pero a pesar de ser una marca integral, la última decisión está en Alemania, en la sede del Grupo.
No podemos olvidar que el 11,8% de la propiedad de Volkswagen pertenece al land de Baja Sajonia y el 31,3% a la familia Porsche y, además, el 50% del Consejo de administración de Volkswagen lo forman representantes de los trabajadores. Pues con este accionariado y en un entorno de reducción drástica de empleo, Volkswagen está decidida a seguir apostando por Seat asignándole un coche eléctrico, o sea, confirmando su viabilidad futura. A cambio, el gobierno de España se compromete a impulsar el coche eléctrico mediante un plan específico y, además, constituyendo conjuntamente con Seat, Iberdrola y Telefónica una planta de baterías haciendo (buen) uso de las ayudas europeas.
La presencia del Jefe del Estado, S.M. el Rey, y del jefe del Gobierno, además de la Ministra de Industria, son una clara muestra del compromiso de España con esta inversión, presencia correspondida por el Presidente Mundial del Grupo Volkswagen. Sin duda un día histórico. Pues los de siempre han tenido que montar el numerito en los alrededores de la planta y quienes nos malgobiernan una vez más no han sabido estar a la altura. Si el acto no merecía la presencia del President y el consejero de Empresa, no se a dónde van a acudir, toda vez que este año se ha suspendido l'aplec del Caragol. A pesar del spoiler cuidadosamente planificado de la Ministra anunciando la planta de baterías, la Generalitat no ha cambiado sus planes y se ha mantenido firme en la absurda pataleta infantil que solo sirve para perjudicar a los trabajadores de Seat y a nuestra más que dañada imagen. Si tras el grito de impotencia del acto de Foment donde participó hasta la “singular” Cámara de Comercio de Barcelona, al igual que Femcat y otras asociaciones proindependencia, y esta bofetada en la cara de su mala gestión no despierta nadie, definitivamente esto no tiene solución.
Es de justicia reprochar a la Generalitat y también al ayuntamiento de Barcelona no hacer absolutamente nada para mejorar la vida de los ciudadanos. La asociación de Seat con Barcelona parece el amor a un maltratador. Ya que los ciudadanos no lo hacemos con la suficiente intensidad, al menos la historia condenará a estos pésimos gobernantes por todo el daño que están haciendo a la economía y a la sociedad a la que deberían servir.
Pero lo más importante hoy es olvidarnos de los necios y dar las gracias a Seat y a su accionista Volkswagen por seguir confiando en la industria catalana y reconocer el gran trabajo realizado por Seat, Iberdrola, Telefónica y el Ministerio de Industria para armar un plan de apoyo convincente al igual que el papel más que sensato de los sindicatos. Danke Dr. Diess